Año tras año, los vericuetos más crudos y sangrantes del Punk ibérico que amenizó nuestra juventud van llegando a dominio público. Notas al pie de página de una intrahistoria que es, así mismo, la de una época que aparece borrosa en los medios oficiales que alumbran a conveniencia de intereses bastardos, siempre alejados de la cultura popular. En esta ocasión nos adentramos en las vidas de los cuatro chavales que formaron Interterror y, por inevitable extensión, en las calles de una Valencia retratada como una ciudad gris a semejanza de cualquier áspero páramo castellano, y tan diferente, en apariencia, a la ciudad viva, colorida y oceanográfica que conocemos hoy. ¿O quizá no tanto?
Lo primero que salta a la vista es la edición del libro, a manos de Per(r)ucho, en un adorable formato de 17,5 x 14 centímetros. ¿Quién puede odiar un libro casi cuadrado? Yo no. La impresión en risografía y letterpress (un modelo de impresión tipográfica) da una imagen pulcra y casi académica. Además, se incluyen extras como un cómic basado en el tema ‘Lili Marleen’ a cargo de Andrés Blat, un mapa de la Valencia ocupada por las tribus urbanas del momento y un libreto con fotos de época, cartelería, ilustraciones y otros artes de la banda. Todo ello recogido en una funda negra de igual o mayor elegancia que el propio libro. Se aprecia el trabajo en producir un conjunto que uno no se cansa de manejar.
El escritor Héctor Hugo Navarro es quién ha tomado a su cargo el narrar la historia de la banda valenciana y, efectivamente, no puede usarse mejor verbo ya que el resultado es casi una novela que se lee con gusto y ligereza. Uno va conociendo a los personajes, sus variadas circunstancias y su entorno familiar, paso a paso, con ritmo ágil pero preciso. Enseguida la acción pasa a su ámbito natural: la calle. Los personajes secundarios aparecen, excéntricos y salvajes, para ir componiendo unas escenas que son las de la juventud desbocada. Pero esta, aún más desbocada, por los pormenores de la época. Nada queda fuera: las radicales bandas contemporáneas, el desenfrenado consumo de drogas, las peleas multitudinarias entre tribus urbanas, las excursiones a otras ciudades para ver conciertos (y drogarse y pelearse) o la particular relación con la Brigada 26 y sus represivas maniobras. El recorrido psicogeográfico por la ciudad es parte imprescindible en el seguimiento de la historia que pasa de una calle a otra, sin tiempo que perder en detalles fútiles.
Tampoco se olvida el turbio suceso en el que dos personajes de la escena valenciana, probablemente tras demasiadas exposiciones a La Naranja Mecánica y las sustancias tóxicas, acabaron con la vida de un indigente arrojándole encima un colchón en llamas. En esta ocasión si que se han «olvidado» los nombres de los susodichos, aunque una lectura obsesiva quizá pueda descifrar las pistas en el relato para asociar apodos e identidades. ¿Quién sabe? A lo mejor alguno de esos pobres hijos de puta, tras su paso por la cárcel, va en las listas de cierto partido político nostálgico de lo más rancio de nuestra historia que hoy emerge de las cloacas. No sería el primer caso.
La propia leyenda de Interterror no la vamos a desarrollar aquí, porque para eso debéis comprar el libro, pero viene a ser algo así: cuatro chavales de entre 16 y 18 años se encuentran, empiezan a descubrir el fenómeno Punk y las bandas extranjeras que lo abanderan y deciden probar a ver como va eso de hacer música y enfrentarse a la audiencia. Xavi García «El Enano Infiltrado» al bajo, Miquel Coll a la guitarra, Willy Escribano a la voz y Victor «Acnex» a la batería, son la formación definitiva que, tras las primeras pruebas, se consolida para grabaciones y actuaciones, tanto en Valencia como en otras ciudades. De procedencias variadas, el ambiente de libertinaje que arrastra a la juventud de esos primeros 80’s, acaba por reunirles en los mismos callejones sin salida. Las anécdotas jugosas no se escatiman lo más mínimo, y esto es fruto de una ardua labor de entrevistas con cada uno de los protagonistas, así como de los secundarios, digna de alabar al autor. El manager, Toni Pep, y sus «exigencias», los técnicos y sus enseñanzas, y el público y su entrega, van dando forma a una biografía accidentada, tanto por sus traiciones y sus desengaños, como por su acción trepidante y sus ostias legendarias. En definitiva, estas son las vidas poco ejemplares de unos muchachos con ganas de dar que hablar en sus respectivos barrios. Es cierto que en ciertos momentos da la sensación de que el autor añade cierta literatura a la crónica con la probable intención de engrosar el mito, pero carajo, quienes gustamos de leer buenas historia no apreciamos tanto una verdad rigurosa. ¿Qué más da que adolescente se estrenó primero con una prostituta del barrio chino o quién tiró este u otro mueble por la ventana de aquella pensión de Barcelona?
También me parece magistral la contextualización de acontecimientos internacionales, tales como el boicot estadounidense, y afínes, a los Juegos Olímpicos de Moscu ’80 o la deriva conservadora que EE.UU e Inglaterra emprendieron a comienzo de la década y que, de una u otra manera, marcó a la juventud de todo Occidente para justificar su particular golpe sobre la mesa en modo musical. La lírica de Interterror es aterradoramente potente en imaginería militar y recurrente en figuras turbulentas y asociales. Todo ello, tan particular de la banda, es producto de la ferocidad con que Xavi Gracía devoraba libros sobre la II Guerra Mundial y demás historias bélicas del siglo XX. Esas letras se reproducen en el libro, cada una en su debido momento, metiéndolas en la trama y deshilvanando sus, a veces, cifrados mensajes.
Un detalle más que ha llamado mi atención son las conexiones que se producen en el relato entre la banda y los punks del presente que, muchos años después aún no han olvidado a los valencianos. Referencias al legendario foro Maneras de Vivir y a alguno de sus esperpénticos personajes perorando contra la supuesta (e inexistente) filiación de la banda con la extrema derecha, la entrevista que el webzine Solo es Punk Si Yo lo Digo le hizo a Willy Escribano en 2002, las palabras que algún miembro de Biznaga dedica al grupo o la noche en que Gruppo Paralelo telonearon a La Resistencia en el Gruta77 hace algunos años, son algunas de ellas, y que en mayor o menor medida me conectan a mi mismo con la narración.
Esta biografía de Interterror es un documento que hay que leer, saborear y compartir con quienes más quieres, como si de una horchata fresca con fartons en una calurosa tarde de verano se tratase. No solo por lo ameno de su lectura, si no por el cuidado con el que está elaborada, y el interés que su autor se ha tomado en documentarse hasta de las fuentes y referencias más bizarras que hay en la Internet. Y para el caso, qué mejor que despedirse con una de ellas. Esta aberración, perpetrada sin crédito alguno a la banda (casi mejor, digo yo..), no puede dejar indiferente a nadie con un mínimo de sensibilidad y vergüenza torera. ¡Hala, a disfrutar!