24/2/2018 London Rebellion

Sábado 24 de febrero. Soleada pero gélida tarde de invierno en el norte de London. El día más importante del año 2018 para los cabezas rapadas ingleses. Al salir de la estación de Kentish Town uno se encuentra con una marabunta de cazadoras bomber agolpada en los pubs de la zona. Algunos van ya tan cocidos que solo llevan camisetas de manga corta o polos. El caso es lucir emblemas, tatuajes, etc… El cartel es muy especial y, como en otros eventos británicos, hoy no importa si llevas a Rudolf Hess tatuado en el codo o el escudo del Tottenham en toda la espalda. Da igual el motivo por el que te lijaste la cabeza hace décadas, hoy es día de portarse bien y cantar himnos Oi todos juntitos. El lugar elegido está a la altura: London Forum, un teatro estilo Art Decó de los años 30 con capacidad para 2,500 personas. Y el aforo está completo desde hace semanas. Prometía bastante y no decepcionó.

Llegué bastante tarde para ser un all dayer y me perdí Grade 2 que son una banda de Contra Records, originarios de la exótica isla de Wight; The Crack, que según me comentaron no estuvieron a la altura del resto; y la mayor parte del repertorio de Dirt Box Disco. No conocía a estos últimos y al entrar me sorprendió gratamente ver sobre el escenario a cinco tíos disfrazados haciendo el mono y pasándoselo bien. El guitarra captaba toda la atención de las cámaras ya que iba en calzoncillos con un pasamontañas, una cresta de pollo, chupa de cuero negra con pinchos aleatorios y una guitarra naranja. El resto de la banda no se quedaba atrás, uno disfrazado de soldado con casco de hierro, el cantante con un disfraz de camuflaje y la cara pintada con polvo blanco, el bajista posando en plan Glam Rock… y todos divirtiéndose sobre el escenario. Les pegaba hacer el royo sinvergüenza de pretender que no saben tocar, pero en realidad todos los temas estaban currados, muy melódicos y la gente los coreaba.

 

 

Tras este calentamiento llegaba el primer peso pesado de la noche al escenario: Peter & The Test Tube Babies. El bueno de Pete salió con su habitual camisa hortera de colores, sonriente y haciendo bromas entre canciones. Aunque solo él y el guitarra Derek «Strangefish» son miembros originales, el que realmente hizo que todo sonara bien fue el batería Sam Griffin. Tocaron todos los clásicos y los primeros pogos empezaron a calentar el ambiente. Los siguientes en salir fueron el power trío norteño Gimp Fist. Dieron un concierto decente donde las primeras filas corearon sus canciones, pero al estar entre medias de Peter y el señor Smith, y haciendo un Oi melódico simplón sin mucho movimiento en el escenario, quedaron sepultados por lo que venía después.

La legenda que es TV Smith y sus secuaces, los Bored Teenagers, le dieron un repaso al repertorio de los Adverts. Curioso que este hombre de 61 años fuera el que mejor pintas sacara de todos los grupos y, con la excepción de Jeff Turner, la más energética puesta en escena del festival. Tim disfruta cada canción con intensidad y lo sabe transmitir a diferentes públicos. Sale airoso en conciertos benéficos en pubs de barrio o en un festival de calvos. La canción más bailada fue sorprendentemente ‘New Boys’, el quinto corte del disco ‘Crossing The Red Sea With The Adverts’, que se tocaron por completo .

El ambiente estaba ya a punto de alcanzar el clímax en el descanso, antes de salir The Last Resort. Recuerdo un jovenzuelo colgando una bandera gigante de San Jorge en los balcones de uno de los laterales de la sala, siendo amonestado por los gorilas de seguridad. La organización puso dos pantallas gigantes a los lados donde se podía ver el logotipo del grupo que estaba tocando en cada momento. Los siguientes en subirse al escenario añadieron su propia pancarta en el centro, que fue la portada de su último álbum ‘This is my England’ donde se podía ver un rapado cargando su propia cruz, varios policías y, al fondo, un council state, todo gris y lluvioso. En las pantallas gigantes se veía la Union Jack con el nombre del grupo. De repente, como si fueran a salir los mismísimos Sisters of Mercy la sala se llena de humo para dar la bienvenida a Roi Pierce y compañía, que comienzan con la susodicha ‘This is my England’, y ya sin parar, ni charlar entre canciones, hasta el final. Este disco tiene muchos temas pegadizos y se nota que ha calado entre sus seguidores. Pensé que el momento más esperado sería su hit ‘Violence in our minds’, pero para mi sorpresa, la canción más coreada es de su último disco: ‘We are invincible’. Impecable trabajo el del guitarra Fish dándole un toque melódico a casi todas las canciones, sin perder el royo machacón Oi ochentero que tanto gustó a la parroquia allí congregada.

