Al fin tenemos el relato de lo ocurrido el día grande del festival de festivales, por boca y pluma de nuestro más intrépido y anglófilo corresponsal, Sergio CGB. No pierdan detalle de lo que se cuece en las altas esferas del club Bilderberg del Punk internacional.
Una vez más la playa de Blackpool, con su versión autóctona de la torre Eiffel, fue el marco perfecto para el festival más esperado del año en cuanto a celebrar el Punk se refiere. Esta vez no han tirado la casa por la ventana pagando cachés a toda leyenda que quisiera volver como el año pasado, pero si que había varios atractivos. El primero, varias bandas raras británicas que no habían tocado antes; el segundo, grandes nombres americanos para el cartel de jueves que hacen las delicias de los adolescentes; y el tercero, varias interesantes entrevistas en el Spanish Hall. Volví a elegir asistir un solo día: el sábado. Este año sin embargo el domingo traía a los Skids, Lene Lovich y las entrevistas con Jah Wobble y Alvin Gibbs. En todo caso, mi obligación moral de los domingos con la iglesia católica forzó la decisión.
Nada más ponernos las pulseras nos dimos una vuelta por los puestos. Casi todos los años son los mismos, pero siempre hay alguna ganga en discos o libros. Lo que sí que noté que ha cambiado mucho, son los accesorios: hay un montón de nuevas tiendas que normalmente venden online pero que para el Rebellion traen toda su mercancía, sobre todo chapas y parches raros. Una vez saciados nuestros impulsos consumistas, fuimos a ver un grupo que predica justo lo contrario. Entramos en el Pavillion para ver a A.O.A., el grupo hermano de Oi Polloi, también de Edinburgh, ya que quería escuchar esa introducción de guitarras del tema ‘Who are they trying to con?’ que siempre me ha molado. No sé cuánto tiempo llevan reunidos con esta formación, pero aquello no sonó al Anarcho Punk ’82 que estaba esperando… Así que salimos escopetados de aquel infierno de guitarras metaleras. Pasamos al Empress Ballroom para ver un rato a Los Fastidios. Aunque sólo sea por el valor de llevar desde el año ’91 haciendo pachangueo político en un lugar como Verona, merecían un poco de atención. Sonaron bien y tuvieron bastante público para empezar a las 2pm. Son habituales del Rebellion y uno de los pocos grupos que sin cantar sus temas en inglés siempre repiten.


Tras los italianos, pasamos al escenario pequeño donde tocan grupos nuevos, o por lo menos, sin mucho seguimiento. Pudimos ver un rato a los madrileños 13 Bats que consiguieron arrastrar un buen número de seguidores. Me gustaron bastante, con su característico contrabajo imitando la etiqueta de una botella de güisqui y sus pintas chulas. Los siguientes en la lista eran los londinenses 999 que nunca fallan a su cita en el escenario principal. Lleno hasta la bandera a las tres de la tarde, tuvimos que subir a la parte de arriba de las gradas para poder ver algo. Tienen un repertorio de temazos que más quisieran tener la mayoría de los grupos del ’76. Tocaron casi todos los singles ‘I’m alive’, ‘Nasty nasty’, ‘Emergency’, ‘Homicide’, etc… Me gustó como quedó el fondo del escenario y los juegos de luces todo en rojo con el logotipo del grupo que apenas cambió, dando una sensación infernal.
