Cuando me llegó este disco experimente una euforia comparable a la de una persona de bien cuando llega la primavera, no ya porque Development Corporations sea mi canción favorita de uno de mis grupos favoritos (sí, ya sé que tengo como doscientos grupos favoritos y que estos van cambiando cada semana), sino sobretodo porque fue arreglar un desaguisado que tuvo lugar hace unos años. La mezcla de alcohol, nocturnidad y salidez primaveral no suele traer nada bueno. De hecho trae desgracias y duras mañanas con exclamaciones al más puro estilo Mourinho-llorón-vikingo, POOOORQUUUUEEÉEEE, POOOORQUUUUÉEEEE. POOOOOORQUÉEEÉEEE. Ustedes se preguntarán, con toda la razón del mundo, que cojones nos esta contando el infraser este, soy una persona muy moderna y como tal, el tiempo es oro y he entrado aquí a leer una fantástica crítica de un disco y no a tragarme historias de un borracho; lo crean o no, ambas cosas están relacionadas en esta ocasión. Les cuento….
Hace unos años nuestro líder y un servidor de ustedes fuimos invitados un sábado a un programa de radio a dar la paliza sobre el Punk 77. Como tontos pedantes que somos, llevamos singles, para hacer ver que somos personas muy entendidas y tal, pero claro, mientras que nuestro lehendakari del Mediterráneo oriental, tras el programa, se fue a casa tranquilamente, a disfrutar intelectualmente de la noche temática, yo, envalentonado por el alcohol y por el vestuario ligero en ropa, característico del sexo opuesto al mío al llegar la primavera, me las piré a mañanear hacia una famosa discoteca de Malasaña. El resultado final de la noche fue el predecible: pasó lo que tenía que pasar, me termine dejando los discos por ahí tirados para disfrute de algún modernako, de esos que seguro que tienen un grupo que el Mundo dice que son Punk. Al día siguiente, no solo tenia una bajuna de caballo por la resaca y por no pillar cacho, sino sobretodo porque me quede sin unos cuantos singles de grupazos, encima resultó que andaban agotados, sumado a que era bastante caro hacerse con ellos de nuevo. Uno no estaba, ni esta, para excesivos dispendios económicos, así que hice de tripas corazón y me convertí a la vida sana e ilustrada, al igual que nuestro amado líder.
Debido a todo esto, cuando Last Year’s Youth reedito de nuevo el single de los Now (a estas alturas del artículo habrán imaginado que fue uno de los discos que perdí) no pude más que saltar de alegría y jurar fidelidad eterna a esos señores de Alemania que ni siquiera conozco.
De nuevo, me imagino, surgirá otra pregunta, buena gente, que tenéis la paciencia de aguantar hasta aquí: ¿Tan bueno es el disco y el grupo para contar esta estúpida historia como miles habrá cada fin de semana? Pues sí!!!, lo son!!!!, afirmo tajante. El varias veces mencionado jefe espiritual del blog hizo, hace años, una estupenda biografía del grupo en uno de sus innumerables fanzines que solo duraban un número; lo suyo sería escanearlo y subirlo para que ustedes, oh amables y pacientes lectores, disfruten de su elegante prosa y quien no conozca la vida y milagros de The Now no permanezca por más tiempo en la ignorancia, ya que las cosas buenas de la vida hay que compartirlas.
The Now fueron uno de los ejemplos más diáfanos y contundentes de porque el Punk inglés es lo mejor que ha parido la música popular. Ya sabéis, lo de siempre, como si de una receta de cocina se tratase: voz aguda, con acentazo de paleto inglés que hará las delicias del respetable, guitarras sin distorsión, batería y bajo machacones, melodía tocada a toda leche, unido a letras acidas y antisociales, como debe ser; todo ello revestido del mejor amateurismo. Qué no me creen? Echen un vistazo:
Si usted pincha en algún garito de esos para rockeros trasnochados cuarentones, póngalo sin dudar. Cohoneh, poned un poquito de Punk en vuestras miserables vidas!!!!
Ravishing Punk.
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