Dani Mortaja: «Me parece de puta madre que la gente conozca el Punk, porque ha sido una fuerza cultural transformadora de la sociedad superpositiva»

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En la línea de entrevistas personales, y exhaustivas, que queremos hacer a los amigos que nos rodean, y a los que reconocemos un esfuerzo en no ser un mero espectador del Punk, hoy os traemos a Daniel F. Marco, responsable de uno de los fanzines que yo, personalmente, más he disfrutado leyendo. Hay muchas otras cosas en su curriculum como para ser digno de este intenso cuestionario, el cual Dani responde sin pelos en la lengua, a veces frío y cortante, y otras con la pasión de quién ha entregado gran parte de su vida a un movimiento cultural como el Punk, y para quién no es necesariamente el ocio vacío y “alternativo” en que muchos se empeñan en convertirlo en nuestro tiempo, ni la última expresión de la lucha antisistema de otros. Sin más, aquí quedan sus palabras para mejor comprensión de su postura.

Y muy agradecidos por todo el archivo fotográfico que ha puesto a nuestra disposición.

De todas las actividades que has hecho dentro del Punk, encima y debajo del escenario, ¿con qué te sientes más identificado?

Con mis fanzines. Con lo que escribo, en general. Sé que escribo bien, que me apasiona hacerlo, y tengo respeto por la historia del Punk. Ese es el valor añadido que aporto, si es que aporto alguno. En eso tú y yo somos parecidos, Alberto. Ambos tenemos ese respeto. Luego, formo parte de una banda pero no me considero cantante, ni nada. Separo mucho mi actividad como cronista, o archivista, de la que hago con una banda. En la banda en la que milito, tengo dos papeles: el de frontman o enterteiner, y el de letrista. Cantar lo hago por exhibicionismo, por descargar energía y por el puro solaz de subirme a un escenario. Soy un tío haciendo el payaso, básicamente. A la hora de escribir las letras, sin embargo, sí soy más ambicioso, y es la parte con la que más me identifico y de la que me siento orgulloso. También estoy bastante satisfecho del programa de radio que conduzco.

Una inquietud personal que quiero compartir contigo, que estás en ambos lados, ¿crees que los que estamos debajo del escenario, haciendo fanzines, radio, organizando cosas y demás, recibimos un reconocimiento proporcional al que reciben las bandas?

No. Y es normal. Mira, el que se sube a un escenario busca esa atención. El que diga lo contrario, miente. Mugretone, por ejemplo, que es superactivo, saca discos, monta cosas, y no hay palabras para agradecerle lo que hace por el Punk, no cubre su lado exhibicionista haciendo esas cosas. Lo cubre publicando fotos suyas en Facebook, o subiéndose a un escenario con Webeloss. Y luego también que es más gozosa la actividad de ir a un concierto, tomarte unas cervezas, escuchar ruido, que la de leerse una entrevista de siete páginas en tu blog. Un concierto le atrae a cualquiera, pero para lo otro hay que tener la inquietud y la curiosidad para indagar en un tema sobre el que tú has escrito, y hacer el esfuerzo intelectual de leer durante 30 o 40 minutos. Eso lo hace menos gente, y por eso recibe más atención el que se sube a un escenario. Es normal.

Ha habido gente que, con el tiempo, sí ha visto reconocida su labor de cronistas, como Legs Mcneil o Gilliam McCane, que años después publicaron “Por Favor, Mátame”, una obra muy valorada por toda la comunidad Punk.

Los que sacan fanzines, montan conciertos, editan discos, son el sustento de la escena. Sin ellos no habría escena. Los que montan garitos de una manera más o menos altruista, o que al menos no buscan solo el beneficio económico, los que gestionan casas okupadas, quienes se dejan su tiempo y dinero en dar a conocer bandas… Eso mantiene la escena. Pero los focos están sobre quienes se suben al escenario. Tampoco creo que haya gente que escriba por pasión, que adolezca de mayor fama de la que tiene.

Respecto al libro que mencionas, me gustaría añadir que aunque tuvo mucha repercusión, y mucho bombo mediático debido a una gran campaña promocional, me parece una basura absoluta. Ese mismo año salió uno llamado “From the Velvets To The Voivoids”, de Clinton Heylin, que sí recoge la historia del Punk americano de una forma magistral. Luego escribió una segunda parte, “Babylon’s Burning” que llega hasta la época del Grunge y también es brutal. Era solo una disquisición aparte…

Muy bien apuntada. Personalmente, en la escena actual no hay muchos cronistas que me interesen… ¿crees que se mantiene el nivel en el mundo de los fanzines y de la información relacionada, en general?

Creo que sí. Tanto como siempre o más. Es cierto que hay que buscar, y siempre hay más cosas malas que buenas. O no malas, pero que son irrelevantes. Información con chicha es más difícil encontrar. También es verdad que ahora que tengo más tiempo y más fácil acceso porque trabajo en la noche, no tengo un puto duro y no puedo pillar tantas cosas. Fanzines de ahora que me hayan aportado alguna cosa, me vienen a la cabeza Pogo o Hizu Giroa (cuando me lo traducen). El Zarata y Pogo en Togo también me gustaban, no sé si existen aún. Pero si crees que el nivel de los fanzines punk ahora está mal, imagínate en los noventa. O en los ochenta, que de los fanzines míticos se salvan cuatro cosas: tienen su valor histórico, pero los textos, tanto en forma como en contenido, solían ser una puta mierda, salvo gratas (y en ocasiones, brillantes) excepciones. Los fanzines con información relevante son minoría, pero siempre ha sido así. Y siempre los ha habido. También es verdad que en el Punk existe una nefasta tolerancia hacia todo lo cutre y lo mediocre. Se ha malinterpretado mucho lo de que “cualquiera puede hacerlo”; cualquiera puede hacer una mierda, porque todos tenemos culo, pero para hacer algo bueno hay que tener talento y echarle trabajo. El verdadero valor de los fanzines, buenos, malos y regulares, es que son crónicas de su tiempo. De todas formas, los fanzines son para mí una fuente de información muy marginal; me mantienen mínimamente conectado con una parte de la actualidad, pero los mejores textos sobre el Punk o sobre bandas punk, los suelo obtener de la prensa “oficial” (la revista Mojo, por ejemplo), o de Internet. Aunque te diré que esto de Internet, que todos escriban y llegue a todo el mundo está bien, y está mal. Tiene que haber una criba. Igual que si me duele el tobillo, tu opinión me puede parecer muy buena, pero quiero la de un médico, cuando leo sobre algo en concreto no me vale igual lo que diga Clinton Heylin que lo que diga un chaval de Cuenca de 17 años que descubrió el Punk la semana pasada.

A mi cosas que me causen impresión, de lo que leo en castellano, hay pocas.

Es verdad, cuando algo me causa impresión suele ser por el entrevistado y no por el entrevistador. El otro día leí una que le hicieron en el fanzine Silencio Tóxiko a Txerra (Bolinaga, baterista de RIP), que me gustó mucho. Pero porque es él, no porque la entrevista fuese magistral. Yo, quitando fanzines y así, prensa musical en español no consumo. Compro Mojo, Uncut… publicaciones inglesas o americanas, porque ahí leo una entrevista a alguien que me puede interesar más o menos, como Lou Reed, por ejemplo, pero el entrevistador me hace disfrutar. Raras veces compro revistas musicales españolas: cuando sacan a los Rolling Stones o a los Sex Pistols en portada, por ejemplo; cosas así. Pero el nivel es muy bajo: el otro día pillé una que traía una entrevista a Keith Richards, que yo estaba pensando – A este tipo, en primero de periodismo le dan una paliza por esta entrevista-.

Y ya si hablamos de bandas más actuales que, a veces, tampoco tienen mucho que contar…

Hay de todo. Por ejemplo, Uri, el cantante de Tensión tiene un blog y entrevistó a Jaime, de AVT. A priori puedes decir -pues me interesa más leer una entrevista de los Clash que una de AVT- pero como Jaime cuenta cosas interesantes y divertidísimas, y el otro se las sabe sacar, al final es una entrevista muy entretenida.

Yo me he dado cuenta con el tiempo que para hacer buenas entrevistas, hay que leer muchas. Aunque te importe una mierda el entrevistado. ¿Estás de acuerdo?

Desde luego. Tengo un número por ahí de un Vanity o un Face de los ochenta, que entrevistan a un diseñador italiano, que ni recuerdo su nombre, ni me he molestado en buscar sus diseños, que la tengo de cabecera porque me fascina la conversación que se establece y lo que se cuenta, por mucho que el mundo de la moda no me interesa para nada. Todo depende del talento de cada uno para sacar cosas al entrevistado, pero eso se puede aprender. Yo he tenido la suerte de poder entrevistar a mucha gente interesante, a muchos de mis ídolos: Johnny Rotten, Malcolm McLaren, Jello Biafra, a TV Smith, a los Buzzcocks, a Slaughter and the Dogs… y a gente que no tiene que ver con el Punk, como Karl Bartos, de Kraftwerk –que creo que es la mejor entrevista que he hecho nunca; se puede encontrar en la página web del Mondosonoro-. Incluso una vez entrevisté a Plácido Domingo para un programa de Telemadrid en el que curraba como documentalista, y estuvo guay.

¿Te parece importante hacerlas en persona?

Si se puede, siempre será mejor. Yo reconozco que sé ganarme a la gente en las distancias cortas y prefiero las entrevistas presenciales. Pero, por ejemplo, a Jaz Coleman, de Killing Joke, le entrevisté por teléfono y al final creo que salió una buena entrevista.

 

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Johnny Rotten

 

La de Johnny Rotten también fue por teléfono, ¿no?

Sí. Yo he coincidido con él un par de veces pero fueron encuentros fugaces. Le conocí en Madrid, al terminar un concierto. Nos fumamos un canuto, pero no era momento de entrevistas ni nada. Al final se la hice por teléfono. Él en su salón, con una cerveza, imagino, yo al otro lado del hilo, y la conversación fluyó de puta madre. La entrevista de mi vida, por supuesto.

Antes de empezar con tus orígenes, hablemos un poco de lo que estás haciendo en el presente. Venimos de grabar Crisis, el programa de radio que haces con José Delincuencia, en Mariskal Rock. ¿Lleváis ya un par de años?

Creo que no se han cumplido aún.

¿Cómo nace este proyecto?

En realidad es más cosa de José. El y yo nos conocimos en el 94 o así, y desde entonces mantenemos una relación muy estrecha, aunque ha habido largas temporadas que no nos hemos visto. Hace un par de años, más o menos, me llamó y me comentó que tenía un proyecto. Quería montar una empresa de acción y comunicación para la difusión y promoción del Punk, sacando fanzines, discos, libros, etc… Con la idea de vivir de ello. Yo nunca me lo creí del todo, y sigo sin creérmelo, pero la idea me parece fascinante. De momento lo que ha cuajado es el programa de radio. El nombre se le ocurrió a él, y a mí me gusta mucho. El logo de CRISIS, de inspiración crassiana, también es de José.

¿Y cómo accedéis a Mariskal Rock, que en principio parece poco accesible para un programa de Punk?

Mariskal y José se conocen de la industria discográfica, de hace tiempo, y aunque cada uno desprecie el rollo musical del otro, se respetan mutuamente y se llevan muy bien. Lo que pasa es que dentro del público que consume música dura hay un espectro que puede llegar del Heavy Metal al Punk, y viceversa. Mariskal sabía que en su emporio en torno al Heavy y al Hard Rock, le faltaba un programa de Punk en su parrilla, así que se lo propuso a José. Y éste le dijo que con la condición de que fuese con un colega. Y es cuando me llama a mí que, como la radio me encanta, le dije que sí. Tener un programa de Punk donde pudiera decir y poner lo que me diera la gana era un sueño hecho realidad.

¿Y los jebis os tratan bien?

El Mariskal, que es el único que importa, está contento. No nos lo dice, pero lo sé. Yo he soltado unas burradas de la hostia, sin cortarme nada, y nunca nos han llamado la atención. Ni por faltar a las instituciones, ni por lenguaje, ni por incorrección política. Tenemos libertad absoluta y somos apreciados por los cabecillas de MariskalRock.com que son el Mariskal y su hijo, Juan Destroyer. Yo me siento muy agradecido y muy cómodo. Podríamos tener el programa en una radio libre, comprometida, anarquista, alternativa, que me parece muy bien que existan, pero yo prefiero tenerlo en la emisora del Mariskal, la de los jebis, que se oye en toda Sudamérica y en todo el mundo, y acceder a un público que le mola Iron Maiden, pero oyendo nuestro programa, igual descubre que le mola más Exploited. Lo otro es predicar a los conversos. Creo que estamos en la emisora idónea.

 

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José Delincuencia

 

Dentro de lo que se conoce como Punk hay muchas corrientes ¿en cuál os centráis vosotros?