Los siguientes, en el mismo escenario, fueron Infa Riot a los que la ecualización del sonido no favoreció. Tocaron todas las famosas: ‘Still out of order’, ‘We outnumber you’, ‘Five Minute Fashion’ o ‘Emergency’. No los vimos terminar ya que quería ver a los sicilianos afincados en London, Blatoidea. Llegamos con el concierto empezado y estuvo curioso su sonido machacón GBH, guitarras de flecha y pintas royo The Casualties. Confieso que fui a verlos mayormente porque me gustaron sus videoclips haciendo guiños a las pelis americanas de serie B. En concreto, ‘Social collapse’, donde sale el grupo tocando para sus colegas todos muy pintosos con crestas y de repente cuatro cucarachas gigantes invaden la sala y matan a todos. Esperaba que hicieran algún tipo de teatro también en el escenario, pero no fue así. Sin mucho tiempo para descansar salimos al escenario exterior, que este año estaba en la antigua zona de fumadores rebautizado como Casbah stage. Pudimos tomar primeras filas para ver el especial de Steve Ignorant con Paranoid Visions 1997-2017 que esperaba ser un repaso por la discografía de Crass. Y así fue, empezaron con una introducción de una voz de radio que no pude reconocer, y del tirón con ‘Do they owe us a living?’ que enloqueció al público, reconocí ‘Big A little A’, ‘So what’, ‘Banned from the Roxy’ de Crass, y ‘Berkshire cunt’ de su etapa con Conflict. A los coros estaba la cantante de Paranoid Visions que sin ser Eve Libertine o Joy De Vivre, dio el pego. La zona estaba abarrotada de público hasta atrás del todo, no cabía ni un alfiler, pero tampoco hubo un pogo bestial como podría imaginarse. La mayoría del público eran puretas que siguen teniendo a Crass en un altar. Personalmente también creo que fueron un punto y aparte en el Punk e, irónicamente, representaron justo lo contrario que muchos de los descerebrados borrachos que les estaban jaleando.


Llegamos al Pavillion para escuchar parte de la entrevista de Barry Cain a Glen Matlock, donde tampoco dijo mucho, a parte de la música que escuchaba de pequeño y alguna anécdota sobre otros músicos. En seguida se enfundó su guitarra electroacústica y tocó hasta el final, por lo que lo de la entrevista era más una introducción que un especial como estaba anunciado. No era la primera vez que tocaba en el festival y, aunque la sala es pequeña ni siquiera estaba llena, ya que tenía que competir con Gimp Fist, Not Sensibles y Steve Ignorant al mismo tiempo. Curioso cuanto menos que la noche anterior Paul Cook con sus Professionals abarrotara la ópera, y Glen Matlock no fuera capaz de meter ni la mitad en el escenario pequeño. Se tocó el ‘God Save the Queen’ en acústico, pero no abuso de otros temas de los Pistols, por lo que estuvo correcto. Tocó mi tema favorito ‘Somewhere, somehow’, lo que me hizo derramar la primera lagrimilla del día. Después de un descanso para comer, entramos al Spanish Hall para escuchar una entrevista de John Robb a Jordan Mooney. Fue muy interesante, como cabía esperar. Contó anécdotas de su paso por la tienda SEX con Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, sus aventuras con los Pistols, Adam Ant y cómo ve hoy en día la escena musical. La verdad que John Robb se merece una palmadita en la espalda por lo bien que se prepara las entrevistas, y la cantidad de eventos que está organizando en festivales de literatura o relacionados con el Punk.

Son casi las 8 de la tarde y empiezan los choques de pesos pesados en los siete escenarios. Tras una pasada rápida para ver como se lo hacían Anti-nowhere League, y ver al Animal en su hábitat natural y con su uniforme completo, nos fuimos al escenario de la ópera para ver a Department S. Era el único concierto de Post Punk que había ese día y dejaron el pabellón bien alto. Tocaron clásicos como ‘Going left right’ o ‘Is Vic there?’, su nuevo hit ‘When All Is Said and All Is Done’, y el ‘Sonic Reducer’ de Dead Boys. Pintas impecables con el cantante totalmente estático de traje, corbata y gemelos. Guitarra y bajista con gafas de sol, camisas mitad rojas mitad negras y el batería de negro total dándolo todo. Lo pasé en grande, aunque no eran realmente miembros originales. El actual cantante fue teclista por un año en los ochenta y siguió dándoles la tabarra para reformar el grupo. ya que su cantante original, Vaughn Toulouse, murió de sida en los 90. El resto de los miembros originales dejaron el grupo hace tres años tras sacar un par de discos tras su reunión en los 2000s.
