6/8/2016 Rebellion Festival (Blackpool, UK)

Aparte de llegar tarde a todos los eventos, otro de nuestros orgullos es poder contar con colaboradores más allá de nuestras fronteras que nos cuentan qué sucede en el Punk internacional. Sergio se desplazó hasta la Fiesta del Punk, que es el Rebellion Festival, para traeros los detalles más jugosos de un festival en pleno auge. Un solo día lleno de agitación, sorpresas, decepciones y curiosos datos, que podeis leer aqui, en vuestro blog amigo sin necesidad de seguir ningún otro enlace. No perdemos la esperanza de ofreceros, algún día, la crónica de todas y cada una de las bandas que toquen en el festival. Os vais a cagar.

Como buena tradición desde 1996 en el Reino Unido, cuando llega el primer fin de semana de Agosto, una multitud de crestas enfurecidas se apresura a tomar posiciones en el resort de vacaciones de Blackpool para disfrutar de la reencarnación de sus grupos favoritos. El festival se organizó en su día para celebrar los 20 años del nacimiento del Punk. Este año cumplía su propio vigésimo aniversario, así que los organizadores tiraron la casa por la ventana y se trajeron a tocar a prácticamente todos los grupos que en su día marcaron una época y siguen en activo a día de hoy. 7 escenarios y 300 bandas en cuatro días con nombres como Don Letts, Dwarves, Discharge, Descendents, Dictators, Damned o Department S, por centrarnos en las D’s, a parte de organizar actividades como entrevistas, coloquios y exposiciones de arte relacionadas con el género. No era menos de esperar que, por primera vez en su historia, colgaran el cartel de Sold out y fuera todo un éxito.

Esta vez, rompiendo la tradición de los últimos años de subir y zamparme los cuatro días del tirón sin dormir, decidí elegir un sólo día y darlo todo desde primera hora. La elección del día fue complicada pero el Sábado ganó la partida, ya que no había visto la nueva formación de Cockney Rejects y la combinación de Screaming Dead, Pauline Murray y Damned, con la entrevista de John Robb con Jello Biafra prometía bastante. Otra decisión que tomé antes de empezar fue no quedarme a todos los conciertos completos, y aprovechar que el Winter Gardens tiene todos los escenarios a menos de 5 minutos de distancia para poder ver cuantas más bandas mejor. Esto es una ventaja también cuando los grupos no son lo que esperas, salen en chándal al escenario o se dedican a dar sermones y afinar instrumentos entre canciones. Siempre hay otras 6 posibilidades tocando al mismo tiempo.

Para el que no haya estado antes, Blackpool es una pequeña ciudad costera al norte de Inglaterra que tuvo su momento de gloria en los años 50 como lugar de vacaciones familiar, pero que más tarde se convirtió en un agujero infernal plagado de máquinas tragaperras, pubs con las bebidas más baratas del país y sitios para celebrar despedidas de solteros. El caldo de cultivo perfecto para que tenga una larguísima tradición de bandas de Rock en proporción a su tamaño. Glorias locales son, desde Jethro Tull a Robert Smith, pasando por Skrewdriver, The Membranes, o los acojonantes Section 25. Sin embargo, a día de hoy, lo único que salva la ciudad del aburrimiento es una potente comunidad gay, y organizadores como los del Rebellion Festival.

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Walkin’ down del muelle de Blackpool

 

Dicho esto, en realidad el paseo marítimo está genial para visitar. Sobre todo en días como ese Sábado, que hizo soleado y el escenario al aire libre tenía sentido. Paseando por el centro antes de entrar a los conciertos pude ver como este año el público del festival superaba la, ya de por sí altísima, media de edad que había visto en otras ediciones. Nostálgicos de un pasado mejor que algunos vivieron en carne y hueso, y otros simplemente siguieron desde la distancia de seguridad que mantienen los coleccionistas de discos, muy numerosos en estos festivales de viejas glorias.