La idea es difundir lo que nosotros consideramos Punk. Pero dentro de nuestro purismo, somos bastante abiertos. Pinchamos desde 999 hasta Mob47, desde Discharge hasta Killing Joke, algo de After-Punk… Cosas que gustándonos más o menos, consideramos nuestro deber difundir. José, por ejemplo, detesta a Siniestro Total, pero yo los pincho bastante. Hay afán historicista, pero sin cerrarnos a la actualidad: intentamos compaginar ambas cosas. Hay una sección de efemérides, donde repasamos lo que yo considero hitos importantes en la historia del Punk, y otra de novedades donde se comentan noticias, además de próximos conciertos. La segunda hora la dedicamos a una banda, un estilo, o traemos un invitado, como hoy, que has venido tú. Es interesante compartir música, y la idea del programa es dar a conocer música, bandas de Punk. Siempre está Internet, pero tienes que conocer a esas bandas. Nos llegan muchos mensajes de gente que descubre grupos con nuestro programa.

Pero entonces… ¿Estáis pendientes de la actualidad o solo hacéis puro revivalismo?

A nosotros nos gusta hablar de las raíces, claro. ¡Venimos del Punk´77! Nuestra sintonía es el «Holidays In The Sun», y esa parte está ahí siempre. Pero no queremos ser un programa-museo de seres disecados porque, para nosotros, el Punk esta ahora más vivo que nunca. La gente dice –no, es que en los 80’s…- ¡Me sudan la polla los 80’s!¡Y los 70’s! Tienes a grupos ahora como Sudor que se van de gira a EE.UU. que ya quisieran bandas profesionales con dos managers y una multinacional detrás ¡Con dos cojones, el DIY y el apoyo de la escena Punk se van a los EEUU! Grupos como La URSS, Sudor, las cosas que hace Jaime… ¡eso está vivo! Eso es lo que nosotros queremos transmitir, porque seguimos creyendo en ello. A veces no somos los más indicados para transmitirlo, porque nosotros somos más mayores, por eso nos gusta tener invitados en el programa: para aprender cosas que desconocemos o descubrir bandas y escenas con las que no tenemos contacto.

Tú ya habías tenido otras experiencias radiofónicas, ¿no?

La primera experiencia fue en una radio que montó La Casa de Cultura de San Andrés del Rabanedo, el barrio donde yo vivía en León. No sé qué colega tenía yo allí metido que necesitaba rellenar parrilla y me propuso hacer un programa. Yo llamé a Luis y Miguel Ferreras, dos hermanos colegas míos de León, que siempre me decían que su ilusión era hacer un programa de radio. Yo no me lo había planteado nunca, pero aprovechamos la oportunidad. Se llamaba El Paso del Noroeste; lo tomamos de un texto de Thomas De Quincey. Teníamos ese puntito pretencioso, medio intelectualoide, a lo Richard Hell. A ellos les molaba el R’n’R decadente, romántico, tipo Johnny Thunders o los Jacobites, y yo me encargaba de la parte más punkarra. Pero era Rock en general: Garage, Punk… desde los Misfits a los Cynics. Creo que aquello fue por el ’94 o ’95, y yo estudiaba Veterinaria.

Creo que llegaste a hacer una colaboración con Isabel Gemio ¿De qué iba eso?

Sí, una experiencia anecdótica. Entre los doscientos mil trabajos que he tenido, en su momento curré de redactor en una revista de divulgación científica alemana llamada Welt der Wunder, “mundo maravilloso”, o “Planeta Fascinante”, en su edición española. Los sábados por la mañana iba a Onda Cero y me encargaba de la “sección científica” de la tertulia de Isabel Gemio, porque soy licenciado en Ciencias Ambientales. Era un magazine en el que participábamos varios personajes. Estaba Eloy Arenas, que era el gracioso, estaba Eugenia Rico, una escritora que aportaba el perfil de mujer moderna y liberada, había otra mujer que se llamaba Mar –no recuerdo su apellido-, de corte más conservador, y estaba yo, que era “el científico” de la tertulia. Y la que cortaba el bacalao era la Gemio. El programa se llamaba “Te Doy Mi Palabra”, y me preguntaban mi opinión acerca de noticias de actualidad, como por ejemplo sobre el cambio climático y cosas así. La putada es que yo iba siempre de resaca o de empalmada (risas) Pero también era más joven (aquello fue en 2008; tenía 33 años) y me daba lo mismo. Fue una experiencia muy divertida.

Has estado involucrado en la edición del segundo volumen del Matado por la Muerte ¿Este proyecto va a tener continuidad?

Probablemente, aunque yo no volveré a formar parte de él. Por varias razones, pero la principal es que detesto el nombre. Primero, nunca he entendido que a una serie de elepés recopilatorios de canciones punks grabadas entre 1977 y 1983, como es la serie Killed by Death, se la bautice con el título de una canción de Motörhead. Y yo soy superfan de Motörhead, ¿eh? Pero no veo la conexión por ninguna parte. Por otro lado, usar la traducción al español de dicha etiqueta, Matado por la Muerte, me parece horrible y una falta de imaginación absoluta. Porque es que además, el espíritu de los Killed by Death y de los Matado por la Muerte es totalmente antagónico: la idea de los Killed by Death es la de rescatar rarezas de grupos Punk clásicos semidesconocidos, mientras que los Matado por la Muerte aglutinan canciones inéditas de grupos Punk en activo que canten en castellano. Pero bueno, los responsables del proyecto, que ya habían sacado un volumen, nos propusieron a un gran amigo mío, Álvaro González, alias Vito, y a mí, participar en la edición de un segundo volumen, y nos metimos a ello. Nosotros teníamos muchas ganas, porque siempre habíamos fantaseado con la idea de crear un sello (Grabaciones González y Fernández) y sacar discos a gente que veíamos en conciertos. Para el segundo MPLM, en un principio había una lista de bandas que, aunque quizá eran más interesantes, no tenían nada de Punk, y ahí nosotros impusimos nuestro criterio de manera un poco totalitaria. Conseguimos un viraje más hacia el lado Sudor, Monjo, más Punk. Creo que el resultado es bastante decente, sin más. No me parece la hostia, pero sí hay algún tema muy bueno. Yo descubrí a Maldito País, que para mí es lo mejor del recopilatorio, y es con lo que me quedo de esta participación.

Lo último es organizar conciertos. Has traído a Mob47, próximamente a Asta Kask… (N. de R: Para cuando vea la luz esta entrevista ya habrá pasado dicho concierto).

Pero son cosas puntuales. Cuando vivía en León sí organizaba conciertos con mayor regularidad. Así conocí a José Delincuencia, a Radio77, a Nuevo Catecismo Católico, a Señor No… Ahora lo hago cuando un colega me pide que le ayude a montar algo en Madrid. Mob47, aunque no es una banda que yo escuche ahora demasiado, sí me parecía importante que tocaran aquí, y además lo montaban colegas. A Asta Kask, a los que tuve el placer de telonear hace tiempo, los trae Patxi Harper, uno de mis mejores amigos. La idea de Crisis es montar cosas así, también.

¿Hay algo más en mente?

Yo quiero traer a los Partisans a Madrid, como sea. Son una de mis bandas favoritas, no piden mucho, son accesibles y ahí sí quiero meterme. José quiere traer a Anti Pasti, se habló de Conflict… Hay bandas de las que siempre nos han molado que se han vuelto a juntar, y parece que chutan bastante bien. Mi día a día no se basa en montar conciertos, pero habrá más, sin duda.

 

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Malcolm Mclaren

 

¿A veces no tienes la sensación que dedicas bastante tiempo de tu vida al Punk?

Tengo la sensación que no le he dedicado el tiempo suficiente, porque ha habido muchas temporadas de mi vida de total inactividad o abulia. Soy una persona que tiende a aislarse. Me aburro de mí mismo. Y tener hábitos bastante poco saludables, también me impide hacer cosas.

Pero, al menos, sí te sientes realizado con lo que has ido sacando adelante ¿no?

Yo me hice punk con catorce años, y hoy, con casi cuarenta y dos, sigo viviéndolo exactamente igual. Me pongo el “Never Mind The Bollocks” y me sigue transmitiendo las mismas sensaciones. Voy a ver a Maldito País a una okupa de Estrecho, y flipo en colores como cuando tenía 16. Además como he sido bastante archivista y he recopilado mucha información, creo que mi deber es compartirla. Es lo que hago en la radio. Aportar mi granito de arena para mantener vivo lo que yo considero que es el Punk, porque también es un término que se ha prostituido mucho. Rendir tributo a algo que me ha hecho ser como soy, para bien o para mal. Mi vida se ha arruinado en algunos aspectos gracias al Punk, pero se ha enriquecido en otros. Yo escucho muchas clases de música: clásica, reggae, electrónica, pero lo que me pone es el Punk, y ello ocupa la mayor parte de mi ocio. Indago sobre gente que admiro, y sobre bandas nuevas. Me gusta rodearme de gente más joven que me descubre cosas. Y sigo “estudiando a los clásicos”: si sale una entrevista con Johnny Rotten en tal revista, la quiero leer, si sale un disco de Discharge, lo quiero escuchar…

Ahora que ya tenemos una radiografía de tu persona, vamos a empezar por el principio de la historia. ¿Cómo era el León de los años 80 en el que creciste?

Pasados los años, el recuerdo que tengo es que era una ciudad acojonante a muchos niveles. Con ciento cincuenta mil habitantes, que tenía cuando yo vivía allí, la vida cultural y de R’n’R que había, no tenía comparación con la de ninguna otra ciudad española de similar tamaño. Yo no era capaz de apreciarlo en su momento porque se me quedaba pequeña, pero esto era así desde que yo era niño. En la época del Rock Progresivo, el Rollo y tal, el segundo macro festival que se celebró en España, fue en León: el “Primer Enrollamiento Internacional Ciudad de León”, y actuó Nico, la de la Velvet Underground. Luego, en el ’79 había un grupo llamado Los Cardiacos, que eran de estas bandas de Pop-Rock que al amparo de la Nueva Ola lo mismo tocaban un tema Ska que una versión de los Kinks, y organizaban mogollón de cosas. Decibelios tocaron en el Hotel Riosol cuando solo habían grabado un single. También tocaron Pegamoides, Nacha Pop, o Lords Of The New Church. Y el último concierto de Parálisis Permanente fue en León, en la discoteca La Mandrágora (N. de R: me enseña una entrada de aquel concierto). Luego también había mucho relevo generacional. Yo empecé a participar de todo eso cuando tenía unos diecisiete años, organizando conciertos, sacando un fanzine con un colega y viendo un montón de conciertos. Había dos grupos que me volvían loco: los Invaders y Ultrapüs. A día de hoy, sigue habiendo mucha gente organizando historias, se celebran conciertos todas las semanas. En algunos aspectos, las cosas han cambiado mucho, pero sigue habiendo mucho movimiento, probablemente más que cuando yo vivía allí. Ahora lo recuerdo y digo – ¡Joder, tenía una vida muy guapa en León! Pero es cierto que se me quedaba pequeño. Hoy en día voy como mucho dos o tres veces al año, y básicamente a ver a un colega, Rober Ultrapüs.

 

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Roberto Ultrapus

 

¿Cuáles fueron los primeros conciertos que recuerdas?

El primer concierto al que asistí no sé si fueron Los Cardiacos o Los Flechazos. Recuerdo a Radio Futura en la plaza de toros. En fiestas siempre había algo e íbamos a ver cualquier cosa. En aquella época el Rock era mayoritario, y la juventud se aglutinaba en torno a ello. Uno de los que recuerdo que más me impresionó fue Loquillo y los Trogloditas en fiestas. Además como era gratis, iba todo Cristo. Me acuerdo de una peña bastante chunga tocando los cojones en primera fila, bajarse Loquillo, darle dos hostias a uno, y seguir cantando. En ese momento me dije –Esto me mola. Yo quiero esto- Wilco Johnson tocaba mucho en León y recuerdo haberle visto de muy niño. El primero de lo que se puede llamar Punk, creo que fueron los Toy Dolls en el ’89. O La Polla Records, quizá.

¿No hubo ningún hecho concreto que te echara en los brazos del Punk directamente?

Fue algo más gradual. Afortunadamente, a mi padre le gustaba la música y tenía una gran colección de música clásica, que a mí me gustaba, pero también era un gran fan de los Beatles. Tenía todos los discos. Y luego había un poco de todo, que yo también escuchaba: Pink Floyd, los Rolling, Diana Ross… Aunque mi primer amor no fue la música. De crío yo era un obsesionado de los comics. No había la cultura mayoritaria que hay ahora, pero sí había un rollo underground muy guapo que movía mucha gente: el Víbora, los artistas franceses, Humanoides Asociados, Metal Hurlant… A mí eso me fascinaba más que la música. En el barrio donde vivía, mis colegas eran casi todos heavys y también oía algo de eso. Pero me empalagaba un poco. El grupo que me flipaba, antes incluso que el Punk, eran Motörhead. Hoy ya se ha muerto Lemmy, han actuado hasta en el Primavera Sound, le gustan a los pijos, a los hipsters, y a todo Dios. Pero entonces no le gustaban a nadie. Los heavys a los que les molaba WhiteSnake, decían que eso no era ni música, que era puto ruido. Es del primer grupo del que he sido fan.

