El Profesor: Cataluña, el conflicto y el Punk.

El peso de la realidad es aplastante. Por más que el joven punk intente ir a conciertos, leer fanzines, o descubrir nuevas bandas a través de su red social más estimada, siempre hay alguien ahí para recordarle que hay una crisis política en ciernes, llamando a su puerta con toda el ímpetu de un reportero de guerra que informa desde la trinchera. Hay gente que, bien luche por un mundo nuevo con toda la ilusión de su corazón y su cartera, bien provoque una insoportable afrenta secesionista cargada de rencor, ha pasado a formar parte de las vidas de los punks sin haberselo éstos permitido. Ellos son el pueblo de Cataluña. Todo en su conjunto, con sus castas y sus intrigas palaciegas, sus pintorescas ideas, sus peinados antigravitatorios, sus maquetas de cartón-piedra de un estado propio, y sus urnas de plexiglás, han venido para quedarse junto a nosotros, y a animarnos los telediarios durante todo este nuevo curso escolar. Y nosotros lo celebramos, porque ya nos iba haciendo falta una nueva serie por entregas que seguir, con más realismo, más malvados y más violencia. Si después de la crisis económica, este clima de crispación social no propicia la salida de más y más grupos de Punk, nosotros ya no sabemos que es lo que se necesita para que nuestro género favorito vuelva a dominar una escena musical más que adormecida.

Sea como sea, esto no quita para que, por el momento, los punks estén desconcertados ante el espectáculo tan trepidante que cruza sus pantallas planas. Como es natural, no saben si armarse para la II Guerra Civil, si emprender un éxodo hacia los Pirineos, o si llamar al diálogo por la paz. Pero para eso esta aqui de nuevo El Profesor Westbourne y el genuino camino hacia la verdad que conforman sus respuestas bienintencionadas. Benvinguts al consultorio que no reparte banderas llamativas, ni memes redundantes, sino directrices claras y estructuradas que os llevarán al paraíso donde retoza plácidamente la comunidad Punk.

 

Josep (19 años, Manresa): Profesor, estoy cremat con tanta información confusa que me empuja hacia tomar partido por la independencia. A mi nunca me ha interesado eso de defender mi tierra, porque no comprendo que deba proteger todo lo que ella contiene. ¿También lo malo y aquello que detesto?¿Debería quizá sumarme a ese movimiento equidistante del que tanto se habla estos días?

Estimado Josep: Entiendo que tu confusión esta perturbando tu punto de vista, así como tu capacidad de raciocinio, pero lamento mucho ser yo quién te diga que la equidistancia no existe. No es más que un término concebido desde el despacho de algún medio de comunicación oportunista para dirigir unidireccionalmente a las masas saturadas de ondas catódicas. Un auténtico punk solo puede bascular entre los extremos más exacerbados, atendiendo al estilo que promueva su banda favorita del momento. Si eres fan de Exploited no te queda más remedio que apoyar un conflicto bélico de escala posturera, en el que evitarías participar en el caso de producirse. Si te inclinas hacia postulados más crassianos debes promover la paz y la libertad excepto contra todo el que no piense como tú, con el que demostrarás una violencia inusitada. Si sigues una tendencia clashista, debes promulgar discursos de elevada altura moral, para después unirte al capital más poderoso. Si eres de natural pistoliano, tu opción segura es abrazar toda la mercadotecnia de origen chino que se distribuya en estos tiempos que nos ha tocado vivir, y fundirla en un collage gigante con el que expresar tus atribulados y deprimidos sentimientos. Espero que hayas comprendido que todo lo importante esta en la forma, porque en el fondo solo esta la identidad de clase, y esa te situa en el mismo nivel que toda esa gente aburrida que te cruzas cada mañana camino del trabajo o la escuela. Algo intolerable en lo que no debes caer jamás.

Lucía (21 años, Fraga): Buenos días profesor, es cierto que un montón de punkis estan preparando un éxodo bestial de Cataluña si llegara a producirse la independencia? Gracias.