Bien, son las 2pm y es hora de ver las primeras leyendas del día: Screming Dead en el Pavillion. ¡Mierda! Lo han cancelado porque uno de los miembros del grupo se ha quedado atrapado en un atasco conduciendo hacia Blackpool… Qué desilusión y que bajón para todos los aficionados del Postpunk que nos habíamos congregado allí tan pronto. Notable la presencia de franceses y alemanes entre el público que superaba a los que hablaban inglés en la sala. Lo siguiente fue ir al teatro a ver a Cass Pennant presentar su propia película. El tío se mantiene en buena forma y me gustó lo elegante que quedaron las escenas de violencia, aunque el tirón de la película es justamente ese, ver un montón de hostias y contar una historia de amor entre medias.

 

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Hooligans viendo la vida de otros hooligans: Cass Pennant Film

 

Eran ya las 3pm cuando entramos al escenario principal para ver a Bishops Green. Había escuchado dos de sus discos, pero solo pude reconocer la canción «The Crown» y la verdad que sonaron bien. Tal vez en directo fueron mucho más rápidos que el material que tienen grabado, perdiendo ese toque de Oi ochentero machacon en pos de uno más acelerado. El cantante utilizaba acento británico para cantar, pero luego en seguida lo perdía al hacer comentarios entre canciones, y dejaba claro que son de Vancouver. Me los puedo imaginar perfectamente liandola en un estadio de hockey hielo…

Tras los canadienses nos movimos hacia el escenario de la Opera para ver a London. La Opera House es una pasada ya que tiene un sonido decente y puedes estar confortablemente sentado en butacas grandes. Estuve cuatro o cinco canciones de London pero, sinceramente, no me dijeron nada. La voz del cantante no estaba a la altura y ni con los temazos que tienen en su repertorio consiguieron emocionarme lo más mínimo. Tras esta decepción nos tomamos un descanso para comer y dar una vuelta por la primera planta donde tienen el ‘Spanish Hall’ – una recreación idílica, pero cercana a la realidad, de lo que los británicos piensan que es España – Tenían una exposición de pinturas, fotografía y poemas relacionadas con el Punk. Como otros años, Charlie Harper tenía su espacio donde vendía sus garabatos y dibujos de mininos que hacen las delicias de los coleccionistas. Echamos también un vistazo a la zona de tatuajes, la sección que llaman Yoga Punk, y escuchamos la historia de una pareja que se acababa de casar esa mañana en una de las salas, teniendo de testigos a varios miembros de bandas. De vuelta al escenario principal pudimos ver a otros veteranos formados en Londres, también en el mismo año 1976, pero que se lo hacen mucho mejor: 999. Llegamos con el hit ‘Feeling alright with the crew’ y finalizaron con el supercombo ‘I’m alive’ + ‘Emergency’ + ‘Nasty nasty’ + ‘Homicide’, metiendose en el bolsillo a toda la sala. Si no recuerdo mal comentaron que eran el grupo que más había tocado en el Rebellión, ¡19 de las 20 ediciones! Su cantante y guitarra, Nick Cash estuvo tocando en acústico un poco más tarde, pero no pudimos verlo.

 

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Spanish Hall, o la romántica idea de un inglés acerca de como es la sala de estar del típico español de clase media

 

Desde aquí salimos a tomar un poco el aire al nuevo escenario exterior. Nos perdimos a Gimp Fist que me apetecía ver de nuevo, pero era el turno para un grupo actual londinense: Booze&Glory. Sonaron sensacionales, los había visto otras veces hace unos años y nunca me habían dicho nada. Los discos tienen letras bastante simplonas y futboleras, así que nunca les había prestado mucha atención, pero esta vez se salieron. Que el sitio estuviera hasta la bandera coreando sus temas melódicos ayudó mucho, pero reconozco que no había pillado su royo hasta entonces. El momento fuerte fue cuando tocaron ‘London Skinhead Crew’ y ‘Only fools get caught’. La ecualización del escenario fue perfecta, así que la guitarra que hacía los riffs de los estribillos sonó de lujo y se fundió perfectamente con la voz principal y toda la gente gritando a coro.