Entonces, ¿Cómo llegaste hasta el Punk?

El Punk lo descubrí en Irlanda. En verano, mis padres siempre me mandaban interno a algún colegio. Era una forma de deshacerse de mí, que yo agradecía mucho porque hasta que dejé de vivir con ellos saltaban chispas entre nosotros. Un año me mandaron a Irlanda, y yo no pisé el colegio, claro… Allí me junté con gente, un tío me pasó unas cintas y descubrí el Punk, que pasó a ser mi estilo musical predilecto. Pero en aquella época no había punks en León, ni conciertos de Punk, así que yo lo consideraba una forma artística muerta. Como si te gusta el Jazz. A finales de los ’80 lo que se consideraba Punk era algo que a mí me repugnaba –Reincidentes y demás- De los grupos que había en aquel entonces, me molaban La Polla Records y cuatro cosas más. No había llegado el revival Punk que se produjo años después, ni la fiebre por reivindicar el Punk ibérico clásico. Ni siquiera existían Green Day, ni Rancid. El Punk era sólo una parte más de lo que yo escuchaba, porque escuchaba de todo: Animals, Metallica, Ministry, los grupos del sello 4AD, que me encantaban, The Cure, Rolling Stones, Depeche Mode, Mudhoney…escuchaba de todo, y tampoco tenía muchos discos de Punk. No había caldo de cultivo, ni había Internet, ni yo tenía pasta, y además vivía en un pueblo como León. Era difícil conseguir discos, más allá de lo típico: los Clash, Exploited, y cosas así que se vendían en mi ciudad. Aunque había una tienda llamada Distridiscos, que era muy buena, y en la que siempre había alguna sorpresa. También había unos tíos en el rastro de León que vendían cintas grabadas, y a los que pillé mogollón de Punk español, y HC: Discharge, Gorilla Biscuits, Minor Threat

 

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Nueva York (Enero 1993)

 

¿Y cuándo empieza a picarte el gusanillo y comienzas a profundizar?

Antes de entrar a estudiar Veterinaria en la Universidad, me marché tres meses a trabajar a una granja de Connecticut, en EE.UU. De aquella yo ya tenía discos de los Stooges, Clash, Pistols, Exploited, Ramones, GBH… Pero luego tenía una lista inmensa de bandas que había leído en fanzines y revistas que no había podido escuchar: Richard Hell, Angry Samoans, Slits, Slaughter & The Dogs… No podías teclear el nombre de una banda en tu ordenador y escucharla por Internet, como ahora. Colegas más mayores, que no eran punks pero les gustaba el R’n’R, me pasaban algo de vez en cuando, pero cuando llegué a EE.UU, una sociedad superconsumista con acceso a un montón de cosas… Un fin se semana, el hombre con el que vivía en su granja de vacas, me llevó a Nueva York. Entré en una tienda, y ahí me explotó la cabeza porque encontré un millón de discos a tres pesetas. ¡Todo lo que tenía en mi lista! Me traje todo lo que pude comprarme. Conocí a Stiff Little Fingers, Magazine, Richard Hell, Penetration… Y ahí pillé cierta culturilla Punk.

¿Ese es el momento en qué comienzas con El Nuevo Testamento, tu primer fanzine?

El Nuevo Testamento vino bastante después, pero sí coincide con el comienzo de mi militancia y gran identificación con el Punk; aunque ese fanzine no fue idea mía. En la Universidad estaba metido en rollos políticos, porque con catorce o quince años ya estaba en la CNT. Me consideraba anarquista, iba a asambleas, participaba en huelgas… Aunque muchas veces era una mera excusa para volcar contenedores en las manis. En una de esas movidas que organizaba con mi camarilla en la Universidad, conocí a Omar Pedreira, un tío que venía de las juventudes del PCE. Aunque él era comunista ortodoxo, e ideológicamente no nos identificábamos mucho, en la lucha a pie de calle sí. Nos llevábamos guay y un día me propuso hacer un fanzine, pero de Punk inglés del ’77, un rollo que nadie reivindicaba entonces. Buzzcocks, Slaughter and the Dogs, Eater, Members, Adverts, son nombres que todo el mundo conoce hoy, pero en aquel entonces no sonaban mucho. Aunque lo cierto es que, curiosamente, a la par que el Nuevo Testamento, surgió en Gijón otro fanzine que se llamaba El Sonido de los Suburbios, que seguía exactamente la misma filosofía que el nuestro, creo que era incluso más purista. Y probablemente mucho mejor, la verdad. Lo sacó un tío que se llama Miguel Lozano, y por desgracia sólo publicó un número, que yo sepa.

 

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Omar Pedreira

 

Si, esa era mi siguiente pregunta. ¿Cómo accedíais a contenidos?

Pues malamente. Pero esa era la idea: centrarnos en el ’75-’78 y en Inglaterra. El germen del Punk. Cortinas, Eater, Adverts. El Punk puro antes de las crestas, el Hardcore, el Oi. Coincidió que un poco antes, la revista Ruta 66 publicó un artículo con todas esa bandas (en su número 68, de diciembre de 1991), y dijimos -¡Joder, esto es lo que queremos!- También había una tienda en Bilbao, Discos Bolan, que la llevaba un tipo al que asesinaron en un ajuste de cuentas por drogas, que tenía un catálogo de venta por correo acojonante. Recuerdo que Omar y yo hicimos el primer pedido conjunto a Bolan al poco de cumplir yo dieciocho años: pedimos el primer Lp de X, que me quedé yo; el primero de los Plugz, que se quedó él; el segundo de Plugz me lo quedé yo; y unos singles de Avengers

Y más allá de los discos que pillabais, ¿Qué otros medios os surtían de información?

Yo siempre he investigado mucho. He sido una esponja… Recuerdo el libro de Sagrario Luna sobre los Clash, revistas como Ruta 66, el Maximum R’n’R… pero claro, tú buscabas información de bandas como Stiff Little Fingers y ya no se hablaba de esas bandas. Había que cribar mucho. Estaba el Reptil zine de Zaragoza, que era más Hc, pero de vez en cuando caía algo de Upright Citizens que nos interesaba. Luego a raíz del fanzine hicimos muchos contactos que nos escribían. Isidro Casado, de Segovia, amigo tuyo también, y a los Radio 77, que llevamos a tocar a León y fueron una puerta para conocer mucha otra gente.

Yo tengo todos los números fotocopiados del Nuevo Testamento gracias a Isidro, algo por lo que nunca le estaré lo suficientemente agradecido. Vuestra relación con Radio77 fue realmente cercana, ¿no?

Claro, ellos surgen cuando lanzamos el fanzine, y fue como decir – ¡Hostia, estos tíos tienen el mismo sonido que nosotros queremos reivindicar!- Clash, SLF, 999… A nosotros nos encantaba el Punk con cresta, pero estábamos hasta los cojones de que fuera lo único que la gente entendiese como Punk. Radio77 eran casi el buque insignia del Nuevo Testamento. En León tocaron en el ’95, cuando no tenían ni el Lp, y yo ese concierto lo recuerdo como uno de los mejores que he visto en mi vida. Ellos llevaban poco tocando, tenían ilusión, energía… Era como estar en el Vortex o en el Roxy. Era lo que queríamos, algo como ver a los Damned cuando tocaban en el Roxy. Nos llevábamos muy bien con ellos, y nos escribíamos mucho con Suso, el guitarra/cantante. Años después, curiosamente, terminé trabajando para dos de ellos: en la discoteca Nasti, de la que era gerente Chema, el guitarra, y más tarde en la discográfica PIAS Records, que dirigía Gerardo Cartón, el bajista.

¿Para ti Radio 77 fue el mejor grupo de los ’90?

No, en absoluto. No son mi grupo favorito pero representaban lo que nosotros creíamos que era el Punk. Reivindicaban el rollo británico del ’76-’77, un poco del pre-Oi, la Nueva Ola, en una época que la gente creía que el Punk era Extremoduro o algo así. O Exploited, en el mejor de los casos. Nosotros buscábamos la esencia original británica y eso lo representaban Radio 77 a la perfección. No es el grupo más importante de los ’90, pero es uno de los más importantes de mi vida y en mi bagaje como punk, porque representaban todo lo que yo quería abanderar. Me pasa hoy con La URSS. No son mi grupo favorito, pero me gustan mucho y representan lo que para mí es el prototipo Punk, en imagen, influencias, actitud, letras, todo… Lo mismo que Radio 77 entonces. Pero luego conocí a Nuevo Catecismo Católico y me vendí al Punk americano (risas).

 

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En la portada de vuestro último número decíais que “si Radio 77 no siguen, nosotros tampoko”(sic). Supongo que ese no era el motivo real.

Obviamente no. La razón fue que yo en aquella época era ya bastante celoso de lo que controlaba y, a veces, chocaba con Omar por nuestras diferentes visiones a la hora de enfocar un tema. En ocasiones él anteponía la ideología a la historia de los hechos, y yo no estaba conforme con eso. Sacamos siete u ocho números, y coincidió que Radio 77 lo dejaban, lo que nos tomamos como una señal. Además él también estaba preparando oposiciones, o las había sacado ya, no recuerdo. Estuvo guay, hicimos un montón de fiestas, llevamos a gente a tocar a León, y Omar es una amistad que conservo, respeto y quiero como si fuese de mi familia, pero era una etapa consumida. Y decidí empezar otro fanzine en el que yo controlara todo y hablara de lo que me apeteciese. En cualquier caso, a Omar le debo mi entrada a militar 100% en el Punk y que me haya metido la fiebre fanzinera, sin la cual no habría existido el Mortaja 13, entre otras cosas.

Siguiendo en León, pero cambiando de sonido, es inevitable hablar de Los Flechazos ¿Qué impresión te causaban entonces?

Yo siempre he sido fan de Los Flechazos. En su momento, no es que lo ocultara, pero tampoco decía por ahí que me encantaban (risas). Casi desde que surgieron iba a sus conciertos en León. Era una banda querida, y profetas en su tierra, algo raro en una escena tan viboresca y llena de mierda como la Mod. Tocaban mucho, y muy bien, pero no solo iban mods a verles, claro. Era una banda de Pop maravillosa y eran accesibles a mucha gente. Era muy fan. Radio 77 representan lo que me mola, y Los Flechazos no, pero las canciones de éstos me parecen mejores. Me gusta más escucharlas. La continuación de los Flechazos, Cooper, ya no me mola tanto. Es un rollo Pop más blando y más repetitivo… pero las letras de Cooper me fascinan. Alguna me ha llegado a poner la piel de gallina. También porque conozco a su autor, Alex Díez, y sé de lo que habla. La manera de contar experiencias personales de Alejandro Díez ha sido una gran influencia para mí al escribir letras para las bandas en que he estado.

¿Cómo llegaste a entablar amistad con Alex?

Coincidíamos en garitos, por la noche. Y me encantaba su imagen, siempre tan cuidada: parecía que estaba esperando la aparición de las cámaras para filmarle. Creo que la imagen dice mucho de uno mismo, es una forma de expresión, y él iba siempre impecable. Yo le admiraba como músico y por la fidelidad al personaje real que se había creado. Al principio, cuando eres un adolescente punkarra, entras a los bares, miras mal a todo el mundo (risas)… Pero terminamos confraternizando, y supongo que él apreció mi amor por la música, mis ganas de aprender, me vería pequeñajo, y siempre me trató muy bien. Luego abrió una tienda de discos, llamada Chelsea, en la que pasé muchas horas. Me traía discos, me descubría muchas bandas y establecimos una relación de amistad. Aparte me ha ayudado mucho. Cuando me dejó una novia que tuve, o tras una muerte en la familia que me afectó bastante, él siempre me llamó para trabajar con su banda. He sido su roadie, ya con Cooper, y hemos compartido viajes, furgoneta, hoteles… Le tengo muchísimo aprecio, cariño y admiración. También valoro que sea una persona que no se adapta a los clichés políticamente correctos. Le han tachado de facha, y de cosas peores. Para algunas cosas es superizquierdista y para otras, más conservador. Pero eso es ser un librepensador: tener un criterio propio para juzgar cada cosa y no seguir un dogma.

¿Crees que Los Flechazos le dieron la fama mod a León o ya existía allí un germen?