 

 

En este momento de la noche ya no se podía salir libremente de la sala y la zona de fumadores estaba abarrotada. No había muchos puestos para comprar discos o merchandising como en Blackpool, pero mantenía ese toque festivo del Rebellion de rondar por los pasillos para socializar. Para ser un evento que, a priori, atraería hordas locales desde el East End, la presencia internacional era abrumadora. Alemán fue el idioma que más pude escuchar entre conciertos y varias caras familiares de la antigua Iberia se comunicaban a gritos por las escalaras de subida a la zona de butacas. Ningún europeo se lo quiso perder, pero tal vez los £45 que costaba la entrada dejó esa noche a muchos chicos malos en el pub local viendo al West Ham perder contra el Liverpool.

Los dos siguientes grupos en salir son, sin duda, los más importantes del género. Es difícil decidir cual tiene mejor directo. Cock Sparrer tienen más temazos y son mejores músicos, pero para mi gusto la energía que desprende Jeff y su crudeza, no tiene rival. Vaya por delante que a mi en realidad me va mas el pasteleo coreable de los primeros, pero los Rejects tienen infinitamente más actitud, y la experiencia es más parecida a lo que pudo ser un concierto de hooligans a principios de los 80. Y así fue, los Cockney Rejects salieron a darlo todo en casa. Una pancarta de fondo con una escena de post guerra con casas derruidas en el este de la ciudad, y patadas voladoras desde el primer tema. Todos los hits del tirón ya que solo tenían 45 minutos por grupo. Metieron el ‘Flares ‘n’ Slippers’ de las primeras y la traca final fue con ‘Bad Man’, ‘On the streets again’, ‘War on the terraces’ y ‘Oi! Oi! Oi!’ con la que Jeff bajó del escenario para darse un baño de masas. Eso sí, todo bajo la atenta supervisión del segurata que llevaban, con tatuajes en todo el cráneo, incluida la cara. Su halo de invencibilidad desde los 70 les precede, pero para mí gusto sobraron los comentarios despectivos hacía los Pistols que se marcaron. Son más chulos que un ocho, y Jeff no paró de recordarle a la audiencia, durante todo el concierto y con actitud de superioridad, que ellos son los padrinos y reyes del Oi!

 

 

Los siguientes en tomar el escenario fueron Cock Sparrer. Acaban de sacar nuevo disco, ‘Forever’, después de su ‘Here we stand’, en 2007 . El concierto, de hecho, estaba anunciado en la sala como Cock Sparrer & Friends, fiesta de presentación de su álbum. Algo parecido a lo que presenciamos en Noviembre de 2007, en Wolverhampton, el todopoderoso editor de esta revista online, el Lehendakari y servidor. Nada ha cambiado desde entonces en el sonido de la banda. Este último disco es menos interesante, y aunque tenga tres buenos temas sueltos (‘Gonna be alright’, ‘Us against the world’ y ‘One by one’), son menos que en el anterior vinilo. Es exactamente el mismo royo que ‘Here we stand’, fórmula coreable y ganadora, y casi todos contentos. No mucho que comentar sobre su directo ya que el repertorio y ejecución son siempre los mismos. Venían rodados de una gira por Europa y Estados Unidos por lo que la pancarta de fondo era el logotipo del grupo con las letras ‘Forever’, como la portada del álbum.

Una noche redonda, la verdad. Podría repetirme sobre lo poco que ayudan estos eventos de viejas leyendas al relevo generacional y lo domesticado que está todo aquí, incluso en la escena de los rapados. Pero el caso es que uno sale de la sala con una sonrisa de oreja a oreja, todos los dientes en su sitio, buena organización, sonido decente y todo temazos ejecutados por los protagonistas de otra de esas tribus urbanas que se niega a desaparecer por completo.

Sergio CGB.

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