Vuelta al escenario principal (Empress Ballroom) para ver a los californianos Channel 3. Me flipó la variedad de estilos que tocan en sus canciones. Igual se hacían un tema de dos minutos de Hardcore acelerado, que un tema royo Clash, etapa Sandinista, que se ponían a hacer Postpunk con la batería a lo Killing Joke. La puesta en escena fue bastante estática, girando todo entorno a la voz del cantante, Mike Magrann. No se hizo pesado de ver en ningún momento pero tampoco deslumbraron. Tuvieron la desventaja de ser comparados con toda la artillería pesada que iba a pasar por ese mismo escenario unas horas después. Antes de ver a esos pesos pesados decidimos darle una oportunidad a las bandas jóvenes y fuimos a un nuevo escenario llamado ‘Rebellion Introducing’, con grupos nuevos de todo el mundo que están empezando, o al menos no son suficientemente conocidos en el Reino Unido para tocar en los escenarios grandes. Elegimos un grupo brasileño llamado Sem Futuro. Estuvieron correctos, y loable que entre canciones hablaran al público en portugués y todo su repertorio fuese estrictamente en la lengua de Camões. Las pintas de metaleros no pegaban mucho, pero el cantante salió al principio con una camisa de fuerza dando brincos, e hizo el mono durante todo el concierto dándole el toque divertido al asunto. La mitad del público lo formaba la numerosa comunidad brasileña que vive en Inglaterra y estuvieron allí en primera fila para animarles. Muy bien por parte del festival por darles la oportunidad a grupos nuevos de darse a conocer compartiendo cartel con grandes nombres.

Turno para la primera entrevista del día: Kenneth Spiers. También conocido como Spizz, o sus doscientas variaciones, ya que tiene la sana costumbre de cambiarse el nombre artístico una vez al año. El entrevistador fue Barry Cain, periodista de Record Mirror desde el ’77 al ’82 y editor de la revista Flexipop. Esta fue una situación curiosa, ya que para mí el entrevistador era mas interesante que el entrevistado… Barry ha escrito reseñas de la mayoría de los discos y conciertos de la primigenia escena Punk londinense, y tiene mil anécdotas en el tintero. Muchas de ellas las cuenta en su recomendable libro ’77 Sulphate Strip’. Pero esta vez el turno de contar historias era para Spizz que salió con unas pintas geniales. Toda la ropa era negra y con una patrón de ojos de gato, uno de sus brazos estaba lleno de pulseras de esos ojos y la otra llena de relojes agolpados uno encima de otro. Por la noche le vi por los pasillos con unas gafas gigantes con linternas en plan Chimo Bayo… Le encanta ser el centro de atención y lleva haciéndolo de forma profesional muchos años. En concreto contaba que lleva queriendo ser el alma de las fiestas desde que se subió al escenario en su natal Birmingham, mientras tocaban Siouxsie and the Banshees y sintió una revelación divina. La entrevista se hizo amena y contó un montón de batallas de cuando se bajo a vivir a Londres y flipó con lo que se cocía por allí en el 77. Un dato curioso que desconocía es que la granadina Palmolive estuvo tocando con Spizz al dejar The Slits. Una pena que Barry no quisiera restarle protagonismo y contara alguna de sus aventuras con los Pistols.

Hora de volver al escenario principal a ver un rato a Chronic Generation. No sé quien queda vivo de la formación original pero se lo hicieron guay. No pude escuchar el ‘Puppets of war’ que es mi favorita, pero tocaron ‘Outlaw’, ‘Breakdown’ y la versión de ‘Jet boy, jet girl’ magistralmente. De vuelta a la Ópera pudimos ver otra de esas reuniones de grupos que solo se dan en el Rebellion. The Wall, oscuro grupo formado en un sitio tan hostil como pudo ser el Sunderland de 1978, pero que tienen el honor de ser la primera banda Punk que tiene un sencillo producido por un Pistol: Steve Jones. De hecho el concierto empezó con ese tema ‘Kiss the Mirror’, que hizo levantarse a todo el público y saltar en el espacio que quedaba entre el escenario y las butacas. Un sonido de guitarras muy contundente, pero sin acelerarse, y la voz combinada con coros. Sonaron muy setenteros. La mejor canción fue su primer single “Suckers”. La puesta en escena perfecta, todos vestidos con camisas negras excepto la bajista, con una camiseta amarillo fosforito y el bajo lleno de cinta aislante blanca. Lo que no molaba era el logotipo que intentaba imitar el de… ¡Iron Maiden!