En León siempre ha habido una escena Pop de corte… lo que en la España de entonces se llamaba Revival Mod, pero que no era muy purista. Como podían ser Los Elegantes, por ejemplo. Alex tenía un grupo que se llamaba Opera Prima que era más tipo Nacha Pop. A él le molaba la música, iba a Londres, pillaba discos… y me imagino que ahí se dio cuenta que le molaba el rollo Mod, montó Flechazos, y como es una persona con una pasión absoluta por aquello que le gusta, él empezó a crear todo eso. Él ha sido, si no un agitador, porque la palabra no le pega mucho, sí un animador de la vida cultural, nocturna y musical de León desde siempre. Ha organizado cosas y ha creído en lo suyo a muerte. El empezó el Purple Weekend cuando las primeras ediciones eran en garitos de mierda y tocaban Dr. Explosion, Flechazos y alguna otra banda nueva de no sé dónde, porque no había mucho más. Y ahora vienen bandas y gente de Japón, EE.UU… El empezó, con sus pinchadas, a llevar lo que era solo Pop a algo más sixties, más purista. En León había tradición de Rock, gente que oía Kinks, Rolling Stones, garitos como el Laila… Alejandro hizo que bullera ese caldo de cultivo y que creciera mucho el rollo mod.

 

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Ray Harryhausen

 

Tu, como nosotros, siempre has sido más del Punk británico que del yanqui, ¿no?

Si, por supuesto.

¿Podrías explicar a los lectores que representan para ti los Sex Pistols?

Son el epítome del Punk. Son La Banda. Es cierto que antes existían London SS, Slaughter & The Dogs, Cock Sparrer… pero fue ver a Sex Pistols lo que hizo que se convirtieran en punks. Yo los descubrí con 14 años y la única información que tenía sobre ellos eran los dos Lp’s “Never Mind The Bollocks” y “The Great R’n’R Swindle”, el directo “Where were you in ‘77?” que sonaba a mierda, y un par de entrevistas. Y con eso me tenía que hacer la película de lo que yo creía que eran. Lo curioso, es que años después, tras haberme leído la mayoría de libros y haber visto el grueso de documentales que se ha dedicado a la banda, cuando les he conocido personalmente, la película que me hice en su día no difiere tanto de la realidad. Quitando a mis padres y la educación que pude recibir en el colegio, los Sex Pistols han sido la mayor influencia en mi vida. Sin ninguna duda. Cada año, el uno de Enero, lo primero que hago es poner el “Never Mind The Bollocks” entero. Recuerdo la primera vez que escuché “Anarchy In The Uk” y las sensaciones que tuve son las mismas que ahora. Ahora me emocionan incluso más porque les conozco mejor. Para mí, lo son TODO.

¿Y a Ramones en qué lugar de la jerarquía Punk les situarías?

Ramones lo iniciaron todo. Sin ellos, los Sex Pistols no hubieran sido quienes son, así de claro. Paul Simonon confesó que aprendió a tocar el bajo con el primer Lp de Ramones. Y Sid Vicious era Dee Dee Ramone con el pelo de punta. Además me gusta el equilibrio entre lo espontáneo de cuatro paletos de Queens y una cosa bastante premeditada. Eran un grupo bastante posmoderno porque fue Tommy quien les “disfrazó” con chupa y vaqueros rotos, cuando la imagen de entonces era mucho más Glam. Han sido una gran infuencia, pero yo me identifico más con lo que cuajó en Inglaterra.

Y para cerrar la Santa Trinidad, ¿Qué crees que han aportado The Clash?

The Clash son una de las mejores bandas de R’n’R de la historia. Su actitud y su filosofía me parecen maravillosas. Una banda que empezó en la más absoluta miseria, que se dedicaban 24 horas a la banda, y que contaban anécdotas como que una vez Simonon se tuvo que comer el pegamento de pegar los carteles porque no tenían otra cosa que comer, y que acabó tocando en estadios de EE.UU. Mira, que el Punk se quede en las alcantarillas me parece una puta mierda. El Punk tiene que llegar a todo el mundo, y lo que más valoro de Clash es que quisieran ser estrellas y quisieran triunfar. Otra cosa es que las importara el dinero, que no es verdad. Los Clash mantuvieron una deuda con CBS hasta el ’91 por sacar discos dobles y triples a precio de sencillo. Eso lo pagaron de su bolsillo, y han estado endeudados hasta que hicieron el anuncio de Levis. Ellos querían triunfar, llegar a todo el mundo, pero no ser ricos. El dinero se la sudaba. Hay un libro llamado “Passion is a Fashion” de Pat Gilbert, que me parece el mejor que se ha publicado sobre The Clash. Y he leído muchos. Las relaciones que tenían con sus fans o las discográficas es material de cuento de hadas. Cuando empezaron a triunfar en EE.UU, que fue de puta chiripa, llegaban a Nueva York y se paralizaba la ciudad. La discográfica les organizaba fiestas y a la hora de fotografiarse con los capitostes del sello, o habían desparecido o se descojonaban de ellos en su cara. Sin embargo con sus fans siempre tuvieron un trato muy cercano. Aunque el término esté muy prostituido eran “working class heroes”, el puto grupo del pueblo. Luego ya su vertiente política me parece más ridícula, más frívola. A veces hablaban de sandinismo, de revoluciones y cosas así, sin tener ni puta idea… Pero bueno, es una banda que respeto y me fascina. Y su voracidad a la hora de asimilar estilos, sin miedo. Eso era sobre todo cosa de Mick Jones. Podían hacer Reggae, Ska, Hip Hop, Rockabilly o temas Punk más radicales, pero ellos siempre se consideraron a sí mismos una banda Punk.

¿Has visto el documental “Quiero tener una ferretería en Andalucía”? Strummer debía ser un tipo pintoresco…

Si, era una persona compleja, que ha sido muy analizada luego. Buscaba continuamente una personalidad porque la suya no le gustaba. Primero fue Woody, luego Joe. Pasó de llevar vaqueros y patillas a hacerse punk y teñirse el pelo, y reescribir por completo su pasado.

Llegó a participar en películas del Oeste, ¿no?

Si, en Straight To Hell, la mierda esa de Alex Cox. Solo mola cuando sale él.

¿Y las declaraciones de Lydon sobre que Sex Pistols ha hecho más por el turismo en Inglaterra que la Familia Real, qué te sugieren? ¿Crees que ese afán de protagonismo se congracia con la idea de marginalidad que transmite el Punk?

No me cabe duda que han hecho más que la Familia Real, pero Inglaterra tiene muchas cosas atractivas que visitar, así que no creo que el Punk sea ni haya sido jamás el primer motor del turismo allí. Yo no juzgo esas declaraciones bajo parámetros punks, pero me parece fantástico el afán de protagonismo de Lydon. La primera vez que vi a Sex Pistols fue en el Brixton Academy, un teatro de putísima madre, lleno de gente hasta los cojones. Y tocaban seis días seguidos o algo así. Y yo pensaba – John Lydon, cuando existían los Sex Pistols en los setenta, le atacaban por la calle, le acuchillaron, tuvo que irse de Inglaterra porque, contado por sus propios amigos, la policía tiraba la puerta de su casa día sí, día también…- Le hacían la puta vida imposible a un chaval por ser honesto y cantar “God Save The Queen”. Que 30 años después sea recibido en loor de multitudes me parece lo correcto. Yo no quiero que este tío caiga en el ostracismo, ni en el snobismo, ni que sea pasto de cuatro enterados de mierda que sean adalides de la autenticidad. Me parece de puta madre que la gente conozca el Punk porque ha sido una fuerza cultural transformadora de la sociedad superpositiva, y a la que yo me debo. Cuando yo conocí a Sex Pistols, Rotten estaba en una época muy cínica y denostaba todo lo anterior que había hecho. A partir de los ’90 escribió su biografía y se reconcilió con su pasado. Reunió a los Pistols, y a mí me pareció fantástico. Hay gente que ha hecho una carrera en torno al Punk y se ha lucrado. Y ellos, que lo crearon, solo recibieron hostias. Que ahora reciban pasta me parece de puta madre. Y que se reivindiquen, claro que sí. Aplaudo el afán de protagonismo de John Lydon: tiene todo el derecho del mundo. Me la suda esa supuesta “marginalidad” que dices transmite el Punk… ¿Quién quiere a los mediocres? Tienes a una mierda de grupo como Oasis autopromocionándose como la puta mejor banda de la Historia, cuando son una basura… Los Sex Pistols pueden decir lo que quieran porque han sido lo más grande. Sin ellos no existiría la música moderna.

Volvamos a retomar tu historia. ¿Cómo llegas a la conclusión de que acabarías viviendo en Madrid?

La primera vez que vine fue de niño con mis padres, y tengo recuerdos muy vívidos del Museo de Ciencias Naturales. Y la fascinación con la gran ciudad. Ahí tendría cuatro años o así. Seguimos viniendo mucho porque a mis padres también les gustaba mucho la ciudad. Aquí había muchas tiendas de comics, y recuerdo ir al Discoplay de Gran Via con mi padre, y quedarme flipado con la portada del “Impuesto Revolucionario”, de Eskorbuto, ahí meando sobre la Biblia (risas). Con ocho años ya tenía clarísimo que era aquí donde quería vivir.

¿Con quién entraste en contacto al principio?

Cuando establecimos relación con Radio 77, Suso le pasó fanzines a José Delincuencia, y éste me escribió. Le molaron bastante, seguimos hablando, y en el ’96 llevamos a Delincuencia Sonora a tocar a León. Y a partir de ahí establecimos una buena relación de amistad. Él era mi puente a Madrid, y tenía una casa en la que caer. Él me enseñó Madrid y, además, era un tío del Punk que había vivido todo, y que en el ’79 ya estaba tocando. Me contaba todas las historias, y era como un hermano mayor para mí. Al principio, yo intentaba venir varios fines de semana al mes. Curraba, tenía coche, en León la vida no es cara… podía hacerlo.

 

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Primeros tiempos en Madrid. Foto de Miguel Ovelar.

 

¿Cuándo te instalas aquí definitivamente?

Yo en León vivía con una chica, mi novia con la que estuve diez años, que estaba opositando para poder trasladarnos a Madrid porque ese era nuestro objetivo. Creo que fue hacia el 2001. Con el tiempo he aprendido a apreciar León, pero entones se me quedaba pequeño. Punto. Pero no es solo una cuestión de tamaño. No viviría en otra gran ciudad de España. Aunque no haya nacido aquí, yo me siento madrileño 100%.

¿Crees que ha cambiado mucho la ciudad en estos años?

Había más trabajo que ahora o en los últimos años, pero no creas que hay muchas diferencias tampoco. Cosas que han cambiado… recuerdo que cuando aún no vivía aquí, y venía a ver a José, bajada del bus de línea que me traía de León, y cogía el metro hasta Tribunal. Él tenía una editorial llamada Fuga, en la calle Augusto Figueroa. Ese trayecto lo hacía caminando e iba sorteando yonkis con unas carnicerías en los brazos, que no veas… No me parece un recuerdo romántico, ni encantador. Prefiero verlo ahora lleno de pijos y gilipollas con barba, que lleno de yonkis.

¿Y tú participas de esa nostalgia tan de moda que añora la Malasaña de antes?

Se han perdido cosas, pero se han ganado otras. Había garitos que pinchaban Punk, pero Malasaña también era un rollo muy rockanrollero con el que yo tampoco me identificaba. Cuando yo llegué eran los coletazos de la dictadura del rollo garagero. Podías escuchar R’n’R sesentero, Garage, los Cynics, que esta guay, pero no es mi puto rollo. O escuchabas «Psycho» siete veces si ibas a siete bares. A mí me fascinaban los Sonics, pero acabé hasta la polla de ellos, del Garage y de todo. Eso también lo tenía en León. Ahora está el Weirdo, sitios donde puedes oír Buzzcocks, Eater… También es más pijo todo, más domesticado, pero no sé… No se puede estar mirando al pasado continuamente porque no era tan glorioso. Al menos cuando yo lo conocí.

Se critica también el proceso de gentrificación que sufre el barrio…

Sí, eso es como una mancha de petróleo que se extiende… Dicen que se ha convertido en un barrio hipster, pero cuando estaba lleno de tíos con camisas de amebas, ¡a mí también me daba por culo! Igual que ahora con tíos con barbas. Aunque yo no me identifique con ello, esa gente también monta cosas y tiene bandas. No sé, yo no conocí la Malasaña chunga de verdad, pero cuando yo llegué había más peleas, más yonkis. Hay quién dice que molaba el peligro. Pues a mí no. No soy una persona excesivamente violenta. Será por ir cumpliendo años…

 

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¿El fanzine Mortaja 13 empezó ya en Madrid?

No, el primer número salió en León. O los dos primeros. Aquí saqué un par de números más y se terminó. Salieron cinco o seis en total.

¿Tu apodo viene de ese fanzine o tiene otras connotaciones?

Creo que ya te lo expliqué una vez en la radio. Hoy soy una persona bastante diferente a ese Mortaja y no habría elegido ese nombre con reminiscencias a la muerte, porque lo que reivindico ahora es la vida. En León fui a ver una representación teatral de La Naranja Mecánica a cargo de la compañía de William Layton que me pareció buenísima. De hecho la reseño en el primer número del fanzine. Cuando entran en casa de una mujer y la matan, Alex, el drugo, dice –La dejé mortaja- Me llamó la atención y por eso lo cogí, nada más. Muchos me conocéis por ese nombre y al final es una chorrada, no le doy mayor importancia.