Cuando terminaron, pudimos pasar un rato a ver un par de temas de The Glory en el Arena. Disfrazados de drugos y con canciones con títulos tan originales como ‘England’s glory’, no me dijeron nada. De vuelta a la ópera nos esperaban los mancunianos The Drones. Se tocaron el disco ‘Further Temptations’ completo. Lo dieron todo desde el principio, incluso bajándose al público e interactuando entre ellos. No dieron tregua entre canción y canción, y llevaban bien preparado el set ganándose a la sala. Lo que eché de menos fue la voz más nasal con la que grabaron el disco con el cantante original. Ahora es grave y agresiva. Esto, junto al teclado e introducciones largas y oscuras les distinguía del resto de grupos de Manchester. Ahora suenan más uniformes. Volvimos al Arena pensando que íbamos a presenciar un baño de multitudes pasándoselo pipa con The Crack, pero no fue así. Llegamos al tercer tema y me sorprendió que el cantante estuviera afónico… ¡Y acababan de empezar! Steve Jones normalmente lo hace genial en los temas, parando y jugando con la interacción del público, pero ese día bastante tuvo con no equivocarse en los acordes. Incluso se les fue en el momento cumbre del tema ‘Glory Boys’. Curioso que su guitarrista llevara una camiseta del grupo de Post Punk Screaming Dead. No fue un desastre total, pero esperaba bastante de ellos después de su actuación del año pasado. Nos fuimos sin escuchar el ‘My World’.

Entramos en el escenario acústico que es básicamente un pub grande de estilo británico, todo de madera con sillas, y un pequeño escenario en el centro, que se ve bien desde cualquier lugar. El siguiente en tocar era el carismático Wayne Barrett, cantante de Slaughter and the Dogs. Anunciado como ‘and friends’ no pude reconocer a ninguno de sus invitados. Se hizo varias versiones en un ambiente íntimo, haciendo alguna broma entre canciones, pero sin desfasar demasiado. Salió con sus mejores pintas sesenteras: fular, chaleco negro y camisa blanca, con el pelo azul y algunas chapas. Dos chicas se subieron para cantar ‘Perfect Day’ de Lou Reed, pero mayormente tocó con un chico a la guitarra que le acompañó haciendo coros. El mejor momento fue cuando tocó el tema ‘I’m not your steppin’ stone’, popularizado por The Monkees en los sesenta. Se le veía emocionado y, en vez de hacer una actuación caótica o soltar sobradas por el micrófono como de costumbre, prefirió hacer un homenaje a los grupos de los sesenta que más le han influenciado.
La siguiente parada era de nuevo el Arena, para ver otro grupo de Oi! Inglés. Resistance 77 son habituales del Rebellion y esta vez se lo hicieron muy bien. Normalmente su cantante habla bastante entre canciones, pero esta vez tocaron del tirón, sin parar. Miembros originales quedan el cantante Oddy, y el bajista Kieron, de la formación del ’79. Oddy esta siempre en forma, a pesar su edad, y esta vez no paró de dar patadas voladoras y puñetazos al aire durante el show, hasta romper el botón delantero de una ceñida camisa sesentera. Tocaron muchos temas de Oi! machacón ochentero como ‘Fear on the street’ o ‘Thoroughbred Men’, combinados con sus canciones más melódicas como ‘Pass me the bottle’. Cayó también su canción dedicada a Nottingham que, según Oddy, llevaban sin tocarla desde los 80. No escuché su tema ‘Far Away’ que me gusta bastante, y tampoco nos quedamos para ver la inevitable invasión de escenario cuando todo el mundo mantiene el espíritu de Jorgito en sus corazones.
