Tras largos meses de silencio y desaparecidos de escenarios, conciertos y carteles, R.O.B.O ha vuelto con un disco bajo el brazo. A pesar de llevar grabado desde noviembre de 2016, no ha sido hasta ahora, las últimas semanas de marzo de 2018 cuando ha visto la luz este plástico que llega como una ráfaga de aire a 45 revoluciones por minuto.
Un largo breve, intenso y veloz que despacha en algo menos de veinte minutos diez temas que le cantan a la negación, el fracaso, la frustración, el desengaño y apatía de la vida. Una realidad que vibra en los dientes y que se agita en la cabeza en cada estrofa, pero son sin duda los estribillos de las canciones los que te acompañarán en bucle cuando el disco haya terminado.
Este disco es como un grito de extinción en medio de un salto al vacío. Una oda a la maldición, a esos mil demonios que te roban el genio cuando todo sale mal. Una exhalación de angustia y bilis con la que asfixiar la rutina a base de riffs y un contundente ritmo de caja y platillo que te impedirá pensar en nada más.
Una caída sin control como el hombre lobo que ilustra la portada no es casual. Tanto para los miembros de la banda como para el oyente, en lugar de una luna llena, es este disco lo que nos transforma en monstruos. Licántropos del Punk, que sacan su lado más salvaje y que nos devora por dentro.
Disco patrocinado por La Negra.
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