Estimada Lucía: Es rigurosamente cierto que un gran número de punks valoran la necesidad de emprender una salida controlada de la potencial República de Cataluña, debido principalmente al hecho de que el nivel de vida puede subir tanto, que una música contestataria y agresiva como el Punk, ya no tenga razón de existir en ese lugar. El poder adquisitivo, las rentas altas y el auge del turismo, subirá de un modo jamás conocido, y miles de punks se encontrarán desplazados de su habitat natural: los centros sociales repartidos por la Barcelona de extrarradio. Sin embargo, esto no debe afectarte sentimentalmente, ya que es, así mismo, una oportunidad para socorrer a esas poblaciones del depauperado Reino de España donde jamás ha llegado el sonido de un amplificador, ni el tupa-tupa de una batería en estado defectuoso. No cabe duda que deberán superar las regiones fronterizas de Aragón y Valencia, que no están del todo mal surtidas, para buscar asentamiento en la Castilla profunda que es donde hay verdaderos eriales de rebeldía musical. Por otro lado, esta situación podría provocar una crisis de alcance internacional, cuando a los redactores del Maximum R’n’R, resignados e indefensos, no les quede más remedio que desplegar un mapa de España sobre la mesa de la redacción, para ubicar a esas bandas que aman, antaño ubicadas en Barcelona, y ahora diseminadas por toda la geografía nacional. ¿Lograrán superar el desafío? Asistimos a tiempos de renovación, y no queda más remedio que armarnos de esperanza para afrontarlos.

 

 

Marc (26, Vilanova y la Geltrú): Se esta hablando mucho estos días de Eslovenia como modelo de estado en el que Cataluña debe fijarse para seguir un proceso de independencia similar. Me gustaría saber que bandas de Punk me recomienda de ese país. Gracias.

Estimado Marc: Me agrada sobremanera responder a una pregunta de tan alto nivel analítico, porque es fácil que surja una confusión entre la posición que ocupaba esta nación, y la entonces Yugoslavia con su gobierno afincado en Serbia. Estudiando el Punk de ambas regiones podemos encaminarnos hacia una idea más clara de a cual de ellas debe apoyar un punk con manejo de la historia contemporánea. Eslovenia siempre ha sido una región más próspera, rica y europeizada, con ansias de volar libre, y por esa razón ha dado bandas con matices oscuros, torturados y angustiosos, pero con un punto de diversión nihilista y desesperada, como Pankrti, Tozibabe o UBR. Podéis profundizar vagamente más en este articulo gratuito, propuesto por la Biblia de los jovenes punks. Incluso podéis asistir al festival anual que se monta en dicho país donde todos parecen pasarlo bien entre flotadores de fantasía y bosques de hoja perenne. Sin embargo en la opresora y unitarista Serbia, donde las miradas son torvas y los pensamientos traicioneros, surgió la que es posiblemente la mejor banda de toda la ex-Yugoslavia: Pekinska Patka. Pero no fue la única, ni mucho menos. También merece la pena la escucha detenida y pormenorizada de Defektno Efektni, Urbana Gerila o Radnicka Kontrola con sus dejes de Nueva Ola uniformada y paranoica. En definitiva, y aunque todas estas bandas sucedieron algunos años antes de la disolución de Yugoslavia, hay actitudes y sonidos parecidos que demuestran que lo que les unía era mayor que unas cuantas diferencias territoriales o religiosas. Aprendamos la valiosa lección balcánica o el peligro de no retorno será cada día más perceptible desde cualquier lado de una frontera inventada.

Silvia (20 años, Olot): A mi como buena punk nunca me ha gustado la policia, pero estos días estoy viendo como gente de mi entorno me dice que los mossos d’escuadra son nuestros amigos y es momento de tenderles la mano para defender juntos la republica catalana. ¿Crees que los punks deberíamos unirnos en masa a nuestras fuerzas de seguridad?

Estimada Silvia: No debes dejarte engañar por la gente que afirme que ahora has de ponerte del lado de la policía, por muy local y campechana que ésta sea, o por muy laxa que sea en el cumplimiento de la ley en ocasiones puntuales. Los cuerpos de seguridad del Estado han demostrado cómo vulneran los derechos de los punks, y otras personas, sistemáticamente desde tiempos inmemoriables. El documental Ciutat Morta es una buena terapia que recuperar en momentos de flaqueza emocional. Dicho esto, es cierto que un buen número de punks, principalmente entre el sector agropecuario y entre aquellos que eran seguidores acérrimos del UK82, han acabado formando parte de las fuerzas de seguridad cargados de más orgullo que de otros sentimientos humanos respetables. Hay quién apuesta por que su presencia en esos estamentos del Estado aporta cierta garantía de que los clásicos elementos mononeuronales que campan alegremente por ellos, no tomen el absoluto control de la institución, instaurando el apocalípsis de los punks, y otras personas non gratas. Es una teoría, que por muy peregrina que suene, convendría examinar con detenimiento. Lamentablemente, mi condición de expatriado británico no me permite hablar con más libertad, ni citar nombres, pues incurriría en un delito flagrante contra la española ley que limita la libertad de expresión para velar por la seguridad de los ciudadanos.