Nos apresuramos al Pavillion donde ya habían empezado los londinenses Guitar Gangsters. Los amantes del pasteleo Punk, entre los que me incluyo, tuvimos una buena ración de fresa y nata. Sonaron impresionantes tocando muchos de sus hits: ‘Undefeated’, ‘Nowhere to nowhere’ o ‘Class of 76’. Melodía y estribillos pegadizos, con unas pintas cojonudas, con camisas negras y dando saltos sin parar. Comentaron que llevaban un nuevo batería para este concierto, y ni se notó ya que iban muy compenetrados. No pude quedarme por si tocaban mi tema favorito ‘Radio Shakedown’ ya que nos estaban esperando The Shapes en la ópera. Intenté ver cuantos más grupos mejor, pero se hacía ya muy complicado a esta hora del sábado poder encajar por lo menos seis o siete temas de cada banda, ya que no había grupo que no quisiera ver en los siete escenarios desde las 9pm. Llegamos para el último tema y, aunque no es suficiente para opinar sobre la música, las pintas y el royo que llevaban, molaban. El bajista con un Rickenbacker, un chaleco con una camisa de rayas tipo Wally y un sombrero con gafas de aviador, el batería con una camisa de Batman, el guitarra royo sesentero con camisas de colores, chaleco y gafas de sol, y el cantante disfrazado de mimo andrógino con una gorra parisina y una camisa larga que le servía de falda, donde había serigrafiado el logotipo del grupo y varios caracteres chinos. Seymour Bybuss, su cantante, se dedico a seguir su rol como mimo durante toda la canción. Me imagino que tuvo que ser una pasada el concierto y espero volver a tener la oportunidad de verles.
Los siguientes en el escenario de la ópera fueron las leyendas de Belfast, The Outcasts. Su cantante salió diciendo que era Feargal Sharkey, y que el siguiente tema se llamaba… ¡Teenage Kicks! Toda una declaración de intenciones, ya que se dedicó a hacer bromas y reírse de sí mismo sin parar con su marcado acento norirlandés. Aunque la primera canción que tocaron fue el ‘1969’ de los Stooges, no se dejaron ninguno de sus hits: ‘Self-conscious over you’, ‘Just another teenage rebel’ o ‘Frustration’. Sonido Belfast con la guitarra con distorsión limpia, y muy divertido. De camino al Pavillion un informador nos sugirió que fuéramos a ver a The Agitators, ya que era su concierto de despedida. Picamos el anzuelo y así hicimos. Nos pasamos por el Arena para ver un par de canciones de los belgas. Su sonido noventero no me dijo nada, pero la sala estaba llena coreando sus temas. Yo solo controlo su último disco en Contra Records. Finalmente llegamos al Pavillion para ver a los madrileños Rude Pride. Admito que no les conocía hasta un par de semanas antes del festival cuando vi los videoclips que tienen en youtube tocando en descampados llenos de graffitis. Me encantaron los temas que tienen con el teclado, pero en este caso iban con dos guitarras y sin teclado. El bajista es claramente el que se lleva la palma haciendo todo tipo de filigranas en los parones. Lo dieron todo en un directo muy energético de Oi! melódico en inglés, que terminaron con una pulida versión del ‘New Age’ de Blitz. No sé de qué parte de Madrid han salido, pero son una gran promesa y espero con ansia el nuevo disco que van a sacar en los próximos meses.