¿Crees que el Mortaja 13 es lo mejor que has hecho en cuanto a comunicación en el Punk?

No me gusta mucho mirar así lo que he hecho en el pasado, pero sí, considero que era un fanzine que tenía bastante nivel. No quiero pecar de falsa modestia, ni soy una persona humilde. He estudiado algunos años de Bellas Artes, me gusta dibujar, y creo que es un fanzine de estética muy atractiva. Del Punk me gusta tanto la música, como la estética. Y tampoco creo que escriba mal. Era entretenido y contaba cosas. Creo que hay contenidos que han aguantado bien el paso del tiempo. Igual ahora me muero de vergüenza al leer algo, pero yo lo hacía con el corazón, tratando de hacer algo de calidad. Creo que es una de las cosas buenas que he hecho, sí.

Diría que la principal diferencia con El Nuevo Testamento era que en el Mortaja 13 le dedicabas más espacio al Punk ibérico.

No sé, si tú lo ves así. Quería hablar de más cosas. En El Nuevo Testamento había una línea que yo no quería prostituir: Punk británico del ’77. En el Mortaja 13, como era mi puto fanzine, no tenía esa línea. Podía hablar de Jazz si hubiera querido. A mí el Punk español me encanta, es parte de mi vida. Hay bandas excelentes y canciones maravillosas. Entonces también coincidió que José me puso en contacto gente de esa época.

Claro, eso quería saber… ¿Cómo entras en contacto con toda esa gente que entrevistas?

José vivió todo eso: el Rockola, los primeros conciertos de Ramones y los Clash, tuvo bandas desde el principio… y conocía a todo el mundo. El me presentó a J. Siemens (de Espasmódicos), a Manolo Malou (de Toreros After Olé), a Jose Ramone, el guitarrista de Decadencia, una banda muy poco conocida porque no grabaron nada, pero muy muy importante en la escena madrileña.. Y ya empiezo a tirar del hilo. Yo tenía una avidez de la hostia por entrevistarles a todos. De todos ellos con quién tuve una amistad más cercana, aparte de José, fue con el cantante de Espasmódicos, Kike Kruel.

Alguna vez me has contado que Kike era un tipo peculiar, extremo, visceral, no sé cómo definirlo… ¿Cómo era la relación que tenías con él?

Antes de vivir en Madrid, mi novia y yo íbamos a verle a la relojería en que trabajaba, antes de quedar con José. Se le iluminaba la cara al vernos. Echaba el cierre y nos íbamos al bar. Y de allí salíamos a cuatro patas. El tío estaba en una época jodida, pero quiero pensar que le dimos algo de alegría a una etapa bastante gris de su vida. Yo he estado en su casa y era el museo de los horrores: parafernalia nazi, terrorista, armas, calaveras… Todo lo chungo de la humanidad en una habitación. Transmitía mal rollo. Mucha hostilidad, mucha violencia. Pejo, el batería de Polansky Y el Ardor me decía -La imagen más impactante de los 80 era ver a Kike Kruel borracho como una cuba y puesto de anfetaminas, con los ojos inyectados en sangre, encima de su moto. Era aterrador– Hoy en día sería una persona denostada, proscrita y odiada en la escena Punk, y en la sociedad en general. Pero recuerdo una cosa de él que me conmovió. Gonzalo, el bajista de NCC, me había descubierto una banda moderna de Hc llamada Nerve Agents, que me gustó mucho. Pues la primera vez que fui a casa de Kike me dice –Tío, he pillado un disco, a ver si lo conoces..- ¡Y era el de los Nerve Agents! Este tío, mayor, relojero, seguía teniendo una pasión por la música de la hostia. Escuchaba a los Dickies, que le encantaban, y fue a ver a los Dead Kennedys la primera vez que vinieron sin Biafra.

 

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Kike Kruel

 

¿No tuvo nunca idea de volver a tocar con Espasmódicos?

No, él decía que había un tiempo para todo y el suyo había pasado. Él no podía subirse a un escenario porque estaba ya muy hecho polvo, pero es que ni le apetecía. Es verdad que yo valoro letras más constructivas, porque lo suyo era puro nihilismo, pero para mí ha sido el mejor letrista que ha dado el Punk en castellano. Tenía un rencor y un odio dentro muy lacerantes. Yo le conocí en un momento en que estaba jodido y no tardaría en morir, y todo eso ya había pasado. No sé si hubiera podido establecer la misma relación que tenía con él de haberle conocido en los 80s. En cualquier caso le recuerdo con mucho cariño.

Tú estuviste al mando del recopilatorio que se hizo en su memoria ¿Cómo surgió aquella idea?

El día que mi novia de entonces y yo cogíamos un vuelo a Cuba, me llama J. Siemens y yo, no sé porque, ya sabía lo que me iba a decir. Se me encogió el corazón. No pude ir a su entierro porque estaba subido en un avión. Después de José, él era la persona del Punk de Madrid con quién más afinidad tenía. A la vuelta me reuní con Siemens y, no sé si él o yo, decidimos que había que hacer algo por Kike. En general odio los discos tributo porque la mayoría son una mierda con bandas que no interesan a nadie. Y en este también se nos coló bastante mierda, en realidad. Espasmódicos era la música de Siemens y las letras de Kike, así que convinimos en hacer este tributo. La mayoría de las bandas las conocía yo, así que lo coordinamos así.

¿Y el resultado te pareció satisfactorio?

A medias. Creo que es de los mejores discos homenaje porque hubo una criba importante. Yo decía a las bandas qué tocar, en la mayoría de los casos. A La Broma de Satán, una macarrada inédita como “La tumba de Marylin”, a Delincuencia, “Están deseando que te pongas a temblar”, porque el rollo de la manipulación mediático-social es bastante afín a ellos… A otras no porque me daban igual. Anecdóticamente me encantó reunir a Polansky Y El Ardor en un estudio de nuevo, porque el batería era muy amigo mío y soy fan, pero el resultado fue una mierda. La Frontera metió una base electrónica, y si te cuento cómo fue la grabación te echas las manos a la cabeza. Otra puta mierda porque no se lo curraron. Me moló conseguir que Mikel Biffs, de Safety Pins, cantase por primera y única vez en castellano. Y me encantó que mis amigos del alma, NCC, participaran en este proyecto con un tema que suena como un cañón. Yo canté un tema con Maguu, Siemens y Manolo Uvi que creo que también quedó guay. Y conocí a Mass Volumen, a Sergio y entré a cantar con ellos, también. Aunque hay partes chapuceras, el resultado global me parece bueno. Incluidos los textos del libreto, que hice yo.

 

 

Por aquella época ya estabas en contacto con la gente de Nuevo Catecismo Católico, otra de las bandas con las que mejor relación has tenido, ¿no? ¿Cómo se hizo esa conexión León-Donosti?

Cuando sacaron el tercer Lp, en el 96, un colega de León, al que llamamos Ramone, les llevó a tocar de teloneros de Sex Museum. Para mí aquel concierto fue un antes y un después. De los mejores que he visto en un grupo español en mi puta vida. Arrollador. Todas las canciones seguidas, tocaban que te cagas, no me lo podía creer. Fue maravilloso. Después de su concierto, mi novia y yo nos piramos. No quisimos ni ver a Sex Museum, que por otra parte había visto unas pocas de veces ya a lo largo de los 90. Fue como cuando Joe Strummer teloneó a los Sex Pistols con los 101’ers y no quiso volver a saber nada de ellos… Algo así. Conceptualmente me molaba mucho más la movida de Radio 77, pero me identificaba mucho más con las letras y el sonido de NCC. Antes del concierto les hice una entrevista, y luego estuvimos tomando algo por los bares, hablando de música. Yo tenía cierta culturilla musical ya, y no podía hablar con cualquiera al nivel que hablaba con ellos. Conectamos muy bien. Gonzalo, que entonces cantaba, era un tío muy borde, seco. Sin embargo, él y yo pillamos muy buena onda. Al tiempo le llamé para traerles yo a tocar a una fiesta del Nuevo Testamento y ahí se consolidó la amistad. Él me invitó a ir a Donosti, a su casa, y yo le tomé la palabra poco después.

¿Todo el rollo Buenavista ya estaba en su apogeo?

Si, la escena ya estaba consolidada. NCC tenían tres lp`s, Señor No dos, Discípulos de Dionisos otros dos, y Astrozombies y Teen Dogs ya existían también. La okupa de Buenavista molaba muchísimo y Donosti tenía mogollón de vida. Igual que José en Madrid, Gonzalo fue mi puerta en Donosti. Me presentó a todo Dios. Vi miles de conciertos allí. Mi vida se convirtió en una dicotomía entre Madrid y Donosti. Y esa relación se mantiene hasta hoy, y NCC son parte de mi familia.

¿Crees que NCC recogen el testigo del Rock Radical Vasco o están en otra onda, más con el rollo noventero de Turmix y compañía?

NCC son la reacción al RRV. Así de claro. Ellos nacieron en la resaca de todo eso. El Punk vasco que nace a finales de los 70, va evolucionando hasta mediados de los 80, y entonces es tomado al asalto por Herri Batasuna, que lo convierte en RRV. Seguía habiendo bandas cojonudas. A mi Kortatu me da igual que sean abertzales o lo que sea, es una banda que me fascina. Pero ahí empieza una deriva calimochera con bandas que salen a tocar borrachos, sin presencia, ni cultura musical, que versionaban a sus predecesores… Y claro, esta peña no se identificaba con eso. Ellos estaban con el Punk y el R’n’R clásicos, controlaban bandas que no pinchaban en ningún lado. Y tocando reivindicaban el rollo americano ’77-’80, el primer Hc, y un rollo que en Euskadi no se llevaba. Ellos son los primeros que versionean el “Sonic Reducer” de los Dead Boys. Bueno, primero son TDK con “Israel”, que es un plagio claro. Yo creo que ellos son una reacción al RRV, y sí, su actitud y su rollo era bastante similar al que reivindicaba el difunto Kike Túrmix.

Pero a ti también te entusiasma el Punk o Rock Radical Vasco, ¿no?

Sin duda. Cuando yo empecé a escuchar Punk era lo más accesible. Mucho más que las bandas de Madrid. Y las reediciones de Espasmódicos o Último Resorte no habían salido aún. El Punk vasco fue el único que podríamos decir que lo petó. La Polla Records era un grupo mayoritario y el “Salve” lo vendió todo. Yo soy muy fan del Punk vasco del principio: Vulpess, Odio, Cicatriz, RIP, Basura, por supuestísimo Eskorbuto, MCD, e incluso Hertzainak o Zarama. Tengo las discografías completas de todas esas bandas. Me encantan. Luego de lo posterior, también me gustan cosas: Delirium Tremens, Vómito, Tijuana In Blue, el primer disco de Parabellum, Yo Soy Julio César, cuyo primer elepé me sigue pareciendo buenísimo…

Eskorbuto, sin embargo, siempre te han calado de una manera especial.

Es el único tatuaje que llevo en mi cuerpo. Son los que más me han gustado siempre, pero por todo: por su actitud, porque iban por libre, porque no les importaba ser políticamente incorrectos, por su oposición a la etiqueta de RRV… El primer single que sacaron lo tengo firmado por los tres, aunque no me lo firmaron a mí, y las canciones del compartido con RIP me parecen la cumbre del Punk, digamos ibérico, por si a alguien le molesta decir español. A mí todo ese royo de si Euskadi es España me importa un pito. Y a ellos también. Me gustaba oír a Iosu decir – Yo soy vasco, pero también español- Claro que si, tío…

 

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¿Y todo su nihilismo y su apología, más o menos, velada de la droga?

Eso, con los años, sí lo he ido rechazando. Cuando era adolescente sí era más autodestructivo… ¡Era Mortaja! Mi canción favorita de la historia, no del Rock ni del Punk, de la Historia de la Música, era “Enterrado vivo”. Esa apología de la droga ha causado estragos, y ellos no solo entraban al trapo como víctimas, sino que la reivindicaban como forma de vida. Eso sí me parece deleznable. Y con los años también me ha ido cargando mucho el rollo quejica de Iosu: lo de quejarse siempre de la detención de Madrid y de que HB no les apoyasen en ese momento, que se pasó repitiéndolo incansablemente desde el 82 hasta que la palmó. Era un poco agonías el chaval, siempre cuestionando la moral y la honestidad de todos los que les rodeaban, cuando ellos eran unos chorizos y unos hijos de puta de cuidado. Los sigo admirando tal y como eran, pero con los años he ido valorando más la actitud de unos Nikis, por ejemplo, que la de Eskorbuto, aunque me parezca más auténtica, respetable y lo que quieras… Hay que saber reírse un poco también.

¿Cómo verías tu a Eskorbuto si hubieran llegado a nuestros días?

