A la Gente No le gusta el Punk.

Tras un desolador inicio de año en Madrid en lo que a conciertos Punk se refiere, me veo obligado a cumplir con mis obligaciones para con 1 Minuto de Gloria con un nuevo artículo de opinión. Una idea que precisamente viene a colación del tema de los conciertos, que es donde se marca el pulso de la escena, ¿no?

Conciertos de Punk vacíos, conciertos a los que asisten 20 personas a ver a un grupo de fuera y, con suerte otras 20 a ver los teloneros que ya ni siquiera se molestan en que sean Punk. Conciertos que con suerte llegan a 60/70 personas cuando viene una banda que lo está petando fuera.

De acuerdo que desde hace ya unos cuantos años vamos arrastrando el problema de la falta de relevo generacional. Una escena envejecida cada vez más escasa destinada a morir. Aunque es cierto que de vez en cuando hay pequeñas inyecciones juveniles, también lo es que cada vez son más fugaces y volubles. Hoy están aquí y mañana allí.

Le sumamos a esto el problema de los “zombies del Punk”, los grupos de los 70, 80 y 90 que vuelven de su retiro para restar protagonismo a las bandas de hoy.

Quizás habría que ir asumiendo que no hay público suficiente para el Punk en una ciudad tan grande como Madrid (no quiero ni pensar qué pasa en otras partes). Pero es que luego te encuentras con que determinados conciertos de “punk” sí se petan y se queda gente en la calle sin entradas; en salas grandes incluso, no en los cuchitriles a los que nos vemos relegados, cada vez más pequeños e incómodos. ¿Qué está fallando aquí?

Mi conclusión es que a la gente le gusta mucho la palabra “punk” pero no le gusta el Punk de verdad. Analicemos esta movida.

Un concierto de “punk” se peta, en la sala But. Mogollón de personas. Bien. Van personas que conoces de verles en otros conciertos y también van muchas más que no conoces, que no has visto nunca. ¿De dónde ha salido esta gente? ¿Por qué luego no vienen a otros conciertos de Punk?

Miras el nombre de la banda: T. Segall. No, espera, es demasiado obvio, vamos a poner Ty S. mejor. Ah, vale, es que eso no es Punk. Igual tangencialmente rozan el estilo, pero nada más. Es Rock con fuerza, con energía, tocan muy bien, suenan muy bien, a la gente le flipa, pero no es Punk.

Otro concierto, en Joy Eslava, también se llena. La gente en la calle, sin entrada. También se usaba el término “punk” en la promo. Estos son españoles y no son tan roqueros, son más bien Pop. Del rollito moderno, indie. Pero claro, tienen su toque Punk, eso no puede faltar. Tocan con “energía punk”, ergo también son Punk.

No recuerdo ahora si era el concierto de Tigres Molones, Adriano o Furor Terror. No los distingo. O ese fue el de la semana pasada y este es el de los Wallys o el de los Nastas. ¿O eran los Pyrrots? Tampoco les distingo. Espera, no, era el de sus novias, que al final lo han petado más que ellos. Hacen Pop, pero también son Punk, claro. Copio y pego (no me invento nada): “…una banda madrileña de chicas que están triunfando por todo el mundo con su propuesta musical cañera, llena de Rock, Pop, Punk…

A veces el mismo grupo lo reconoce en las entrevistas. Reconocen que son Punk o que son “un poco” Punk. Otras veces son simplemente sus managers, los sellos o los críticos los que les cuelgan la etiqueta. ¿Por qué? Porque mola más decir que son “punk”. Suena peligroso. Como los Sex Pistols, tío. Aunque no tengan nada que ver. Hoy todo es Punk. Eso vende.

Y cuando la música no lo es, lo son, ejem, las letras. En cuanto hay una letra con palabrotas, algo gamberra o, aún mejor, reivindicativa, ya son Punk.

¿Sabéis quiénes hacían muchas letras reivindicativas contra el sistema? Los hippies y los cantautores. Pero claro no vas a decir que el grupo es hippie, eso no vende, mola más decir que es “punk”, aunque hagan folk, grunge, psicodelia, electrónica o trap. Puto trap. “El nuevo Punk”, jajaja.

Aquel concierto seguro que se petó también. El de Slepford M. No, esperad, que canta demasiado. Mejor pon el de S. Mods, para no herir sensibilidades. Las letras son jodidamente “punk” y el tío las grita y parece muy rabioso. Da igual que a su lado esté el otro tío que hace las bases junto a la maquinita en dónde las va lanzando, sin moverse. Da igual que la música esté a años luz del Punk, estos también son “punk”. Y, además, son mods, que lo dicen en el nombre y todo. Como los Jam.

Pues eso, que muy molón todo, que mola decir que un grupo es Punk. Hoy las dos etiquetas que más venden son “grupo de chicas” (me pregunto qué género será ese) y “punk”. Si las juntas, aunque hagan pop, tienes el éxito asegurado. Basta con que sus letras sean reivindicativas o con poner más alta la guitarra.

Pero, ¿qué ocurre luego? Que mientras esos grupos lo petan, luego vas a un concierto en donde toca un grupo Punk de verdad, nacional o extranjero, bueno o malísimo, guapos o feos… y vamos 30 personas. ¿Dónde están todos aquellos que petaban El Sol el otro día? Pues posiblemente en el Teatro Barceló viendo algún otro evento patrocinado por Mondo Sonoro. Si es un “festival”, mejor.