 

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Allá al fondo esta The Wall. Lo juramos

 

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Podria ser Jilted John o un tio tuyo de Zamora, pero no podiamos obviar ese recinto

 

El siguiente evento era otra reunión especial por el aniversario del Rebellion. El actor de Sheffield, Graham Fellows actuaba con su nombre de guerra en los 70, –Jilted John– en el escenario principal. Este interesante personaje es realmente un comediante que tuvo la fortuna de ir a la escuela de arte de Manchester en el ’78, cuando la escena Punk estaba en plena efervescencia en la ciudad. Toda su carrera la ha dedicado a crear alter egos de su propia persona con diferentes nombres. Uno de ellos fue Jilted John, con el que grabó un hit del mismo nombre, que paseó por los estudios de televisión de la época, incluyendo una aparición muy divertida en el Top of The Pops. El bueno de Graham se las apañó para saltar del sello mancuniano Rabid Records a EMI en unos meses, y de ahí aprovechó el tirón para desarrollar su carrera fulgurante en la televisión como actor y comediante. Eso sí, siempre con un humor ácido y rencoroso de rata de biblioteca, creando constantes personajes nuevos que no le permitieran estancarse en la monotonía de un solo proyecto. De vuelta a los escenarios, este año ha editado sus primeras grabaciones y ensayos en Manchester y Liverpool en un doble LP con Boss Tuneage. Con esta carta de presentación de intelectual era complicado verle salir airoso en un festival de crestas, pero lo consiguió y con nota. Puso en el escenario su logotipo cambiando una letra por un corazón en rojo y no paro de soltar estupideces por el micro sobre amor. Todas las canciones fueron lentas y melódicas, pero su voz de registro cambiante y letras inteligentes se metieron en el bolsillo al público. Salió con una americana llena de chapas y una camiseta con un comic de un grupo friki Cockney de los 70. ¡La venganza Punk de uno de los dependientes de la Fnac de Callao!

 

 

Eran casi las 8pm y llegaba la hora de la verdad. Todo lo anterior no era mas que un calentamiento para lo que fueron las seis horas más complicadas de organizar que he tenido en un festival. Desde aquí hasta las dos de la mañana no había ni un grupo que no quisiera ver en los siete escenarios. Tomar decisiones sobre a quién ver, y cuanto tiempo quedarse, fue un infierno. La primera opción estaba clara, por lo menos. Ir al Arena a ver a The Crack.

El escenario es de los que peor suena del Winter Gardens, pero conseguimos la primera fila y lo pasamos genial. Personalmente fue uno de los que más me gustó del festival, por el ambiente que se creo y lo bien que se les da la interacción con el público, cambiando siempre la forma de tocar los temas en cada concierto y parando si hace falta para que la gente se emocione en los estribillos. Sólo hubo pausas para comentarios graciosos, y se tocaron todos los temazos del tirón: ‘The Glory Boys’, ‘Everybody’s dreaming’, ‘I Caught You Out’, ‘Don’t you ever let me down’, ‘Take me away’ y ‘Don’t Just Sit There’, donde recuerdo que hicieron una parada en pleno climax de la canción para que el batería empezara de nuevo a acelerarse, improvisando incluso el punteo. La emoción me pudo y recuerdo subirme a las barras y darme abrazos amorosos con unos rapados de Buenos Aires que había conocido por la mañana. Son unos maestros en lo que hacen, pero la voz de Steve no estuvo a la altura del resto de la banda. No nos quedamos para ver como se tocaban ‘My World’ que siempre dejan para el final, pero había que apresurarse ya que en ese mismo instante estaban tocando otros pesos pesados en los otros escenarios.