Artemio (29 años, Vinaroz): Profesor, estoy pensando en cambiar el nombre de mi banda a Artículo y sus One Hundred and Fifty-Five Punks. Lo ve apropiado, en estos tiempos que corren?

Estimado Artemio: Me agrada mucho tu iniciativa para aprovechar lo turbulento de la circunstancia, buscando el lado cómico, al tiempo que homenajeas a uno de los temas más coreados por la juventud durante noches sin fin en todo el mundo. Uno de los pocos válidos de Generation X, por cierto, esa banda encabezada por el prescindible Billy Idol. Nunca está de más recordarlo. Aunque es un poco largo, con cierta aura garagera y contrario a las tendencias actuales donde abundan los epítetos de reminiscencia triste y ambigua, creo que quedaría altamente elegante en cualquier cartel de concierto donde uno vaya a la, cada día más extraña, situación de pasarselo bien y encontrarse agusto con sus camaradas. Es de agradacer a la insoslayable realidad, la obscena cantidad de ideas que esta arrojando a nuestro paso para facilitar la noble tarea de bautizar una banda de Punk. Otras buenas elecciones nada desdeñables, para bandas de sonidos más corrosivos, podrían ser Omnium Dead, Anal Hair Gabriel, Trapero y sus maderos (esta más bien sería de ese horrible género conocido como Ska-punk) o D.M.C (Diálogo Mis Cojones).

Marcial (Huelva): Profesor, ¿que opina de las teorías que dicen que todo esto de la independencia de Cataluña no es más que una estrategia programada por el Isis para repoblar el antiguo Al-Andalus con todos los punks del norte de Africa? Le agradezco su respuesta.

Estimado Marcial: Creo que tu hipótesis no es del todo errada y, en cierto modo, seria una benevolente consecuencia para todo el caos que la actualidad esta desatando en estos días. Los principales beneficiados, no obstante, de esta invasión árabe serían los punks andaluces, que verían enrriquecido su acervo musical con sonidos inspirados en sus más profundas raíces. Si bien es algo que ya sucedió, sucede y sucederá inevitablemente, el avance de esa postura haría ganar muchos enteros a la causa, por lo que solo veo ventajas. La avanzadilla ha llegado ya a nuestras tierras con bandas de músicas exóticas que puedes aventurarte a escuchar como Yihad, que dicen nuestros informadores que no tardarán en actuar en Madrid, y otra desde el Imperio del Mal, llamada Haram, que estos días corre en plena propaganda de odio por las tierras del norte ibérico.

Miguel (24 años, Monforte de Lemos): He oído en el telediario durante estos días que Ian Stuart tenía familia en Cataluña, y que grabó alguno de los discos de Skrewdriver a las afueras de Barcelona, ¿me puede decir que hay de verdad en todo esto?

Estimado Miguel: Me veo en la necesidad de prevenirte que en estos días es peligroso recibir informaciones cruzadas de los medios de comunicación del Estado español, debido a que el nivel de propaganda esta rozando lo ridículo. Ahora bien, esa historia que mencionas tiene unos fundamentos bastante acertados. A continuación me dispongo a desentrañar para todos los lectores, el gran secreto que oscuros intereses han mantenido oculto durante décadas. Ian era un joven algo revoltoso del noreste inglés que luchaba por salir a flote entre la juventud descarriada de la época. Él tenía unos valores algo chapados a la antigua, y creyó que un viaje a la España postfranquista sería lo idóneo para fortalecer su romántico espíritu aventurero. Nunca sospechó la mala pasada que el destino le reservaba. Eran los años del destape, y Barcelona ansiaba ser esa ciudad cosmopolita que en la que hoy se ha convertido. Todo vicio y depravación, él no encontro más que jóvenes afeminados y gente de mal vivir, lo que formó un descontrol en su cabeza que le llevó a componer un disco, el primero de su carrera, de aire incierto, procaz y levantisco. Esta polémica obra fue compuesta tras su paso por la Ciudad Condal, sin duda, pero fue grabada y editada en su Inglaterra natal. Como todo el mundo sabe, es un disco complejo que ha sido aceptado a regañadientes por la comunidad Punk, por lo que su vinculación a la futura República catalana no pone a ésta bajo una espada de Damoclés, que comprometería su inminente nacimiento para siempre. Y afortunadamente para el Punk, porque ya tiene bastante con la morralla que acumula entre sus filas, los siguientes discos de Stuart cogen una trayectoria completamente diferente al grito de rebeldía que exhala el mencionado primer trabajo.

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