La carrera hasta el Cuartel General de Paramecium Records ha valido la pena. Pero supongo que eso ya no es sorpresa ni novedad para casi nadie. De nuevo otra pareja de nuevas referencias, la 20 y la 21, que rescatan dos singles producidos originalmente en 1978 por el sello Lightning Records. La verdad es que hoy me apetece meterme en un jardin y no hacer una simple reseña del disco, así que voy a añadir un sencillo repaso a las biografías de ambas bandas para que enriquezcáis vuestro repertorio de conversación en las reuniones sociales a las que asistís y comprendáis mejor porque estos discos son de obligada adquisición para cualquier amante del sonido ’77. Y ya como consejo, os invito a que no os durmáis mucho si decidís dar el sabio paso de adquirirlos.
The Jerks
Profundamente impresionados por la infame gira denominada «Anarchy in the UK» del año 1976, estos cinco jovenes de Mirfield, area de Leeds y condado de West Yorkshire, para más señas, decidieron dar el salto al tren del Punk más becerro e incorrecto. Su primera idea propia fue llamarse con el seductor nombre de Simon Snakke & The Amputed Leg Band. Aunque bastante sugerente era demasiado largo, ¿no os parece?
Descubiertos rápidamente por los cazatalentos del momento, firmaron un contrato de cinco años con la agencia de management Petal, cuyo dueño, en un alarde de fanfarronería tabernaria, predijo un éxito de grandes dimensiones para ellos. Otro ambicioso iluso cuyo nombre, Derek Deegan, no pasará a la historia de los más listos de su comarca. Su primer single titulado «Get your Woofing Dog of Me/Hold my Hand» editado en Noviembre de 1977 fue una agresiva patada frontal que se coló en la lista de los 100 hits del momento y del que salieron 1000 copias. No empezaba mal la cosa. La cara b, sin embargo, era una pseudobalada de amor frustrado que no llegaba a la violencia del tema de la cara a, pero si ganaba enteros si lo medimos en la escala de psicosis perturbada mental adolescente. El Melody Maker les dedicó la mezquina frase «Intentan ser como Wire y fracasan», pero también hubo comentarios de otros medios más benevolentes y acertados, en mi opinión. Este single fue reeditado en 2001 por el sello alemán Last Years Youth Records.
Contra todo pronóstico la banda consiguió sobrevivir al bluf del ’77, a la decepción de la rescisión de su contrato de cinco años a uno, a ocho baterias turnandose para coger las baquetas y otros locos cambios de formación. Su segundo single (el que reedita Paramecium y motiva este articulo) se editó en 1978 e incluyó los temas «Cool/Cruisin'(Again)». El nivel de descaro y provocación se mantiene alto, la fiereza continua y se incorpora un teclado y coros femeninos. Apetecible hasta el dolor para animar fiestas y compromisos varios, háganme caso.
Aun habría un tercer single en 1980, ya con la banda al borde del colapso, titulado «Come Back Bogart», bajo el sello Lazer Records. Y poco más. Como solemos decir, la clásica historia de otra banda que a falta de una buena legión de seguidores y su consecutivo beneficio económico para la disquera de turno, se cansa de nadar contracorriente y muere en el rio de la indiferencia generalizada, sin pena ni gloria. En 1997 se juntaron para un concierto conmemorativo, y el sello Overground ha dedicado un par de recopilatorios a su memoria. Hasta ahí su reconocimiento.
Cane
Tampoco estos chicos, originarios del extrarradio norte londinense, tardaron en darse cuenta que los Pistols marcaban el camino a seguir. Aunque nunca parecieron interesados por seguir los cánones estéticos del Punk, especialmente su batería, que gustaba de lucir recio mostacho (lo cual a su manera es bastante Punk también), cuando éste explotó si decidieron poner punto y final a sus versiones insípidas (esto lo añado yo, que no estaba allí, pero podría apostar que era así) de Mott the Hopple o Bowie. Su primera grabación en el célebre ’77 fue el sublime «Collegue Girls’ Clits» que se incluyó en el mítico recopilatorio «Streets» del sello Beggars Banquet. Aunque eso si, se le amputó el clítoris al titulo por decencia moral y toda esa mierda, y se quedó simplemente en «colegialas».

El single que nos ocupa, titulado «3 x 3», fue editado ya en 1978 y Kip, el cantante de la banda, reconoce no tener repajolera idea de porque se incluyó el tema «Dice» (como cara a para más inri) porque era de un corte algo diferente al resto de su repertorio: más largo, pausado, y definitivamente, más melancólico. De hecho nunca se tocó en directo. Un tema para escuchar en solitario, bebiendo aguardiente en la barra de un bar de carretera mientras reflexionas a quién vas a votar el próximo domingo 20. Una reflexión que sabes que te causará dolor porque servirá para lo mismo de siempre: nada. Cuando cambias de cara, por contra, una agitación súbita te recorre el espinazo como si la Revolución Social hubiera llegado decapitando a todos esos políticos que ya estás cansado de ver en los medios de comunicación. Melodías vitales para jadear dando saltos por donde te encuentres. «Suburban Guerrilla» es un hit que chirría exuberancia, de los de quitarse el sombrero y mearse dentro. «D.K. Dance» tiene la profunda resolución de la banda unida a una energía de reminiscencia powerpopera que tampoco te permite mantener la actitud respetable que te gustaría, en cuanto empieza a sonar esa guitarra cargante.
Tras patearse todos los pubs infestaditos de borrachos británicos, tocar con algunos nombres propios menores de la época, y sufrir el ostracismo de su propio sello, llega la inevitable disolución. Su cantante acabaría uniéndose a Vibrators y, más tarde, a The Chords.