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Nuestro redactor ahogado en el mar de brazos que jaleaba a The Crack

 

Antes de ir al escenario principal nos pasamos a ver tres temas de Pauline Murray en el escenario acústico. Tenía muchas ganas de verla en solitario, ya que con Penetration siempre es un acierto. Salió de impecable negro con una guitarra de doce cuerdas, royo Neofolk. Tocó varias canciones muy oscuras, que quedaron bien para el lugar, pero lo que yo estaba esperando era un teclado por detrás que acompañara y así se pudiera tocar temas como ‘Holocaust’. Lo que sí que tocó en acústico fue el ‘Dream Sequences’ de sus singles de principios de los 80 con las Invisible Girls. Intentaré verla de nuevo con banda la próxima vez.

 

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Pauline Murray apaciguando al pueblo

 

El Empress Ballroom estaba lleno hasta la bandera para recibir a la gloria Californiana Lars Frederiksen y sus The Old Firm Casuals. Sonó muy bien y se nota que tienen muchos discos en el mercado y van rodados. La primera vez que tocaron en Blackpool recuerdo que mucha gente del público llevaba una camiseta del compartido con Last Resort, que era mitad la bandera americana y mitad la Union Jack con el logotipo del grupo, y tuvo que salir gente de Cock Sparrer y el mismísimo Roi Pearce al escenario como señal de apoyo, ya que la imagen que se tenía de panki MTV transformado en rapado era complicada de digerir a este lado del charco. Parece que el carácter y habilidades sociales de Lars, al final se han ganado un hueco en el corazón del publico británico que ya le reconoce la calidad de sus últimas grabaciones. Sonó muy compacto todo, con temas melódicos y otros machacones. Me quedo con ‘Perry Boys’, ‘Butcher’s Banquet’ y el ‘I remain’ donde consigue esa toque mas ochentero, de voz rasgada y dos minutos de duración que hace las delicias de los puristas del género.

Corriendo al escenario exterior para ver Angelic Upstarts. Al igual que el escenario principal, éste también estaba hasta arriba. Era perfecto ya que, si no hubiese habido estos choques de tantos grupos grandes tocando a la vez en escenarios diferentes, hubieran tenido que cortar el paso al Empress Ballroom como ya recuerdo que hicieron con Rancid hace unos años. Llegamos en el momento exacto de los primeros acordes del ‘Solidarity’ y de ahí todos los hits sin parar: ‘Teenage Warning’, ‘Police Opression’, ‘The Murder Of Liddle Towers’ y ‘Woman in disguise’ que recuerde. A los lados del escenario había dos chicas haciendo coros, y en algunas canciones sacaron dos banderas rojas gigantes. Mensi no estuvo muy fino a las voces así que las dos chicas por detrás cubriendo las voces fueron más que necesarias. Llevaban sin tocar mas de diez años en el festival por la enemistad que tiene Mensi con prácticamente el resto de bandas inglesas. Él mismo había declarado que nunca más volvería a tocar en un festival como el Rebellion, y de hecho no desaprovechó ni un minuto entre canciones para echar pestes de un montón de gente. Curioso fue, sin embargo, que Andrew Laing de los Cockney Rejects se subiera a tocar con ellos un par de temas. Polémicas aparte, el concierto estuvo bien y eran unos clásicos que no podían faltar en el cartel. Lo único que eché de menos son temas de mi disco favorito ‘Still from the Heart’. A parte de que fueron el sustituto de FEAR y lo que iba a ser su primer concierto en Europa, esto no es reemplazable por nada.

 

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Angelic Upstarts, en carne y seso. Sobretodo carne

 

De camino hacia el escenario principal paramos en el Pavillion – ¡que también estaba lleno!- a ver un par de temas de Hard Skin, que estaban en ese momento haciendo sus habituales comentarios sobre salchichas y gente obesa, a parte de otro tema cadente que sacaron muchos grupos: el referéndum de permanencia en la Unión Europea. También hicieron comentarios despectivos sobre Mensi y Old Firm Casuals. Estaría genial ver una pelea en el ring entre Mensi y Fat Bob y el que gane contra Lars…. Como niños de parvulario, quieren siempre quedar uno por encima del otro pero al final todos comparten el mismo público.