Quizás, cuando el Punk se vuelva a poner de moda como a finales de los 70 o en los 90, quizás entonces, sí podamos contar con ellos. Si aún les sigue interesando la música, claro… Pero ahora no. El Punk de verdad o les da miedo o no les gusta o lo desconocen completamente.

Ya sabemos que con la inmensa mayoría de ese público no se puede contar.

Pero sí hay otro público, aunque cada vez sea más escaso por lo que hemos hablado de la falta de relevo generacional, que sí que peta determinados eventos de Punk de verdad. Aquí nos conocemos casi todos. No hay gente que no has visto en la puta vida.

A veces se trata de conciertos de grupos de los 70 o los 90 que regresan como muertos vivientes (os remito nuevamente a mi artículo anterior sobre el tema). Eso me vale solo a medias.

Pero, otras veces, sí que es un grupo de ahora el que lo peta y llena la sala. Aunque hablamos de salas como Funhouse o el Wurlitzer, que tienen mucho menos aforo que las anteriormente citadas, pero bueno, algo es algo. Hay esperanza.

¿O no?

¿Qué conciertos son esos que se petan? Lógicamente los de los grupos con cantidad de colegas que aún no se han hartado de verles y luego aquellos de “dejarse ver”. No se petan conciertos, se petan actos sociales. Se pasa lista. Cuando tocan determinados grupos de la aristocracia (ejem) esos conciertos son obligatorios. O cuando los monta fulano, claro. Si el mismo concierto lo monta mengano, ya no hace falta ir, ¿para qué? No pasan lista. No habrá fotógrafos.

Entiendo que, por un lado, a todo el mundo le apetece ir a un sitio en donde habrá cantidad de gente del rollo, y estar allí y mamonear un rato siempre es agradable. Pero curiosamente, la mayoría de la gente que va a esos shows, luego no va a aquellos en los que somos 4 gatos. Porque allí no se puede mamonear, ni lucir modelito. Pero no se puede hacer porque no van. O sea que es como la pescadilla que se muerde la cola.

Lo que me hace preguntarme si a esta gente realmente le gusta el Punk. Me consta que sí: van a conciertos, a veces compran discos y todo (por desgracia más camisetas, que se pueden lucir, pero bueno), bailan, cantan, se saben las canciones, algunos hasta tocan en grupos (a lo mejor solo porque mola tener un grupo, pero al menos hacen Punk). El Punk les gusta. No son como los de antes los que van a ver Hard Rock o Indie y no pisan un concierto real de Punk. Estos sí que los pisan. Pero solo en actos sociales determinados, puntuales. Se puede decir que les gusta el Punk en pequeñas dosis o bajo determinadas circunstancias.

Luego están los conciertos en las okupas “consagradas”. En donde da igual quién toque. Siempre que hayan pasado previamente el filtro de la censura, o podemos llamarlo “asamblea”, je. Hay un público fijo que va a ir allí porque es el sitio de reunión y es fin de semana. Son parroquianos. Ahí no hay problemas de público. Sean o no los grupos de Punk.

Lo que me hace preguntarme también si a muchos les gusta la música Punk en serio o simplemente es algo que ya han asimilado y les gusta el ambiente. Y si mañana cambiasen a otro estilo de música (de hecho cada vez hay más variedad) ¿les importaría o se adaptarían igualmente?

Y, no puedo dejar de mencionar a ese personaje tan gracioso. Todos conocemos a alguno. Ese que solo va a sus conciertos (ya sea músico o promotor). Da la brasa continuamente con que vayas a su evento. Te invita por Facebook. Te da un flyer. Es tu supercolega cuando tiene un concierto a la vista, luego no te saluda. El mismo que se queja continuamente cuando la gente no va a “El Concierto”. Solo existe ese concierto para él. Habla de que la gente no apoya la escena. Que cuesta mucho organizar un concierto para que la gente luego no vaya. Y luego él no va a absolutamente ningún otro concierto. Solo a lo suyo. Lo demás no existe. Eso sí, en Facebook pone siempre que va a ir en el evento. Pero no va. Nunca. A este tampoco le gusta el Punk, le gusta su Punk.

Ya sé que no se puede obligar a la gente a ir a los conciertos, faltaría más. Este artículo no va de eso. Va de que a la gente no le gusta el Punk. Puede verse como una queja, que en cierto modo lo es, sí. Pero no para obtener algo a cambio, ni para motivar a la gente. La gente hace lo que quiera y si yo digo una cosa, posiblemente harán la contraria. Va de constatar unos hechos. Una realidad. Lo que veo. Al menos yo lo veo así.

Total que al final somos unos cuantos pardillos los que vamos a los conciertos. No a todos, claro. A todos no se puede ir y menos si los grupos no te gustan. Entiendo que una cosa es que te guste el Punk y otra que te gusten todos los grupos Punk. Pero aquellos a los que nos gusta el Punk y los conciertos solemos coincidir unas cuantas veces al mes.

No, no quiero que nos den una medalla. Solo reflexionar que si esa es la escena: 4 degollados de mierda que somos, ¿qué tipo de escena es? Ninguna.

Quizás la “auténtica” escena (la de la foto) sea aquella que se reúne en los eventos que monta fulano o cuando tocan el grupo de moda (aquellos a los que tampoco se les ve por ningún otro concierto). Allí somos más. Allí se puede hacer la puta foto de la escena.

Mgrtn.

 

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