Hay quien dice que en el Punk está todo inventado, que todos los grupos son una fotocopia y que a estas alturas ya no van a ver nada que les sorprenda dentro del género. Tras noches como la de ayer sólo puedo decir una cosa a la gente que piense así: sois gilipollas y no os enteráis de nada. Y es que Vexx no sólo son un grupo de Punk, son una pasada, te impactan y te hacen pensar que pasarán años hasta que otra banda te haga sentir ese calambre de mal/buen rollo poniéndote la adrenalina a unos niveles insanos a base de destrozarte los oídos.
Empezaron Obediencia que nos dieron lo que mejor saben hacer: Punk con buen gusto de melodías bonitas. En parte porque la mayor parte del repertorio eran canciones nuevas, en parte porque la mayor parte de la gente seguía fuera y sobre todo porque su publico habitual en Madrid son unos sosaínas, quedó un concierto algo frío a pesar de los esfuerzos de Joana por integrarse en el público y provocarles. En cualquier caso dieron un buen concierto y fue una forma más que digna de abrir la noche.
El problema viene cuando después toca un grupo como los de Olympia, que son capaces de dejar en el más absoluto de los ridículos a cualquier grupo que se les ponga por delante. Me imagino a estos cuatro freaks siendo los marginados de su instituto y que en un momento dado dijeron «Que os jodan, vamos a hacer un grupo de Punk y os vais a cagar todos encima», y vaya, lo consiguieron con creces.
Nunca he visto a un cantante tan increíble como la frontwoman del grupo, imaginate que Penelope Houston de los Avengers es poseída el espíritu de Tomata Du Plenty y de Darby Crash y se pone a gritar como una loca con la vena del cuello a explotar, a tirarse por el suelo, a provocar al respetable y a combinar coreografías desquiciadas con gestos irónicamente coquetos y exagerados… pues eso, una delicia para cualquier amante del grotesco y agresivo espectáculo que el Punk SIEMPRE tendría que ser en directo. Pero la cosa no se queda ahí, posiblemente fuera la cantante la que se llevara la mayor atención, pero la banda que tenía detrás no se quedaban cortos: una batería desquiciada aporreando como si no hubiera mañana y un guitarra y un bajista que sí, que tocaban muy bien, pero sobre todo se dejaban la piel y te atronaban a base de bien. En cuanto a la música, pues piensa en grupos clásicos de la costa Oeste (Germs, Avengers, Bags, X… todo eso, ya sabes) con un punto más actual raruno a lo Tyrades… una bofetada de media hora y a casa, pero una sensación de absurda felicidad que dura hasta ahora. A los incautos que os perdisteis el concierto ya estáis tardando en descubrirles y sobre todo, no faltéis la próxima vez.