Echamos un vistazo rápido en el Arena a los Newtown Neurotics pero no me dijeron mucho así que fuimos a tomar posiciones en primera fila del Empress Ballroom para ver a Cockney Rejects. Era uno de los platos fuertes del día ya que estrenaban bajista: Vince Riordan. Realmente no es nuevo ya que tocó con ellos entre el 79 y el 84, antes de desaparecer y reaparecer ahora justo cuando más le necesitaban. Para ponernos en situación, el Octubre pasado falleció el anterior bajista Tony Van Frater, y los hermanos Geggus sacaron un comunicado donde disolvían el grupo definitivamente. Meses después aparecen con Vince en un video, con su tradicional estilo pandillero rodeados de sus amiguetes, y dicen que se van a volver a juntar por su gente. Aparecen en el 100Club como parte del aniversario del Punk en Londres, e incluso tocan en la fiesta de despedida del estadio del West Ham delante de 35,000 personas. Evidentemente iban preparados y dispararon su furia en Blackpool. Fue la mejor de las veces que les he visto, pura apología a la violencia en las gradas desde el primer tema. Estaban tan arriba que Jeff se permitió lujos como decir que ellos son los padrinos de toda la movida Oi y nunca se venderían como otros. Claramente se comieron al resto de grupos en ese escenario tocando sólo temas de sus tres primeros discos (Greatests hits 1&2 y The Power and the glory) arracando con ‘Someone like you’. Le dedicaron a Tony el ‘The Power and the glory’, y cuando Jeff abrió los brazos al comienzo de la canción fue como si se le apareciera el mesías. Se le hinchó la vena en la frente y empezó a dar patadas voladoras, saltos, su habituales movimientos de boxeo y ya sin parar todo el concierto animando al público y corriendo de un lado para otro como si la hinchada del equipo rival estuviera allí mismo esperándole… Mi momento favorito fue cuando tocaron el ‘On the streets again’, y desde ahí enlazaron con todos los hits: ‘Bad Man’, ‘The Greatest Cockney Rip Off’, ‘War on the terraces’, ‘Police Car’ y ‘Oi Oi Oi’ para finalizar. El ambiente fue genial, de total comunión con el público. Recuerdo ver a todos sus más acérrimos seguidores en primera fila dándolo todo. Uno de ellos estuvo la hora y pico del concierto con la posición cruzada de los brazos y los dos puños en alto imitando los martillos del West Ham. Sin duda arrastran a las multitudes del Este de Londres y más allá, ya que todo vándalo dominguero, aficionado al género de cualquier equipo de tercera, estaba también allí para verles.

Mientras los Cock Sparrer se preparaban para salir en el mismo escenario, fui a echarle un vistazo al acústico de Henry Cluney. Llegué justo a tiempo de pillar alguno de los clásicos de Stiff Little Fingers que toca en su repertorio. El escenario acústico estaba lleno de sus más fervientes seguidores coreando con la cerveza en la mano el ‘Alternative Ulster’. Aún así no me deje arrastrar por la emoción y volví a la primera fila del Empress Ballroom para ver la introducción de Cock Sparrer con el órgano, la canción chorra y el ‘Riot Squad’. Creo que es el grupo que menos cambia el orden de las canciones. Siempre tocan las mismas en el mismo orden, y debe ser complicado hacer el listado ya que son todo éxitos. No voy a comentar mucho ya que siempre hacen el mismo show pero, por supuesto, fue un lujo disfrutarlo. Quisieron hacer un especial de su trayectoria y entre canciones enseñaron algunos montajes fotográficos de sus primeros años y contaron algunas anécdotas. Un momento gracioso fue cuando enseñaron una foto de mediados de los 70, y le añadieron en un lateral una foto del guitarra mas joven, que era… ¡un bebé por entonces! Me hubiese encantado quedarme para ver cual era su comentario jocoso antes de tocar el ‘England belongs to me’ tras el resultado del referéndum, pero salimos corriendo hacia el escenario exterior donde nos esperaba el mejor concierto de la noche: The Damned.

