Libro: Tenemos la Bomba de Neutrones

Probablemente, la mayoría de quienes entren en esta reseña hayan leído «Por favor, Mátame» (la cacareada historia del Punk neoyorquino) y no andaría yo muy desencaminado si les dijera que este libro sería la versión angelina del mismo. Con una pequeña diferencia: la escena californiana mola mucho mas.

Llevado a cabo mano a mano por Marc Spitz y Brendan Mullen, y tomando su nombre del tema de los Weirdos, hace una muy buena radiografía de todo aquello.

 

 

En la Babilonia «perfecta» de L.A. el Punk prendió con fuerza, lo cual no deja de ser curioso tratándose de un lugar tan consumista y superficial (según me cuentan) o en algunos casos, quizá por eso mismo, como reacción a todo ello.

A modo de historia oral o relato coral, según prefiera cada uno, los protagonistas tanto principales como secundarios van desgranado a bocajarro su visión de una batalla vivida por pocos pero con ganas de ser escuchada por muchos de nosotros. Tomando como punto de partida e influencia primigenia a algunos archiconocidos cantantes del Rock, el libro traza un recorrido que partiendo de las cenizas del Glam llega hasta la irrupción del primer Hardcore, y en ese camino que queda entre medias van desfilando personajes de todo tipo: miembros de bandas, fanzineros, dueños de garito,  etc……

En el páramo musical y vital de mediados de los setenta y, prácticamente, certificada la muerte de las lentejuelas pocas cosas eran capaces de mover a la peña mas inquieta de aquel entonces. Tan solo un grupo de rock duro femenino (The Runaways), alguna vieja gloria reciclada y realmente poco mas. En aquel momento/lugar algunos avispados personajes comenzaban a despuntar (aunque ya tuvieran cierta trayectoria); uno de ellos fue Rodney Bigenheimer, auténtico impulsor de la escena musical local durante décadas y capo de la radio; el otro: Kim Fowley, era un personaje de lo más extraño y bizarro. Alguien que estaba en todos los follones imaginables intentando siempre sacar tajada ya fuera como promotor, productor o incluso organizando la primera noche del Punk Rock en el mítico Whisky a Go-Go.

Al rebufo de lo que pasaba en Inglaterra, comenzaron a surgir rápidamente las primeras bandas en la costa oeste X, Dickies, Germs, Zeros o Bags. Y con ellas los adorados fanzines (la escena pertenece a quienes la habitan y no a una pandilla de saca-cuartos), destacando por encima de todos Slash, (que devino en sello discográfico). Aquí la mano de Claude Bessy (Kickboy Face) fue primordial ya que, como dicen, fue un dinamizador de muchas cosas. Y además creando un estilo propio.

 

 

Como oí alguna vez, alrededor de toda escena musical siempre suele haber una sala emblemática que cataliza todo el rollo. En este caso la más conocida fue The Masque. Regentada por el coautor de este libro (Mullen), sería el centro neurálgico donde comenzaron muchas bandas de la primera hornada y al parecer todo Dios paso por allí.

Se van sucediendo los capítulos sobre Hillside Strangler (en realidad eran dos hijos de puta de la peor categoría), mutaciones musicales, Los Angeles de X, abuso policial ,Winterland… Y en esas aparece el Hardcore y todo cambia para siempre. Un estilo apuntalado sobre todo por dos bandas salidas de The Church: Black Flag y los Circle Jerks (aunque Middle Class ya habían dado un esbozo). El sonido se acelera y endurece. Y lo demás también. Surferos tarugos (algunos de familias de bastante pasta) provenientes de las zonas suburbiales de la playa empiezan a poblar los conciertos con ganas de marcha de la buena, y la cosa se vuelve más agresiva desplazando en algunos casos a los integrantes de la primera movida.

Hay una película icónica donde confluye todo esto y es «The Decline of Western Civilization», de Penelope Spheeris, donde se puede ver a la mayoría de bandas dejarse la piel en directo captando perfectamente la esencia de los bolos, amén de entrevistas a personajes anónimos que pululaban por ese mundillo.

También hay tiempo para hablar de grupos más oscuros y con influencia de la música de raíces como Gun Club; las bandas de Fullerton: Adolescents, Agent Orange y compañia, para terminar con la eclosión de la MTV, el éxito a nivel de masas (The Go-go,s eran carne de mainstream) y el apogeo total de Nirvana.

PD: Me gusta también «Please, Kill Me».

S. BOY

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