La Más Macabra De Las Vidas (2014)

 

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Hace unos días, un grupo de jovenes amantes de lo viejo asistimos al Circulo de Bellas Artes, para ver la película biográfica sobre Eskorbuto «La más macabra de las vidas». Al mismo tiempo, en otro punto de la ciudad, otra multitud, algo menos joven pero también amantes de lo viejo, veían en directo una banda, algo menos vieja. Una vez más se puede apreciar cómo el Punk requiere de esa compleja función de nuestro cerebro llamada memoria. Y cómo el deseo de vivir experiencias reales y frescas se ve, a veces, enfangado en un mundo de recuerdos pasados y entrañables nostalgias. Mantener un saludable equilibrio entre el gozo espiritual que nos da el pasado, y la intensidad física con la que vibramos en el presente es dificil. Mi consejo es que siempre lucheis por inclinar la balanza hacia el segundo, porque aunque parezca obvio, para revisar el pasado siempre hay tiempo y gente dispuesta. No desvarío más, y sigo con lo que he venido a contar.

Hace unas semanas, en la web oficial del CBA se anunciaba la proyección de dos películas documentales del mismo autor, Kikol Grau. La primera de ellas era «La más macabra de las vidas», y, como imagináis, trata sobre la historia de Eskorbuto. La segunda, y no menos evidente, titulada «Inadaptados», hacía lo propio con las peripecias de Cicatriz. Escasos días antes de la proyección desaparecía del programa, sin explicaciónes, la película sobre Cicatriz. Las sospechas se confirman el mismo día, ya con la entrada en la mano, y sin aclaración válida en taquilla. Se pospone esa segunda película hasta Septiembre, por estar inacabada. Cojonudo, pero podían haber avisado antes. Este pequeño-enorme chasco me decepcionó sobremanera porque, la verdad, tenía más ganas de «Botes de humo» que de «Cerebros destruidos». Aunque Eskorbuto es pasión primera, origen y esencia del Punk ibérico, sus hazañas están más vistas que las de los personajes del Cuentame. En fin, superado el chasco y tras una breve presentación extra-laudatoria sobre el excelentísimo buen hacer de Kikol Grau con el montaje de video, su titánico trabajo viéndose Youtube’s a cascoporro, y su apasionada defensa del rigor histórico contándonos la verdad sin sesgos ni medias tintas con la que el autor hubiera engordado varias tallas de haber estado presente, dió inicio la película.

 

Foto extraida de la web oficial de Eskorbuto.

 

El documental empieza introduciéndonos suavemente en el contexto historico-social de la España post-dictadura, con la melodía-cuento de «No es fácil». Cientos, miles de imágenes angustiosas, trágicas y deprimentes se van superponiendo unas a otras a toda marcha, y muy correctamente hiladas (todo hay que decirlo) con los temas de la banda sonando de fondo. Cortes de entrevistas de ínfima calidad que todos los incondicionales conocemos al dedillo, se alternan para dar voz a unos protagonistas a los que nunca más oiremos reirse de sus propias picardias. A medida que van sonando temas de Eskorbuto, tengo la sensación de que a los presentes que me rodean (quiero decir que espero que no fuera yo el único) se nos empieza a tensar las rugosidades del esfínter anal ante la escucha de tan glorioso y significativo repertorio. Aun no sé cómo todos pudimos contenernos de empezar a cantar puño en alto. A mi me vinieron a la memoria muchos recuerdos como que la primera canción de Eskorbuto que escuché fue «Historia Triste» grabada junto a otra media docena de temas en un casette, y repetidas hasta la locura en un walkman, camino del colegio. Y por supuesto todo lo que rodeaba a aquella cinta: los engendros deshumanizados vestidos de monja y los compañeros más escolarmente fracasados de la época, con los que compartí aquellos años. Mi propio y melancólico contexto, vaya…

Otro acierto, en mi opinión, es ese montaje anfetamínico y caótico que ensambla hechos reales con piezas de ficción cinematográfica, a ratos espeluznantes, a ratos cómicos. Le da un aire de fanzine-collage con el que me siento muy identificado. Mi pieza favorita es la del desbordamiento del Nervión en 1983, grabado desde lo alto, en el que el color del agua y su suprema vorágine me transportan a imágenes del telediario informando sobre alguna tragedia similar ocurrida en el sudeste asiático o en el Africa tropical. ¡Que asco de agua, joder! Por otra parte podría entenderse que los puristas del documental, que tienen sus propios decálogos, se vean un poco descolocados ante este trabajo. Y eso también me parece positivo, claro.

Si el objetivo era contar el marco en el que surgió el grupo al tiempo que se retrata el gran fraude que fue eso llamado Transición española, desde luego se consigue. Que no aporta mucho más de lo que lo haga la lectura de cualquier libro editado sobre este particular en cuestión, pues también es verdad. Al menos a mi no. Y a quién ya se informe a través de medios no muy «oficiales», si es que hay medios oficiales que le hayan dedicado algo de espacio a Eskorbuto, entiendo que tampoco. Si es de gran utilidad para quién, sin ser gran seguidor de la banda, pretenda hacerse una idea superficial y rápida de quienes eran esos «desarrapados muchachos de la margen izquierda». Muy apropiado para los tiempos de consumo rápido en los que vivimos. No obstante me parece muy defendible la iniciativa de proyectar en gran pantalla trabajos destinados a grupos minoritarios, como el que nos ocupa. Se echa mucho de menos que esto se convierta en tendencia.

Dejándo de lado la película de Kikol, que quizá no buscase esa profundización en la historia, hay quien sugiere que podría conseguirse aún cosas novedosas que contar sobre Eskorbuto si se hiciese el arduo trabajo de campo que ello requiere. Tengo mis dudas. Pero sobretodo.. ¿Es necesario? Sin entrar en el hecho de que sea más o menos ético hurgar en la vida de personas que llevan más de dos décadas muertas (menos Paco), y que se pueda hacer con respeto y rigor.. ¿qué más deberíamos saber acerca de ellos?¿A quién pillaban el caballo?¿Quién trataba a Paco de la vista?¿Dejaron algún hijo no reconocido? Mi mente pervertida y sensacionalista no puede pensar en cosas que no sean un chiste o de mal gusto, asi que mejor me conformo con lo que hay, que no es poco. Esta misma mañana he leido una historia sobre algunos proyectos de Iosu que fueron irremediablemente truncados por su muerte. ¿Triste, no? Pues eso. Sospecho que todo lo que quede por descubrir va dirigido a engrandecer un mito, ya de por si enorme, pero por un puro afán de morbo que retroalimenta de manera negativa el legado de la banda. Por tanto, dejaría que las cosas siguieran su curso y, como decía al principio, dedicaría esfuerzos a documentar lo que esta pasando hoy (en el Punk), que tampoco es nada despreciable.

 

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