 

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The Damned, mucho genio y más figura

 

Eso sí, no desaprovechamos la ocasión de echar un vistazo a ver qué tal se lo estaban haciendo One Way System en el Arena. Fue una imagen terrorífica: un tío vestido con pantalones cortos de baloncesto y botas militares de veinte agujeros postureando con el micrófono con la típica voz de come-magdalenas. Claramente no era el cantante original y sonaba fatal. El tema y poco que escuchamos fue Hardcore a toda velocidad, que ni de lejos se parecía al disco que tengo de ellos con la compilación de singles que sacó Cherry Red hace años. Lo de las pintas chandaleras americanas fue desolador. No he visto vídeos actuales, pero los que recuerdo de la época sonaban menos acelerados y salían maqueados de cuero, o al menos con vaqueros y cresta. Salimos de aquel infierno y aterrizamos en el Tower St Arena para tocar el paraíso y contemplar el final de ‘Anti-pope’. Tras este, la primera parte de ‘The history of the world’ del Black Album y desde ahí enlazaron con todo temas de su primera época ‘New Rose’, ‘Neat Neat Neat’, ‘Nasty’ y una versión alargada del ‘Smash it up’. Una maravilla como sonó aquello. Venían cargados de energía después de haberse dado un baño de multitudes en el Albert Hall en Mayo, y tener preparada la gira de su 40 aniversario. Este concierto se lo tomaron muy en serio ya que sabían que eran los cabezas de cartel del día fuerte. Captain Sensible tuvo sus momentos para hacer el payaso entre canciones y Monty Oxymoron no dejó de hacer su baile nervioso, pero todos tocaron coordinados, moderadamente sobrios y sin parar. Dave, por supuesto que impecable con su voz, y a la vez disfrutando del momento. Stu salió con un peto fluorescente como si fuera… ¡un operario reparando el escenario! Todo a su estilo gracioso. Vanian vestido de impecable negro con guantes de cuero, micrófono años 50 y gafas de sol, dándolo todo. Ni que decir tiene que el pogo fue brutal desde el New Rose, e incluso los otros artistas que estaban en la parte lateral del escenario se unieron a la fiesta con los últimos temas, mientras la torre de Blackpool se iluminaba en lo alto. Para mí, siguen siendo la banda en activo más grande de esta época.

Medianoche, y todavía con la carne de gallina por los Damned, nos pasamos a escuchar qué tenía que contarnos Jello Biafra. De nuevo, una entrevista en la Opera que chocaba con otros conciertos pero estaba hasta la bandera. El entrevistador era John Robb así que prometía mucho. Sin ningún tipo de introducción John dejó que el invitado se sentara en el sofá, sonrió, y con una voz ronca soltó ‘So… Donald Trump!’. Al lío vamos. Esto comenzó una conversación sobre política donde Jello habló de como está el patio por las Américas y dio su visión como activista en el partido verde. Después saltaron a hablar de su trayectoria en el mundo musical desde sus inicios, con la colección de discos paterna, hasta como gestionó el sello Alternative Tentacles. Domina la palabra, como se puede comprobar en la mayoría de las letras de Dead Kennedys, y lleva años dedicándose profesionalmente al spoken word, así que fue un placer escucharle. John estuvo muy bien también, sobre todo cuando Jello elogió a las bandas inglesas, y el le paró comentando que la escena americana ha sido siempre muy potente. La química fluyó entre los dos durante toda la conversación y no fue, como esperaba, un monólogo de Jello.