Si hubieran tenido un buen manager, y no un sinvergüenza, que los hubiera llevado a una clínica de desintoxicación… Y si no hubieran pillado el SIDA, podrían estar haciéndose giras por Sudamérica y ganando pasta como hijos de puta. Como Evaristo, que llena festivales. Si hubieran tenido un poquito de cabeza… Pero era una mala época. Ese videoclip que grabó Iosu contra el caballo, cuando se le veía medio muerto diciendo –Nosotros veíamos a los Rolling que se metían caballo, y pensábamos que era una manera de oponerse a la sociedad – ¡Esa ingenuidad tan destructiva! Aunque la culpa la tiene mucha gente del R’n’R, con su apología de la cultura de la droga, los Rolling, Eric Clapton, y sobre todo Lou Reed, que si existe un infierno debe estar pudriéndose en él, porque ha creado yonkis por miles.

¿Crees en la teoría de la introducción del caballo en Euskadi por parte del Estado para aplacar a la juventud combativa?

Ni puta idea. No tengo información de primera mano de nadie. Por un lado me repatea el victimismo vasco contra España. El que se metía caballo lo hacía porque quería también. Lo que no había era información sobre sus efectos, esa era la verdadera tragedia. Por otro lado, no me cuesta nada creer que el Poder pudiese fomentarlo, o que no lo reprimiese, como forma de anular un foco de conflicto. Premeditada o coyunturalmente, fue un arma de control, sí…

Pero en toda España había caballo, ¿no?

¡Desde luego! En León había un montón. Tras la muerte de Franco y la creación de las autonomías, hubo dos focos muy conflictivos: Euskadi y Madrid. No es casualidad que en los 80s hubiese mucha más permisividad con las drogas: anulan a gente conflictiva o molesta. A Euskadi les tocó la peor parte: el caballo. En Madrid se adormecía a la gente con anfetas y La Movida Madrileña. Date cuenta que en Euskadi había unas movidas de la hostia; colegas me contaban de un concierto de Eskorbuto y Los Santos que al terminar, la peña muy engorilada, se fue a una comisaría y la redujo a escombros. Fuese premeditado o no, al Poder le interesaba tener a esa gente controlada. Cicatriz, RIP, Eskorbuto, toda una generación se fue al carajo por el caballo y el SIDA.

También has tenido unas experiencias como roadie de celebridades del Punk ¿Cómo fue el trabajo con Glen Matlock?

En León hay dos personas gracias a las que he conocido y he hecho muchas cosas. Una es Alejandro Díez, y la otra Juancho López. Juancho tenía un grupo de Garage llamado Salamanders, montó The crepitos, Bummer… Es un gran amigo mío y un tío que ha vivido del Rock, y eso, en este país, es acojonante. No malvivir como aquí en Madrid, que dicen –soy artista-, y luego es soldador. Este tío tenía una agencia de management, y de vez en cuando me llamaba. Un día me dice –Viene Glen Matlock a Valencia y Bummer somos los teloneros, ¿te vienes de chófer y te pagas el viaje?- Fue como le conocimos, y luego Juancho le montó otras dos giras españolas en las que también participé ¡Juancho sabía que yo lo haría hasta pagando! Tenían presupuestos ajustados porque la cosa no daba para mucho, y no podía pagar a un profesional, pero a un fan sí (risas). En serio, lo último que me importaba era el dinero. Yo le estoy muy agradecido a Juancho por permitirme aportar mi granito de arena para que Glen Matlock girara por la península. Y conmigo acompañándole. ¿Qué más puedo pedir?

¿Qué tal el trato con él?

Es encantador. Fue el primer Pistol que conocí. Él estaba empezando a tocar de nuevo, tras una etapa de alcoholismo ya superada y bueno, era una persona un poco aburrida a estas alturas. Quizá también lo fuera en la época, ¡y por eso le odiaba el resto de la banda! No pinchábamos música en la furgoneta, tampoco había juergas tras el concierto… De aquella acababa de formar la banda The Philistines que fueron quienes tocaron en una discoteca de Valencia, con Bummer. Luego vino con Chris Musto, un batería que tocó con Johnny Thunders y con Sylvain Sylvain, y en la segunda gira vino con Ray McVeigh que fue guitarrista de los Professionals. Para mí era la hostia recogerles en el aeropuerto de Valladolid y pasarme dos o tres días viviendo con ellos.

¿Y no se contó alguna anécdota de la época?

Mira, yo entiendo bien a los americanos, a los british un poco peor, pero a Matlock fatal. Tiene un acento cockney supercerrado. Pero, ¡tío! ¡Yo iba en una furgoneta con un Sex Pistol sentado a mi lado durante horas! Claro que le acribillaba a preguntas, y sí se contaba cosillas… Me acuerdo que le pregunté qué grupos Punk eran realmente buenos en directo. Me respondió que los Ramones eran buenos, pero que ellos eran mejores (risas). También los Stranglers, “si te molaba su mierda”, y que los Adverts eran muy divertidos… pero me acabó confesando que ninguno le llegaban a la suela de los zapatos a los Heartbreakers -Cuando ellos tocaban, nos cagábamos todos- , decía. Los grupos americanos estaban más rodados, tenían otra concepción del Rock, más profesional…

Con Dan Treacy, de Television Personalities, estuviste en aquel festival del Parque Paraíso, que él estaba bastante jodido ¿Cómo resultó aquello?

Eso fue una locura, pero al final entrañable y memorable. Yo a Treacy no le admiro tanto por su carrera como a Matlock, pero creo que es un gran compositor de canciones. El Ep del “Part Time Punks” y la etapa ’77 no me gusta, sin más. Prefiero discos posteriores donde sí veo mucho más talento y originalidad para hacer canciones Pop. Pues nada, lo recogí en el aeropuerto, el tío está como una cabra…

…Y se hinchó a beber!

No, ese es el tema. El tío es alcohólico perdido y tuve que mantenerle sobrio todo el día. En el auditorio este tocaban más bandas, y claro, tuve que entrar al camerino y decir – Al primero que vea ofrecerle algo de beber, le doy una paliza que le dejo en silla de ruedas – Y todo el mundo acojonado. Me costó mucho, ¿eh? –Tómate una sin alcohol, tómate esto, tómate lo otro…- Pero al final, antes del concierto, le puse un par de copas para que saliera contento…

Durante el concierto tuvo mucho pique con sus músicos. Al batería lo puteo, y creo recordar que le acabó echando.. ¡La gente le silbaba y le insultaba desde el público!

¡Pero a él se la sudaba todo! Cuando acabó me dijo -¿Ha estado bien, jefe?- Y yo –¡Pues claro que sí! Ha estado de puta madre y ha sido un día maravilloso- (risas). Iba muy pasado, pero es lo que siempre hablamos. El alcohol y las drogas no nos afectan a todos igual. Este tío venia ya tocado. Puedes echarle las culpas a las drogas o al alcohol, pero él tiene un desequilibrio que tiene otro origen. Con la banda tenía muchos piques ya, pero recuerdo que uno se le acercó a susurrarle algo y Dan le dijo -¡no susurres, tío! Dani es de los nuestros, puede oír cualquier cosa- Fue muy cariñoso conmigo, pillamos muy buena onda, y guardo un recuerdo muy emocionante de ese día, aunque curré a saco, sin parar. Me arrepiento de no haber escrito todo lo que viví en el momento porque hay anécdotas loquísimas.

No te cortes, cuenta algo…

Me acuerdo que se nos metió un gatito en el motor del coche, y el tío entró en pánico. Estuvimos como una hora para sacar al gato sin hacerle daño, y él estaba al borde de un ataque de ansiedad. Yo en otras circunstancias hubiera encendido el motor para que el puto gato saliera despavorido, pero claro…Y cuando llegamos al hotel para dejarles allí, y volví a por la furgoneta, el gato se había vuelto a meter.. ¡me parecía increíble!

¿Has acompañado a alguien más que no sepamos?

A los Rezillos les recogí en Madrid y los llevé al Purple Weekend a tocar. Les regalé un disco de Ilegales que les encantó. Estuve con Fay Fife y Eugene, de los originales. Fay me encantaba, le hubiera tirado los tejos tranquilamente… También he girado con los Nitwitz de Holanda, que eso sí que fue una locura. Con Tony Slug, de Nitwitz, BGK y Loveslug, tuve mucha relación en su día. También he sido chófer de Paul Collins y de otros artistas de Rock españoles o extranjeros.

En el proceso de preparación del homenaje a Kike Kruel, una joven banda llamada Mas Volumen se puso en contacto con vosotros porque querían aparecer en ese recopilatorio. Una noche fuiste J. Siemens, Maguu y tú a verles al Nasti. ¿Qué impresión te causaron?

Me volaron la cabeza. Me fascinaron. En aquella época no había bandas así. Estaban Webeloss, una influencia para Mas Volumen, pero en directo eran mejores que ellos.

Eso puede herir algunas sensibilidades.

Creo que a Mugretone le encantará que diga esto. Vi a Webeloss dos o tres veces antes de que se separaran y musicalmente eran una mierda. Luego volvieron y sonaban algo mejor. Me encantaba el concepto, la actitud, porque antes, en Madrid era todo ese rollo Minuesa (Nota: mítica okupa madrileña), la tercera generación de Punk, Potencial HC, dogmas políticos… A Webeloss les odiaba todo el mundo ¡Yo flipaba! Era lo que hacía falta. Pero Más Volumen eran mejores en directo. No tenían una actitud tan provocativa, pero sí más agresividad, más caña. Yo me enamoré. Había que meterles en el recopilatorio sí o sí.

Y les adjudicaste “Soy Cruel”. Al menos eso recuerda Sergio.

Tenían que repetir canción, y eligieron esa. O es posible que les impusiera esa, no recuerdo, la verdad. Yo entonces era más controlador en los proyectos que consideraba míos, como éste. Después de verles, conocí a Sergio, el guitarrista, que ha sido una de las personas más importantes de mi vida. Si tuviera que elegir a diez amigos en mi vida, uno sería Sergio, sin duda. Le debo muchísimo y no sé si le he correspondido por todo lo que él me ha dado a mí.

El caos que parecía existir entorno a Mas Volumen, ¿era real? ¿Qué te encontraste cuando les fuiste conociendo?

Muy real. Era cuatro tarados a los que se la sudaba todo. Eran provocadores, y no encajaban en los clichés imperantes de lo que se consideraba Punk entonces. Eran incorrectos, divertidos, y muy cañeros en directo porque eran muy niños ¡Era como ver a Eater! Traté de irles a ver siempre que tocaban y empecé a hacerme muy amigo de Sergio. Me invitaron a hacer coros en una grabación que iba a salir en un compartido con Webeloss, pero se perdió. Una putada porque era lo mejor que grabaron.

¿Tendrías unas palabras sobre cada uno de ellos para ayudar al lector a formarse una imagen?

Muñones, el bajista, era un alcohólico adolescente. Excelente persona y fácil de llevar. No causaba problemas. Emilio, el baterista, era un chiflado divertido e impredecible. Éste si daba todos los problemas del mundo. Era imposible saber por dónde iba a salir, pero era parte del alma de Mas Volumen. Él y Muñones se conocieron en un curso de esos para evadir las multas por beber en la calle. Sergio, el guitarrista, era el ideólogo loco. Siempre ávido de sensaciones y de aprender. Brillante, impresionable y muy provocador. Y Jorge, el cantante, un pijo que generaba un caos que molaba mucho. Eran raros y hostiles. Luego tuve la oportunidad de unirme a ellos.

 

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Mas Volumen, en su último concierto del Nasti.

 

Tras el mal rollo a la hora de grabar el tema para el recopilatorio, echan a Jorge. Tú y Sergio cantasteis diferentes tomas del “Soy Cruel” ¿Ahí es cuando te proponen ser el cantante?

Yo nunca fui el cantante. Simplemente compartí unos conciertos con ellos y fue maravilloso. El cantante era Jorge, con esa actitud, esa voz… A mí me lo propusieron, y ni me paré a pensar. Mi grupo favorito del momento me propone ser su cantante…¡Por supuesto!

Algunos de esos conciertos fueron muy tumultuosos, por decirlo así ¿Qué recuerdo tienes de ellos?

El primero fue en Villacañas, que se prohibió, se cambió de ubicación y, finalmente se hizo en un descampado alumbrado por los faros de los coches. Teníamos un tema que se llamaba “Hijos de puta” que cambiábamos la letra según donde estuviésemos. Allí era “Villacañas hijos de puta”. Aparte, Emilio, tal como era, que le daba igual donde estuviese, entre canción y canción llamaba paletos y demás, a todo el mundo. Había cierta hostilidad que éstos se tomaban a broma, y yo un poco menos. Veía en las primeras filas una tensión, que podíamos acabar en el pilón o cubiertos de brea y plumas. Al final lo driblamos porque los de la barra eran unos punkis mayores que fliparon con nosotros porque el final del concierto fueron todo versiones de clásicos del Punk español. Salimos medio a hombros, y se calmó la cosa. Ese fue mi debut. Luego Omar, mi colega de León, nos llevó a tocar a Ponferrada a un homenaje a Joe Strummer que organizó. Fuimos con Chema, de Radio77, con Javi Del Val de Delincuencia Sonora y con Montse, de Micromachines. Hicimos el “Career Oportunities” y alguna más de los Clash. Ese fue el mejor bolo que hicimos, y a Omar le encantó.

