Septiembre ya suena hueco como un arbol muerto, y podemos afirmar que, aunque consumidos, lo hemos superado con vida. La oferta musical de este mes para sobrellevar la vuelta a la civilización no era pequeña, pero sospecho que la noche del viernes pasado en El Juglar se quedará brillando en mi memoria por algún tiempo. Precisamente esa misma noche, y no lejos de alli, sucedían otros conciertos que luchaban por seducir al alborotador público de la capital.
Lo cierto es que la intención primera era hacer un doblete y pasar por La Quimera para ver a Nueva Generación, porque sus temas son melodías enérgicas y sutiles que merecían ser escuchadas, en persona, frente a ellos. La cercanía de uno y otro concierto, y la programación de horarios parecía estar de nuestro lado, pero finalmente, algunos retrasos hicieron que enfilaramos directamente El Juglar sin poder cumplir nuestro objetivo. Otra vez será. Lo que si podemos certificar es que la afluencia de La Quimera fue masiva. Me alegro por la organización y las bandas, aunque no estoy seguro si todo el mundo llegaría a entrar a los conciertos, bien por espacio, bien porque que el peso de calimotxo incorporado le impidiese moverse en la dirección correcta.
Algunos rumores en las redes sociales nos hicieron pensar en la posibilidad de quedarnos sin entrada, pero aunque la asistencia fue bastante buena en mi opinión, no hubo problema para entrar. Una vez más el botón de «asistiré» fue apretado con demasiada ligereza. Tensión ya estaban empezando para cuando atravesabamos la puerta de entrada. Aunque se situan bajo la etiqueta del Hardcore-Punk, y no desacertadamente, coincidí con otras personas en que tienen una jugosa influencia del sonido Oi. Esto ya les convierte en especial objeto de mi interés. Tenía verdaderas ganas de oírles en directo porque la maqueta consiguió despertar mi curiosidad. Había que ver el origen de esa voz desgarrada y furiosa. Efectivamente sus temas son impactos directos en puntos marcados. Camina o Revienta, Tu ciudad o Tensión estan destinados a convertirse en himnos que vocear al oído de tus amigos. El anuncio de un tema nuevo y los primeros acordes del Ya esta bien, de La Uvi, queda como el guiño final de una banda a su origen castizo.
Violeta Vil me eran completamente desconocidas, y por no saber, no sabía ni de donde procedían. Ir a ver conciertos, sin oir a las bandas antes, es algo que algunos estamos perdiendo con el acceso fácil, a todo, que nos da Internet. Y una vez muerto el factor sorpresa, la magia de pasar momentos irrepetibles parece evaporarse con el. La realidad es que la actuación de este grupo supuso para mi el contrapunto ideal al anterior. Era momento de bailar con sus ritmos etéreos y oscuros. Los movimientos de la cantante-teclista me resultaron de un hipnotismo que me hace pensar en la veracidad de lo ocurrido. Mi percepción es que, sin duda, sonaron mucho más vívidos, más dinámicos que sus grabaciones. No soy capaz de identificar temas concretos, pero no me importa en absoluto, porque su actuación a mi me dió mucha vida, disfruté el momento, y con eso me doy por satisfecho.
Kürraka hicieron su repertorio en apenas veinte minutos. Esto, unido a mi capacidad para entablar conversaciones sin fín, hizo que solo llegara para ver su segunda mitad. Su sonido cortante y agresivo me consiguió sacar las pocas fuerzas que me quedaban, aunque es verdad que tenía en mente un poco más de tenebrosidad en sus composiciones. Quizá me resultaron un poco sobrias y apresuradas. En cualquier caso dieron una lección de imponente presencia sobre el escenario.
Por si te lo estás preguntando: si, las fotos son nuestras y corresponden a un perfecta noche de brujería y a los arcanos misterios que flotaron en el aire.
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