Pura Manía – Cerebros Punk 12″ (Hysteria Records/CVRecords 2016)

Y alternando con la entrada anterior, una edición fresquísima que apenas lleva un mes en distribución. Tras dos 7″ y una Demo, es momento para el debut en formato 12″ de esta banda afincada mayoritariamente en Vancouver, BC. A título informativo, la banda ha quedado separada porque Rafael, el cantante (de los venezolanos Fracaso, y el sello Cabeza de Vaca Rcds) reside actualmente en la Ciudad de México gracias a, como explican en el insert, las «dulces» políticas de inmigración canadiense y sus ejemplares ejecutores de la ley.

Siete temas (más una intro) que te enganchan a la primera escucha, es lo que vas a disfrutar según empieces a reproducir el disco. A ratos más sombríos, a ratos más apresurados, pero siempre cargados con melodías con un magnetismo dificil de clasificar, aunque bien bailables y dinámicas. La voz rasgada dificulta meterlos en un saco más New Wave, pero no se puede dudar de una influencia ochentera más que degustable. Los coros y los alaridos estan presentes durante todo el disco para facilitar que puedas corearlas puño en alto y voz en grito. Pero de todo el conjunto, es la lírica lo que más ha llamado mi atención. Pequeños microrrelatos, historias trágicas imbuidas de altas dosis de ingenuidad idealista, que transmiten la mezcla de desesperación y decadencia urbana tan de nuestro tiempo. Son letras con un perfil libertario, claro, pero con un poso de pesimismo y amargura bien marcado, que no dejan mucho espacio a la esperanza. «1000 Años Después del Hombre» y «Grandes Esperanzas» son quizá los temas que más me han gustado por su simpleza y la crudeza con que te sacuden. Una mención especial merece «Cerebros Punk» para cerrar el disco, con un riff calcado al «Teenage Kicks» de Undertones (¿homenaje?), y un teclado muy vacilón.

En conjunto es un disco muy recomendable que, por ser cantado en castellano, para mi entra en la nueva ola de bandas latinas que se lo están comiendo todo. Se completa con una funda de grueso cartón serigrafiado, e insert con fotos y letras. A excepción de la portada que no me termina de gustar, el arte del disco, a cargo de Abraham Díaz, ha quedado bien digno.