Y por último el del Nasti, que fue la debacle total ¿Fue aquel concierto lo que llevó a la disolución de la banda?

Ya estábamos un poco quemados. En realidad no es que yo me llevara mal con Emilio, ni con ninguno, pero hasta entonces Sergio y él habían sido el alma del grupo, llevando todo el peso, y de repente entra otro gallo en el corral. Emilio vio invadido su espacio, y era así. Las cosas ya no funcionaban tan bien, y el concierto del Nasti fue la gota que colmó el vaso. Más Volumen era una banda conflictiva, insultábamos al público, sin importar que fueran amigos o enemigos. Además era una escenita que empezaba a nacer. Estaban Salidos del Armario, con Demi, que luego serían Perturbados y otras bandas más, todas hijas más o menos de Webeloss, y que caían muy mal en el establishment del Punk politizado. Para aquel concierto, Sergio, que era el que lo montaba, le pidió a Webeloss que volvieran, y Mugretone estuvo de acuerdo porque también era muy fan de Mas Volumen. Aparte, se trajo a Dementess, unos chavales de catorce o quince años, con Africo y Jorge, que luego serían cantante y guitarrista, respectivamente, de La URSS. Y de Guadalajara, por enrollarse, Sergio llamó a los Taquicardía estos de los cojones. En el cartel todos teníamos las SS en nuestros nombres, menos los Taquicardia que Mugre les puso lo de “estos no son nazis”. Y lo que pasó fue que un grupo de peña de la escena políticamente correcta, costrosa, chandalera del Punk, que nunca tendrían huevos para reventar un concierto de nazis de verdad, vinieron al nuestro sabiendo que no iba a haber ningún nazi: todo era una excusa vergonzosa. Tuvieron así un buen motivo para justificar el odio que nos profesaban. Si vienen a pegarnos por graciosillos o por envidia, no es admisible, pero por ser nazis sí. Allí no había ningún nazi. Solo fueron una recua de cobardes hijos de puta que pegaron a chavales enclenques, en su mayoría. La verdad es que a mí el principio de la movida me pilló en el baño de un bar aledaño con una amante que me había echado por entonces. Me piré cuando empezaron a tocar los Taquicardia porque me cayeron muy mal y no entendía qué coño pintaban allí, aparte de ser un compromiso de Sergio. Cuando volví ya habían pegado a Mugretone, me junté a Sergio y la cosa se calmó un poco. No tenía ni idea de que se iba a montar todo aquello. Yo lamento mucho que Mugretone acabara en el hospital con el pómulo roto, y que Sergio se llevara un par de hostias, pero me parece de puta madre haber tocado los cojones a tanto subnormal. Al final casi cobran hasta los camareros. Viéndolo con perspectiva, lo extraño es que sólo cobrásemos una vez, porque Mas Volumen pedían hostias a gritos en todos los conciertos. Éramos como los Fear, pero en vez de cachas, tíos escuálidos (risas).

1776 es la banda que formasteis Sergio y tú al terminar Mas Volumen, ¿por qué no cuajó ese proyecto?

Al terminar Más Volumen todos quisimos respirar un poco fuera del grupo. Sergio y yo teníamos una relación más nueva, más intensa quizá, y teníamos claro que queríamos hacer una banda de AfterPunk un poco más seria que Más Volumen.

Los proyectos de Sergio siempre han tenido un punto de humor, difícil de superar…

Este lo tenía, pero quería ser incorrecto y frívolamente hostil. Con Más Volumen, yo era mayor que ellos, y aunque escribí alguna letra, no siempre me sentía cómodo cantando aquellas sandeces. Estaba bien que lo hiciesen ellos, porque eran así, pero hacerlo yo no me parecía honesto. La idea ahora era meter el punto de humor, pero más irónico que payasesco, y desdramatizar un tema. Estuvimos ensayando, pero el batería me cayó mal desde el minuto cero. Sacamos algunos temas propios y versiones de Interterror, de Warsaw, el “Belsen was a Gas”… Sergio montó un concierto de Kante Pinrélico y nosotros íbamos a telonearles, pero el día del concierto, el batería salió huyendo como una gallina porque decía que nos iban a venir a pegar otra vez. No pasó nada, pero nosotros no pudimos tocar. Y los Kante Pinrélico se hicieron un conciertazo, todo hay que decirlo. Gracias a aquel concierto que organizó Sergio volvieron un poco a la actividad. Y 1776, sin batería, fue muriendo… Luego hicimos un proyecto llamado Erster Mai, que es primero de mayo, en alemán, que era más teórico que práctico. Es un proyecto que sigue existiendo en nuestras cabezas y algún día haremos algo juntos. Sergio ya ha actuado en público bajo ese nombre.

Creo que después de toda aquella época estuviste algo fuera de la escena Punk ¿Es así?

Puede ser, aunque no soy muy consciente de ello. Eso coincide con algunos cambios en mi vida. Episodios bastante traumáticos. Lo primero, que mi novia, con la que llevaba diez años, me dejó. De manera totalmente justificada, pero fue un momento duro. La otra fue que yo estaba organizando la primera gira de NCC por Europa, y se malogró en el último momento. Yo había invertido mucha energía en ello y fue un palo de la hostia. Arturo, el guitarrista se puso malo y yo me enteré cuando llegué a Donosti para marcharnos. Estaban en un momento brutal, recién renacidos, con Eneko de cantante, mucha ilusión, un directazo… Hubieran arrasado porque había caldo de cultivo para ese tipo de Rock con influencia Punk, también más clásico. Era la época del royo Hellacopters y todo eso. Y ellos se los comían. No hubo gira pero nos fuimos de vacaciones a Berlín, y fue cuando conocí una ciudad maravillosa a la que he vuelto varias veces. Fue una semana inolvidable, aunque yo iba por la calle, veía los carteles anunciando su concierto y me daban ganas de llorar. Quemamos muchos contactos. Hubo gente que nos organizó cosas y le llamamos el día anterior diciéndoles que no había concierto.

¿Te apartaste del Punk de manera deliberada, entonces?

Por todo esto de mi novia, y por otras razones, me vi inmerso en una vorágine desquiciante que me llevó a ingresarme en un hospital psiquiátrico. Mi vida se desmoronaba. Y para mí eso era inaceptable. Yo siempre he querido vivir, disfrutar de la vida y me di cuenta que ya no quería. Era inadmisible. Yo no contemplo el suicidio bajo ninguna circunstancia. Tenía que salir de eso. Estuve ingresado un tiempo y cuando salí estaba renacido. En aquel manicomio se enterró Mortaja y salió la persona que soy hoy. Me matriculé en Bellas Artes, donde hice tres cursos, y empecé con un planteamiento de vida distinto. Es muy posible que me alejara del Punk al alejarme de la vida que llevaba antes. Sergio tenía otros proyectos, pero seguimos teniendo una relación muy estrecha. Hicimos muchos viajes por España y el extranjero, vimos juntos infinidad de conciertos acojonantes: Sex Pistols, NON, Marc Almond, Damned, Cockney Rejects, Alice Cooper, Penetration, Johnny Moped, Killing Joke… Cuando viene a Madrid intentamos vernos. La última vez fuimos a ver a Front 242 y fue una noche maravillosa. Es mi alma gemela. Le admiro muchísimo.

 

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Sergio

 

¿Crees que el Punk es un movimiento autodestructivo, a pesar de corrientes más positivistas?

No creo que la autodestrucción sea algo inherente al Punk, pero es un peligro asociado. El expresar un montón de energía negativa, rabia y rechazo contra lo que te jode, se puede transformar en algo constructivo, pero sí es cierto que también te puede llevar a conductas autodestructivas. El Punk es, entre otras cosas, expresión de rabia adolescente, pero cuando la adolescencia pasa y ves que el Punk no se te pasa, hay que tratar de enfocarlo de manera más positiva. Más responsable y cabal. Y si el consumo de drogas forma parte de tu manera de vivir el Punk, más vale que las dejes o aprendas a gestionarlas con cabeza. Porque si no, estás jodido.

Por tanta muerte célebre que ha habido… ¿no te parece natural la conexión entre muerte y Punk?

Si llevas un rollo nihilista e irresponsable, estás jugando con la muerte, pero no creo que el Punk sea una celebración de la muerte en sí mismo. Creo más bien que hay una indulgencia total hacia el desorden. Digamos que hay un Hedonismo desordenado. Una celebración de la vida irresponsable.

En contraposición hay otras vertientes como el SxE, o el rollo Crass, que eran gente de otra pasta, ¿te parecen movimientos válidos?

Sí, me parece muy bien que hayan existido como contrapunto. Eran la reacción a ese descerebre. El que trajo consigo la segunda generación Punk, cuando el movimiento se hizo mayoritario. Cuando surge el Punk, los punks eran un grupo muy reducido. Outsiders de la sociedad que se vestían de manera escandalosa para diferenciarse de la masa. Pero era una especie de club privado, con inquietudes artísticas, que manejaban unos códigos muy violentos y hostiles para provocar: las esvásticas, las cuchillas, etc. Pero era una violencia más estética e intelectual que real. Los punks generaban mucha menos violencia de la que recibían. Pero cuando algo así se hace masivo, empieza a aparecer en los papeles, y los media y el establishment hacen lo posible por desvirtuarlo y combatirlo, la cosa se vuelve muy difícil de manejar porque la violencia se empieza a convertir en real. El Punk no era algo al alcance de todo el mundo, pertenece a una élite intelectual y culturalmente iniciada que lo sepa interpretar, lo siento. Agradezco que el Punk se haya hecho masivo, pero es algo que se puede ir de madre fácilmente. Y lo que vino después, cuando la prensa metió baza… Se atrajo a un montón de mierda humana.

Especialmente en Inglaterra…

En todos sitios. En Inglaterra con el Oi y gente como Gary Bushell, en EEUU con el Hardcore, en Europa, en España… En la biografía de Darby Crash, el cantante de los Germs, todo esto aparece muy bien relatado: La primera escena punk angelina, la de X, Weirdos, Gerrms, Bags, Alleycats, Screamers… estaba compuesta por inadaptados de todo tipo, gente del mundo del arte, gays, gente que no encajaba, todos ellos muy dispares entre sí y con su propia personalidad, su propio bagaje y su propia estética. La segunda generación Punk, el Hardcore, era mucho más uniforme y estaba compuesta en un alto porcentaje por surfers que un año antes pegaban a los primeros punks. El que el Punk se haga mayoritario tiene su lado positivo, y la segunda generación punk, el Hardcore, el Oi y todo eso, está llena de buenas bandas y de gente interesante, pero también viene lastrada por esto que te cuento y atrajo a un montón de indeseables. En España sucede también, claro. En Madrid, por ejemplo, en espacio de dos o tres años, puedes comparar el tipo de gente que se movía en torno a KK de Luxe, con la que se movía con un grupo como III Guerra Mundial, por poner dos ejemplos: no tiene nada que ver. La segunda generación Punk española, la del 81, que es la que a mí más me gusta, aparte de estar compuesta por bandas y personas interesantes, también estaba repleta de basura: nazis, sociópatas, vándalos. Valencia es un ejemplo más claro. Allí inauguraron la moda de quemar mendigos vivos; el primer crimen de ese tipo lo cometieron dos pavos que se movían en el entorno de Interterror o N.E.S. (que incluso dedicaron una canción a dicha “hazaña”). En cuanto se hace masivo, y se malinterpreta, empieza a entrar gente que no es válida para el Punk.

En los últimos años has vuelto de nuevo a participar de forma activa en la escena.

Sí, hombre, ahora que lo dices, tienes razón en lo que comentabas antes: que “desaparecí” un poco. Pero simplemente, con el paso de los años, tus prioridades en la vida cambian. Desde que salí del manicomio, he estado reconstruyendo mi vida y he estado currando en infinidad de cosas para ganarme el pan, que me absorbían mucho tiempo. Empecé otra relación estable con otra chica, y estaba más centrado en mi nueva vida que en el Punk. Pero simplemente dejé de producir cosas: yo seguía escuchando la misma música, yendo a conciertos, e incluso escribiendo para Mondosonoro y realizando algunas entrevistas. Hay un paréntesis de unos siete años, entre Mas Volumen y Nueva Autoridad Democrática, en los que quizá no participo activamente en la escena Punk, pero es que cuando he hecho algo, montar un bolo, sacar un fanzine o lo que sea, lo he hecho porque me apetecía y me divertía, no para militar en ninguna escena; siempre he ido por libre, y hay épocas que me apetece hacer unas cosas, y épocas que me apetece hacer otras o que no me apetece hacer nada.