No había tiempo que perder, así que salimos disparados para tomar posiciones en el Empress Ballroom para ver a Sham 69. Eran los cabezas de cartel ese día, por lo que estaba a reventar. Tras todos los problemas con la formación original que tuvieron en 2006, salieron al escenario Jimmy Pursey, Dave Parsons y Dave Tregunna junto al batería Robin Guy. Lidiar con el pequeño Jimmy debe ser un caso y, después de todo lo que ha soltado por la boca sobre el festival, verle allí fue un milagro. Mereció la pena que se tragara todas sus palabras y lo diera todo esa noche. Fue el mejor directo del escenario principal. Es un gran líder y se ganó al público enseguida. No paró de echar agua desde el escenario y salió con su atuendo habitual. Soltaron ‘I don’t wanna’, ‘Ulster’, ‘Tell us the truth’, entre otras, antes de tocar la que hizo estallar el teatro: ‘Borstal Breakout’. Fue una pasada y espero que algún día la organización tenga pasta, y se pague una reunión de los Sham Pistols para cerrar el ciclo de reuniones legendarias. No nos quedamos a los bises ya que quería ver a The Defects en el Arena. Los de Belfast sonaron muy rápidos y la voz del cantante no tenía mucha relación con los discos. Aun así, los temas melódicos sí que me gustaron y había bastante gente, teniendo en cuenta que coincidían con otros grupos más importantes.
La traca final del día estaba por llegar en la ópera. Tomamos posiciones en cómodas butacas, ya que el cansancio hacía mella. Se podían ver algunas crestas de colores ya roncando en los asientos de atrás, pero aun así, no estaba lleno para ser el concierto especial del día. Pasada la medianoche salía uno de los grupos más resultones de la New Wave británica. The Vapors, desde Guildford, que tuvieron la fortuna de ser apadrinados por los Jam en su época, grabaron dos discazos con letras inteligentes y sonido Revival Mod, pero sin encasillarse en cuanto a estética. No tenían que hacer mucho para salir airosos, con tocar los temas bien ya tenían ganada la gloria. Y así hicieron. Una puesta en escena estática, pintas correctas y pocos comentarios entre canciones. Jersey a rayas, camiseta de Batman y un bajista zurdo con un Rickenbacker, fórmula ganadora. Cayeron ‘Live at the Marquee’, ‘Waiting for the weekend’, ‘Jimmie Jones’ dedicada al reverendo Jim Jones, ‘Letter from Hiro’, ‘Bunkers’ y su todo poderoso número uno ‘Turning Japanese’. No tocaron sin embargo ‘Silver Machines’, mi favorita . La mayoría de las letras tienen dobles significados, juegos de palabras como ‘New Clear Days’, o referencias oscuras, aunque la música sea pasteleo Power Pop. Sin embargo, no se comieron nada con el grupo en su época, y tuvieron que separarse en el ’82. Sus componentes siguieron carreras profesionales jugosamente rentables, como Derecho o trabajar de director de producción para la BBC, por lo que no necesitaban para nada volverse a juntar. Un 9.5 para los de Surrey que hicieron que se me saltaran las lágrimas por segunda vez.
Quería que los Vapors fueran la última memoria que tuviera del día, pero no pude resistir la tentación de pasarme un rato por los escenarios donde todavía estaban tocando, cuando estaban a punto de dar las 2am. The Violators en el Arena fue una visión terrorífica. Venía con la romántica idea de sus fotos promocionales posando en la nieve en los 80’s, con esas voces angelicales y las pintas… ese halo de misterio por ser de New Mills, como los Blitz… Tocaron ‘Gangland’ y los dos cantantes no pararon de desafinar, todo lo contario que en sus discos. También pasamos a ver un tema de los Fang en el Pavillion, pero ya no había nada que hacer, Vapors se habían coronado como estrellas de la noche junto a Sham 69, y no quedaba más que rascar.
Como comentario final decir que la afluencia de público fue grande, a pesar de que el cartel era más flojo que el año pasado. Es una cita ineludible para muchos y la verdad que se pasa genial viendo cantidad de grupos y socializando en los pasillos. El escenario Casbah sonó mejor que el del año pasado al aire libre, y el Pavillion, con las lonas colgando del techo para reducir el efecto rebote, mejoró mucho el sonido. La organización toma nota de posibles mejoras, y se nota cada año. ¡Deseando ver cuáles son las sorpresas para el 2018!
Sergio CGB.