Los Number Ones (o también escrito #1s) son una de mis bandas de punk-powerpop favoritas de la actualidad. Estos cuatro chavales reunidos en Dublín en ocasiones podrían pasar por una banda de Belfast de finales de los 70, del sello Good Vibrations, y otras veces tienen un aire más moderno que nos puede hacer pensar en los Exploding Hearts, o incluso por momentos en Sonic Avenues. Su disco debut está plagado de temazos con melodías perfectas. Me dio muchísima rabia no poder ir al Holy Circus, pero a veces el destino te da segundas oportunidades y me enteré el mismo día de que iban a hacer una segunda fecha en Alcalá de Henares, y como no quería perder la ocasión, cogí la renfe y allí me planté.
A pesar de los mensajes de la organización en el evento del facebook que decían que las entradas estaban volando, la sala estaba más vacía que llena, de hecho tenía aforo como para unas 10 veces la gente que estábamos allí reunidos. Sinceramente no sé qué se pretende con ese tipo de mensajes ¿Quieren agobiarnos haciéndonos pensar que nos quedaremos sin entrada? ¿Piensan que así irá más gente? ¿Negación de la realidad? Sinceramente, pienso que el que quiera ir, allí estará, y el que no, no creo que cambie de parecer porque se vendan más o menos entradas. Otro debate sería cómo es que un grupazo así no generan más expectativa, pero no he venido a hablar de eso. Tras una presentación por parte del organizador, que por lo visto celebraban el concierto número 100 en esa sala y parecía muy contento, salieron a tocar el primer grupo de la noche: los ingleses Baron Four. Se dedicaban al garaje sesentero y de ellos destacaría sobre todo sus pintas, que eran como una caricatura del garajero estándar (camisas horteras, botines, pantalones ajustados, pelo casco…) con un guitarrista gafudo similar a Austin Powers y un batería con aspecto de bohemio gabacho de los años 60. En cuanto a la música, pues eso, garaje-beat ultraprevisible con canciones que parece que las has oído ya mil veces y que además parecían repetirse a lo largo del concierto, pero con momentos divertidos, sobre todo cuando pisaban el acelerador. Si el concierto hubiera durado media hora hubiéramos pasado un buen rato con ellos, pero con hora y media eso se convirtió más bien en una agonía, y más si tenemos en cuenta las ganas que había de ver a los irlandeses.
Tras terminar y el parón de rigor comenzaron, salieron a escena los de Dublin comenzando con el temazo que abre su disco: “I Wish I was Lonenly”. Sonando más sucios, más enérgicos y, en definitiva, más punks, pero sin perder su melodía, fueron dando un repaso a las canciones de su disco, repartiéndose la voz principal y manteniendo perfectamente la tensión entre las más animadas y las más lentas. Entre medias metieron alguna canción que no conocía y una versión del “Get Over You” de Undertones, momento en el que el público se movió más allá de los cuatro motivados de las primeras filas y estuvo a la altura del conciertazo que estaban presenciando. Terminaron el setlist con Heartsmash dejándonos con ganas de más, como tiene que ser, así que la gente no dudó en reclamarles un bis que hicieron conjuntamente con parte del grupo anterior y se marcaron dos versiones más que típicas pero efectivas: Teenage Kicks (Sí, deben gustarles mucho los Undertones) y Gloria. Se volvieron a bajar del escenario, y esta vez sin que nadie lo pidiera, volvieron a subirse. Supongo que pensaron que les había salido un concierto demasiado bueno y sintieron una imperiosa necesidad de estropearlo todo un poco con una improvisada y desastrosa versión del Blitzkrieg Bop que hubiera fascinado a nuestro querido Lehendakari. En fin, haremos como que esos últimos minutos nunca existieron, y nos quedamos con el gran concierto que nos dejaron. Esperemos que vuelvan pronto.