Y llegamos al presente, cuando aparece Nueva Autoridad Democrática. A ti siempre te ha molado el Hardcore duro, visceral, de bandas como Discharge o GBH, el UK82… Al resto del grupo también. ¿Cómo empieza tu participación en esa banda?

Estuve un par de años currando en una tienda de discos, en el Rastro, y un domingo aparecieron dos chavalitos, dos punks muy jóvenes preguntando por discos. Tenían buena pinta, la actitud correcta, y, además, controlaban de música. Eran Jorge Ruido (que luego montó el sello Sólo Para Punks) y Héctor Sudor. Quedé con ellos en que el siguiente domingo les llevaría mis fanzines, y ahí empezamos una relación de amistad. Héctor me habló de Sudor, y fui a verles a una okupa de Getafe. Me volaron la cabeza. Fue como con Mas Volumen, pero muchísimo más fuerte, porque Sudor me gustan muchísimo más que Más Volumen. Y me hice muy fan de Sudor y muy amigo de Héctor. Empecé a moverme con esta gente y su entorno, lo que inevitablemente me llevó a conectarme de nuevo con la llamada escena Punk. Una escena de gente más joven, con la que a veces no tengo nada que ver, bastante mojigata y dogmática a veces, pero que también está llena de cosas acojonantes. Pasado un tiempo, en el 2010, Héctor me dijo que había montado otro grupo y quería que yo fuese el cantante. Yo en ese momento estaba desconectado de los escenarios, y ni me lo planteaba. Pero me picó el gusanillo, fui a un ensayo, empecé a probar, a probar, y me metí de lleno en NAD. Tenían cinco temas instrumentales, y creo que en cuatro días les puse letra. Las cinco que aparecen en la maqueta.

¿No te parece que el Hc-Punk es tendencia hoy, por encima de cualquier otra corriente del Punk?¿A qué crees que se debe?

Sin duda. Y no me identifico tanto con ello. Bueno, con algunas bandas sí, mucho. Al final creo que es más fácil tocar HC que montar una banda como los Clash. No más fácil, porque tocar como Fear, Bad Brains o Gang Green no es fácil, pero un grupo de HC mediocre puede dar mejor el pego que una banda mediocre de revival de Punk ’77, porque la “caña”, la agresividad ruidosa, es un recurso muy agradecido. A mí me gustaría ser el frontman de una banda como los Damned, pero no soy Dave Vanian: como cantante, soy una puta mierda, pero en un grupo como NAD, doy más o menos el pego. Soy consciente de mis limitaciones y, además, es la banda que me ha tocado: no la he montado yo. Como en Mas Volumen, yo llegué el último, me uní a un proyecto que ya existía y aporté lo que creí que podía aportar.

Pero también parece el único estilo que genera algo de interés en el público hoy día.

Si eres bueno tocando y tienes imaginación, puedes hacer algo guapo en formato HC, pero en general, abunda la morralla y a mí me acaba sonando todo igual. De nuevo es como en la época del Nuevo Testamento. A mí me gustaría reivindicar otras cosas, Buzzcocks, 999, y que surgiesen bandas así. Los Pennycocks, por ejemplo, no son mi grupo favorito, ni me gusta que canten en inglés, pero su rollo me gusta más que el Hardcore. En mi casa escucho pocas de las cosas que han influenciado a un grupo como Sudor, y muchas de las que han influenciado a un grupo como los Pennycocks, pero prefiero a Sudor que a los Pennycocks.

¿Hay bandas actuales que te emocionen?

Funcionando me gustan mucho Tensión, Satélite, BelgradoMaldito País no sé si siguen. Orreaga 778 y NCC, claro, por la relación que tengo con ellos. De Madrid, Juanita Y Los Feos, que creo que no siguen, eran mi banda favorita.

 

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Nueva Autoridad Democrática

 

En NAD destacan esas letras llenas de acritud, hastío, recelo, desencanto… ¿Las escribes tú, verdad?

Sí, son mías, aunque Héctor ha contribuido en algunas cosas. Esas letras reflejan una parte de lo que soy, no todo. Y creo que van bien con todo el concepto de NAD, que es algo intenso y hasta incómodo. Desde que entré a formar parte de NAD he ido acumulando frustraciones y agresividad por varios motivos, y doy rienda suelta a esos sentimientos a través de mis letras. Son autobiográficas y demuestran mucho descontento, pero sobretodo conmigo mismo. Creo que son letras bastante trabajadas. De hecho, creo que son de las mejores letras en castellano que puedes encontrar en el Punk y el HC hoy en día: ya he dicho que soy muy poco modesto.

¿Qué futuro le ves a NAD?

No lo sé. Para mí han sido cinco años de frustración porque creo que podríamos haber sido el mejor grupo de Punk español, y uno de los mejores de Europa, pero no hemos hecho una mierda. Y es que tú puedes juntar a los mejores músicos en una habitación, y puede salir algo o no, pero nosotros somos una banda. Cada uno tenemos una visión de lo que es el grupo, ha habido luchas, pero en el local hay una compenetración brutal. Que el resto de la banda no valore esto, me toca los huevos, la verdad. Nos juntamos cinco minutos cada cuatro meses y sale una canción. Y a los dos ensayos ya suena. Sin embargo, en seis años hemos sacado dos discos y dado poquísimos conciertos, y apenas hemos mejorado nada: somos el Real Madrid jugando partidos de solteros contra casados. Así de claro.

¿Crees que no ha habido suficiente implicación?

No nos hemos dedicado a la banda. Yo entiendo y respeto que todos tienen sus propias bandas, pero para mí es una situación insostenible. Para mí una banda es ensayar todas las semanas y tocar todos los meses. Pero llegué a una conclusión – ¿Es mejor esta mierda o nada?- Al final me trago mi orgullo y digo -Pues esta mierda- NAD ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida. Ha sido mi banda. He dado todo, he hecho el logotipo, letras, lo que fuese. He hecho sacrificios. He dejado a mi novia. Harta de que saliera con ellos me dijo – la banda o yo- Lo siento, tía, la banda. Es así de crudo. ¿Preguntas si hay futuro? No creo porque hay mucho queme. Y lo entiendo. Para ellos es una banda paralela, pero yo no puedo estar cuatro meses en un armario, como un trapo, y que me digan -Eh! Mañana concierto!- Necesito creérmelo y estar conectado con la historia. No puedo tocar un botón y ponerme en modo NAD. Aun así, con la frustración y todo lo que podíamos haber hecho, me siento superorgulloso de haber sido, y ser siempre, un miembro de NAD.

¿Tendrías unas palabras acerca de cada uno de los miembros de NAD?

Claro. Pablo es el líder. De él surgió la idea de la banda y es quién toma el mayor peso y las decisiones. Es el más responsable y gestiona su grupo con mano de hierro. A pesar de que es un controlador, y entra en pánico cuando algo escapa mínimamente de su control, como führer de NAD yo le sigo donde sea porque es un buen líder. Y también es su grupo musicalmente. Para mí NAD es la batería de Pablo y mis letras.

El bajo de Carlos también está ahí, ¿no?

Carlos es el que mejor toca, y lo que hace esta guay porque es distinto, aporta otros dibujos a las composiciones. Pero no considero que el bajo de Carlos sea imprescindible en NAD, con tener un bajista que siguiese a Pablo, sería suficiente. A Carlos le aprecio mucho, pero es un caos y un generador de problemas acojonante (risas). Es un tío muy divertido y, cuando viene a Madrid estoy deseando verle ¡Tiene las llaves de mi casa! Ahora vive en Barcelona, pero uno de los mayores alicientes de los últimos conciertos de NAD era volver a juntarme con él. Y Héctor es el gérmen de las canciones y quien trae los riffs. Le quiero y le admiro muchísimo. Además es un tío con mucha ilusión y muy divertido.

Creo que sugeriste a Manolo Uvi para que produjera a NAD.

Yo respeto mucho la figura del productor. Grandes discos que nos gustan no hubieran sido tales sin un productor que dijese qué se debía limar. Al principio en NAD todos teníamos una idea, y como vi que la banda podía chutar, se me ocurrió contar con una opinión externa a la hora de grabar algo. Fue una chorrada, Pablo dijo que no, y no se volvió a mencionar. No tiene mayor transcendencia.

Alguna vez me has dicho que te gustaría tocar para grandes audiencias.. ¿Crees que esto encaja con la tendencia actual de mucha gente de la escena de mantener el Punk como algo ajeno al mainstream?

Me parece muy bien esa tendencia, pero me la suda. Tampoco me siento muy identificado con una escena que es endogámica y se mira al ombligo. Huyo de los guetos y de predicar a los conversos. Tocar siempre para tus treinta amigos, con bandas afines a ti y su público, que es el mismo que el tuyo, me parece un poco chuparnos las pollas entre nosotros. A mí me gusta tocar en una okupa, pero también me gustaría hacerlo en el Palacio de los Deportes, teloneando a Green Day. No estoy dispuesto a hacer concesiones en lo que escribo, ni en la música, pero sí me gustaría llegar cuanto más lejos, mejor. Mira, yo me creo lo que canto cuando subo a un escenario. Estoy satisfecho de lo que escribo y lo cantaría delante de todo el planeta. Si me odian o me tiran botellas, no pasa nada. Y si alguien se siente inspirado por lo que hacemos, pues perfecto. Sin más. Es una parida porque no voy a tocar en el Palacio de los Deportes…

Nunca se sabe. Rancid tocó allí y les telonearon bandas locales.

No hay voluntad por parte de mi banda.

Entiendo que ellos sí optan por mantener el Punk en la contracultura.

Me parece perfecto, pero si yo hoy soy punk no es porque los Sex Pistols tocaran en un sótano delante de veinte amigos, si no porque salieron en la televisión, crearon controversia y eso se expandió por todo el mundo y me infectó a mí. Y me cambió la vida. Es verdad que al final todo se contamina y aparece en el Punk mucha gente que sobra, pero hay algo innegable: si no surgen Green Day o Rancid, bandas que me la sudan y de las que no tengo ni un disco, no hubiera habido un revival Punk, ni hubieran vuelto bandas que hemos visto, ni se hubieran hecho reediciones. La visión del Punk de esas bandas, su público, su influencia… ¿me gusta? Pues no, pero puedo ignorarlo. Me quedo con la deriva positiva.

A mi me parece que el Punk hoy ha perdido todo su componente escandaloso, el descaro y la diversión. ¿Cómo lo ves tú?

Todo se transforma, y eso conlleva cosas buenas y malas. Del Punk puro, minoritario y elitista del ’75-’78, con sus códigos fácilmente malinterpretables, hasta que se hace masivo y se carga de dogmas, también aparece gente que accede a ello y aporta cosas muy positivas. ¿Tú crees que un chaval de Toledo como Héctor se hubiera hecho punk si no se hubiera hecho masivo? No. Y sin embargo a mí me parece que con su banda, su actitud y todo, aporta mucho a la escena Punk actual. Ellos lo conocieron, se lo creyeron, supieron beber de las fuentes correctas, fueron cribando y tienen una idea muy clara de lo que es ser Punk. Hay que aprender a ignorar lo que no te gusta de lo que te rodea y fijarte en lo que te mola.

Hablando de lo positivo, ¿Qué es lo más positivo que aporta el Punk como movimiento?

El espíritu de colaboración y el poder hacer las cosas al margen de los impedimentos que ponen autoridad, normas o circunstancias. Todo eso lo vence el Punk por el idealismo que tiene. Gracias a gente que apoya desinteresadamente, bandas como La URSS o Sudor pueden girar por EE.UU. y compartir momentos mágicos con un montón de gente que les ve, y se siente vivo con el mensaje y la música que están haciendo. Eso es para mí lo más positivo.

Mencionas a La URSS y Sudor… ¿La afinidad que has tenido con ellos, y otra gente, es de lo más gratificante que a ti te ha aportado el Punk?

Por ejemplo. El fanzine era para mí una manera de compartir y encontrar gente afín y vivir momentos mágicos con ellos. Te he conocido a ti, a Isidro, a Pepino, a NCC, a Radio 77… ¡He conocido a Johnny Rotten! A mis tres mejores amigos, Malcolm, Rober Ultrapüs y Miguel Ovelar, los he conocido gracias al Punk. No somos fans de un equipo de futbol, compartimos una cultura. Eso es lo que me ha aportado. Compartir un concierto, una entrevista, una conversación, con gente que lo aprecia tanto como yo mismo.

2 Comentarios

  1. Un mail de contacto para poder pasarme los demas numeros de Mortaje13 porfavor?? tengo el numero cero , y el de los tercera guerra mundial se me perdio….seria la ostia conseguirlos…!!!!!!!

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    1. Hmm.. Sospecho que el autor no tiene ya copias. Yo te podría fotocopiar el de Tercera Guerra Mundial, y algún otro que me fotocopiaron a mi en su día, si no recuerdo mal. Pero sería en un futuro, porque ahora mismo no los tengo a mano.

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