Hace ya algunos domingos, cuando el rigor invernal se empezaba a sentir con una dureza implacable, que esta banda de Filadelfia se dejaba caer por un escenario de nuestra ciudad sin mucha pena ni gloria. El hecho de contar con miembros de Sheer Mag, que si ha tenido mayor repercusión en los últimos tiempos por aqui, no sirvió para gran cosa en esta ocasión. Sus férreos posicionamientos socialistas y antifascistas tampoco. Los domingos por la noche pesan demasiado en las mentes y espaldas del proletariado del andergraun.
Aunque la banda parece huir del término Post-Punk, tan abusado hoy día, para instalarse en un ambiguo y extraño Pop, es inevitable encontrar ciertas maneras en la gelidez de sus ritmos. Cierto es que hay ecos de esa Nueva Ola británica en la que se engloba desde New Order a The Sound, o The Chameleons u otros muchos de los chorrecientos mil grupos del estilo que afloraron en la década de los 80’s, pero esa personalísima y penetrante voz, acompañada de melodías etéreas y bailables, a mí me dan mucha vidilla. Que sean rostros jóvenes también ayuda. Tengo que reconocer que enlazar unas busquedas en Youtube de algunas de esas bandas mencionadas ha sido un ejercicio de entretenimiento de alto puntaje en la escala de procrastinación de la elaboración de esta reseña.
El teclado, y sus efectos dramaticos, soportan todo el conjunto con soberana precisión. A base de pausados choques de guitarra y guiados por la profundidad del cantante, nos dejamos llevar a un cosmos que reconstruye un pasado socialista idealizado como en un sueño. Las letras están en clave de pequeñas historias que encajan en un modelo político concreto. Antes de darte cuenta el disco ha acabado y quieres colocar la aguja de nuevo en el primer surco.
Alguien me dijo tras el concierto que habían estado correctos en lo suyo, pero sin brillar especialmente con ningún tema por encima de otro (más o menos, con otras palabras menos amables quizá), y puede que fuese cierto. Sin embargo, escuchando el disco con atención, disiento ligeramente. ‘Watching The War’ es un elegante rompepistas que lanza tu imaginación ante un glaciar soviético a punto de desplomarse. De nuevo la combinación teclado/peroración patética funciona como un tanque acorazado marchando sobre las humilladas ruinas de Alemania. Los golpes secos de ‘Knucklehead’, con ese final abrupto, consiguen removerme algo por dentro. Algo que estaba dormido, o que no sabía ni que existía. Posiblemente, el gusto por algo que no sea Lo-fi, ruidos, aullidos, velocidad o desprecio por mis semejantes.
El último tema es una declaración de intenciones en modo distopía siniestra que aturde al tiempo que seduce. El arte del disco es austero, como era de esperar. Merece muy mucho la pena tener este disco a mano para esos días que uno siente ganas de arrasar el sistema e implantar un socialismo real.