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Jello ejerciendo su tarea favorita: la cháchara

 

Aun así, tras media hora y cuando entraron ya en detalles triviales decidí salir a ver a Special Duties que estaban tocando en el Arena. Otra vez, a excepción de The Crack, todos los grupos que sonaron allí no estaban bien ecualizados y el sonido se dispersaba ya que la sala tiene un techo altísimo, por lo que era una bola de ruido continua. Esto no hizo justicia a los de Essex que, a pesar de darlo todo en el escenario, sonaron mal. Tocaron ‘Violent Society’ y ‘Colchester Council’ del primer single y su mítico ‘Bullshit Crass’. Cosas del destino, o tal vez de las perversas mentes que cuadran los horarios en el Rebellion: ¡Steve Ignorant estaba tocando en ese mismo momento en la sala de al lado junto a los irlandeses Paranoid Visions!

El penúltimo grupo que vimos esa noche fue en el escenario principal: John Rossall, miembro fundador de la Glitter Band. Un dinosaurio del Glam Rock que estuvo acompañando al polémico Gary Glitter en su momento de gloria a mediados de los 70. Ni siquiera tiene los derechos del nombre del grupo y gira con su propio nombre tocando los hits de su anterior banda. A decir verdad me gustó bastante y la banda que llevaba eran todos músicos profesionales vestidos con chaquetas de purpurina, donde destacaba el saxofonista. Solo pude reconocer la versión que se hizo del ‘Rock and Roll part 1’ de Gary Glitter pero los demás temas estuvieron a la altura.

Después del momento de relax Glam, saqué algo de fuerza para meterme en el último pogo con los belgas Funeral Dress. Debían ser las 2 de la mañana pero todavía quedaba gente joven dándolo todo, mezclada con cincuentones durmiendo plácidamente en las moquetas de todas las salas del recinto. Estos grandullones, de vez en cuando se despertaban, movían la cabeza al son de la música, balbuceaban un ‘fuck off’, y tal cual volvían a caer redondos. Funeral Dress tienen un montón de hits que hicieron las delicias de la chavalería como ‘Belgium’s burning’ o ‘I’m in love with Oi’, donde soltaron el típico discurso de la “unidad punks&skins”, al que yo nunca he encontrado mucho sentido. Y en su caso menos, ya que no puede presumir precisamente de tener muchos calvos entre sus seguidores, como se podía ver entre el público. Terminaron con la coreable ‘Free beer for the punx’ como broche de oro. Cerraron el recinto pero, con la adrenalina todavía a flor de piel de lo que acabábamos de presenciar, continuamos en las fiestas post conciertos que todos los años organizan en varios pubs y clubs de la zona. Siempre se dejan caer muchos de los artistas más propensos a la interacción con su público, y es el lugar preferido de muchos de los que vienen de lejos para socializar con sus semejantes, más que para hacerse una maratón de grupos como suele ser mi caso.

En resumen, fue un día completo por la cantidad de actividades organizadas e increíble en cuanto al nivel de grupos que tocaron. Muchos de los grupos comentaban a posteriori en el pub, que este año todos querían tener su hueco en el cartel, por lo que la organización no pudo pagarlo y muchos grupos de cierto nombre tocaron sin caché sólo por estar en tan selecta lista de invitados en el aniversario. Parte de la magia del festival reside el lugar donde se organiza. Si esto tuviera lugar en Londres, sería ya pasto de masas en varios escenarios al aire libre, sin embargo sigue teniendo ese regusto de grupo de amigos que montan algo para un público concreto, donde todos se conocen.

La expansión de traer grandes grupos americanos no ha supuesto, como era de esperar, que las reuniones de viejas glorias británicas dejen de ser el principal aliciente. Tal vez algún grupo australiano no hubiese estado de más. Algo tipo Marching Orders, que han tocado anteriormente, y ya de paso continuar con su acercamiento a sonidos más Postpunk trayendo a Ikon en el mismo avión desde Melbourne… Me imagino que tiene que ser una pesadilla para los organizadores cuadrar el cartel cada año, pero al final todos quedamos más que satisfechos con el resultado. Un diez para los que se lo han currado, y ¡que dure otros veinte años!

Sergio CGB.

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